Un puño de adioses

Un puño de adioses

Ernesto Garro

24/06/2022

Tenía miedo de comenzar este escrito, primero trate de hacer un relato, segundo un cuento y por tercero intente no hacer nada. Hay algo en estos días que me recuerdan bastante a ti, los días nublados y las latas de cerveza regadas por el suelo parece que trato de hacer una escenografía de nuestros encuentros, yo práctico mis diálogos una y otra vez. No sé que hacer con ésta parte de mi vida, cuando estabas tu tampoco sabía que hacer pero, al menos sentía que hacía algo, creí que había nacido para amar, para vivir de tus espasmos. No fue así, creo que nací para vagar de manera interminable entre la dunas de un desierto que solo se encuentra en mi mente, retraído y silencioso quedé como si en lugar de una ruptura me hubieran hecho una lobotomía, lo peor es que no hubo ruptura aunque los dos sabíamos que nuestra pequeña aventura llegaba a su fin, no fuimos amantes, no fuimos esposos aunque juraba tenerte.

No era nuestro tiempo, lo repito aquí. No era nuestro tiempo. Aunque tu jurabas que era nuestro, estábamos lejos de ser algo y yo te dije que no era nuestro tiempo haciendo alusión a un cuento de Benedetti, donde los personajes no pueden estar juntos sino hasta ya de grandes, con hijos, viudos o divorciados. Solo que nuestra historia sigue en lo incomodo que es no hacer el amor.

Quizá te encuentre otras 3 veces, y tengamos ese encuentro a la quinta.

2

En alguna ocasión conocí a alguien más, lamentablemente no estábamos en sincronía. Teníamos planes distintos, mientras ella apuntaba a la derecha yo miraba a la izquierda, no nos volveremos a ver, no hablaremos más por las noches ni siquiera pensar en tus pies.

Reflexionando de manera más clara, nos libramos del deseo, como molestaba tu manera de ser tan altanera, lo arruinaba todo. Pensando un poco más con el pecho, pienso en que esa forma tuya de ser me atraía, desear con fuerza lo que no puedo tener. No te poseo, solo te deseo y con ello tengo pajas mentales. ¿Donde estarás? ¿Con quien y porque?. Odio, odio, odio, odio, odio, odio profundo y al final me recrimino por odiar tanto, todo es tristeza sino te veo o si no te siento, es oscuro si tú estás.

Debido a esa oscuridad es que tengo que dejarte, no puedo seguir así hundido en mis alucinaciones. Tengo que ver la luz aunque tenga que hacerte a un lado.

3

De todos casi te olvido a ti, ¿Cómo pude olvidar a alguien narcisista? Cuando me aleje de nuestro círculo social, cansado yo de ser menos, solo recibí el reproche del silencio. Hasta que unos días posteriores la verdadera queja llego, no hubo preguntas solo quejas. ¿Donde estuve y porqué? No, sino ¿Porqué me fui?, ¿Qué tan cruel o desconsiderado alguien puede llegar a ser para transformar todo hecho ajeno en propio? Mi tristeza ahora no se trata de mi sino de ti, tampoco mi auto-exilio, todo es tuyo y por ti.

Que te quede bien el mundo, es tuyo y por ti. No peleare en el campo de narcisos, te devuelvo mis inseguridades y mis ganas de asombrarte. Ya no quiero tu compañía si me aleja de mi.

Etiquetas: ernesto garro

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS