Oleo sobre lienzo

Me encanta decir óleo sobre lienzo. No sé muy bien qué significa, pero me suena romántico, tranquilo, suave. Es el ejemplo de algo que no sé lo que es pero me gusta.

Han pasado 25 páginas de mi vida como 29 pesadillas, pero hoy he dormido bien y se me ha pasado.

Hoy tengo eso que no sé muy bien que es pero me gusta.

Pero como secuela se me ha quedado un sentimiento contradictorio sobre las definiciones.

Ayudan a situarte, a saber a que a tenerte, a enmarcarte en tu cuadro. A tener reglas y saber que hacer en cada momento. Lo que está bien, lo que está mal. Pero a veces son una talla 38 y no me entran. Se me marcan los michelines de algo que no cabe en esa hechura y que no sé definir.

Pero las indefiniciones son peligrosas y escurridizas. Resbaladizas más bien, porque te lanzan o de das de narices. Entre ellas se cuelan todos tus «no se muy bien que es pero me gusta».

Si no defines, puede ser cualquier cosa.

Indefinir es un juego infinito de lo que a mi me de la gana que sea. Sin tallas.

Hay que saber que las definiciones cambian dependiendo del contexto y de quien te pregunte. Por eso es muy divertido preguntar el significado de los conceptos.

¿Qué significan para ti «jefe», «amigo», «crisis», «gordo», «profundo», «espectacular», «pasarlo bien»?

Vaya a saber uno si alguien coincide con otra persona.

Pero también es posible que distintas palabras correspondan a un mismo sentimiento. Así algo espectacular es una crisis. O un amigo es profundo. O pasarlo bien es gordo.

Definir e indefinir.

¿Juegas?