Borrador

Hablo mucho del mar y de esa cala pero se lo debo.

Pasé innumerables tardes sentada en una de las rocas que están justo debajo de uno de los pinos que dan sombra y hacen del calor de Mallorca algo más llevadero. Fue mi parche momentáneo a la herida que en ese momento no paran de supurar.

Es curioso que siempre me hayan advertido de los peligros del mar y de ahogarse entre las corrientes pero que a mi me hizo emerger y salvarme de mí.

Le estaré eternamente agradecida.

Muchas veces me dijeron que en determinados momentos de mi vida debía hacer balanza entre las cosas buenas que la formaban y las no tan buenas.

Nunca me hizo falta después de una de las conversaciones que tuve con Aina cuando me nombró una de esas frases que se te queda guardada en algún rincón recóndito del cerebro pase el tiempo que pase :

 » De entre las grietas de la tristeza se mete la vida con sus detalles fascinantes. Aún tanto por agradecer que quejarse sería inadecuado.» Y qué razón compañera. Eternamente agradecida.

A ti que me escuchas cada vez que hablo de algo que me hace latir; Te escribo todos los días sin quererlo.

Entre el bullicio de las calles y los tiempos descontrolados, entre el ajetreo de una rutina que no se si mantiene vivo o ha prendido cerilla que se desintegra al compás del tiempo de un reloj. Entre esos días, me acuerdo de ti.

Tenemos la humana necesidad de permanecer en la memoria de los que viven. Gritando a pleno pulmón nuestros nombres desde rincones que ya no existen. Desde tiempos que ya no existen.

A mi eso ya no me interesa. Solo pido que me recuerden los míos. Y los tuyos. Y quizás también los vuestros.

Quizás por eso el escritor escribe y el pintor dibuja. Es una forma de permanecer y estar aunque ya no se esté entre los vivos.

Escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. Eso dicen que hay que hacer antes de dejar este mundo. Ahora mismo no recuerdo muy bien el orden correcto. ¿Plantar un árbol y después tener un hijo? Qué se yo.Quizás lo fácil sea escribir un libro pero no plantar ni regar semilla.

Ojalá por las venas de los míos no corran mis miedos pero eso ya es otro tema del que se hablará en otro momento.