12:47 de la madrugada, mis manos tiemblan, la piel se eriza y un escalofrío se apodera de mi interior. Mi cuerpo está conmigo, mi corazón lo intenta y mi cabeza se dispersa con pensamientos que me llevan hacia ti.
Han pasado ya dos horas y mi cabeza no ha vuelto, intento hacerla entrar en razón, decirle que la luna y marte no giran en la misma órbita, pero sabe que a pesar de ello, en una galaxia tan pequeña lo escaso se hace abundante y lo abundante lo hace posible.
Mis ojos se rinden para no verte, pero al cerrarlos te veo más claro, y en el interior de mis sueños, en lo más recóndito de lo profundo, la luna y marte giran en órbita propia, desafiando así las posibilidades más imposibles del despertar.
Abro los ojos y te has ido, pero mi corazón y mi cabeza se han ido contigo.
OPINIONES Y COMENTARIOS