Tanto amor y la vida tan pasajera. Que la primavera con su belleza no puede romper la muerte y no dejar de brillar. De mis amigos ya nada queda ni los juegos, sólo queda el recuerdo, siempre sonoro como el agua de una estrella. Allá fui a dar a la isla de los sueños, donde todo marcha menos las flores de su parcela, vuelven a nacer donde mismo pero nosotros jamás volvimos. Que dicha es la vida pero pasajera como una rosa fresca.
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