Era el momento para deducir porque en quedarme con ella, tras sus aclamados gestos, no suelo resistir a tanta belleza.
No era mi culpa alcanzar la semilla de su jardín armonico enaltecido, con un poco de paciencia y entrega, suelo dirigir mis versos con un gran latido.
Pensé que iría para poder convencerme de su hermosura, aunque las inseguridades me aplastaban, nunca olvide esa idea con locura.
Conformarme con su presencia lejana no es lo mio, porque a pesar de los susurros inalcanzables, muestro mi valor para entregarle un radiante suspiro.
No veo la hora de que llegue fin de semana, cuando los días se vuelven extensos, sin mirar a lo lejos, voy recordar todo como un mañana.
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