El tiempo corría, tic tac tic tac su mundo se hacía pequeño, su cabeza dolía, sudaba, no podía respirar. —1, 2, 3 inhala, exhala, inhala, exhala … ¡Mierda! ¡todo lo bueno se va! ¡todo! ¡todo! todoooo… NO TENEMOS NADA… ni siquiera nuestra vida ¡Maldito dueño del tiempo! —Abalanzo con fuerza sus nudillos contra el espejo. Los restos del espejo cubiertos de sangre salieron disparados como mariposas. sujetó uno en su mano y logro ver su rostro: Apenas si lograba reconocerse. No resistió su reflejo y todo el cuarto de hotel se inundó de llantos y lamentos.
Un par de fotos enviadas dos días atrás en un sobre manila había despertado miedos del pasado, que hoy amarraban su corazón y garganta, nublaban su camino. La idea de perder todo de nuevo la hizo olvidar por completo su cita con su mánager a las 7:00 pm…
Al día siguiente el sol se filtraba por las rejillas de las costosas persianas del hotel Lexington, iluminando todo el rostro de Olivia que por fin tenía una expresión de tranquilidad. Respiró hondo, se lavó con agua fría la cara y reviso su celular. Una notificación señalaba 10 llamadas perdidas. —¡Mierda! olvide la cita con Mark —decía mientras frotaba su mano contra su frente. —Debo decirle lo de la carta —Pensó mientras se colocaba su cabellera rubia favorita.
Empaco todas sus cosas en la maleta, se puso sus lentes negros, salió del hotel y tomó un taxi en dirección a la discográfica Thompson. Aun cuando millones de personas habían escuchado sus discos, como de costumbre, nadie la reconocía. Entro al estudio con pase de visitante y se encontró con Mark, quien no se molestó en saludarla. —Entra, tenemos trabajo —dijo en voz baja, mientras abría la puerta y se aseguraba que nadie los estuviera viendo.
—¿Qué te pasa? ¿sí sabes que cada minuto le cuesta dinero a la discográfica? Dinero que solo puede ser compensado con ventas y descargas del disco —le reclamó Mark. —Lo sé, Tú sabes cuanto daría por tener un concierto en vivo —Olivia mantenía su mirada fija en el piso de madera.
—¿Cuánto crees que durará esta mentira Olivia?
—Poco —contestó, mientras se ponía los audífonos negros que cubrían por completo sus orejas.
La voz de su amor platónico «OLIVIA», que por momentos parecía un susurro de protesta, hacía sentir a Mark un productor de verdad. Los segundos se convertían en minutos, los minutos en horas y las horas en notas musicales, mismas que al inundar el estudio Thompson, detenían el reloj.
“Prueba con falsette” … “vamos con un tempo grave al principio” “En el coro el tempo es allegro no Moderato” … “¡Vamos! Terminamos con un pianissimo”. —Perfecto ¡Eres genial! ¿¡ya te lo había dicho!? —Grito Mark con una sonrisa a la vez que alzaba sus manos en símbolo de victoria.
—Las letras tenían mi alma y dicen por ahí que el alma es la única que no envejece —Respondió Olivia con una sonrisa.
—Olivia eres hermosa ¿Por qué insistir en ocultarte?
Ella salió de la cabina, se sentó a su lado y respiro profundo —Ayer en la mañana llegó al hotel este sobre con fotos mías de antes del incidente y ayer entrando al set —Los ojos de Mark se abrían mientras fruncia el ceño preocupado. —amenazaron con revelar la verdad si no me presentaba a este lugar —señaló con el dedo una dirección escrita a mano.
— Pero… Olivia esta es la dirección del aeropuerto —Mark ladeó su cabeza extrañado. —¿Crees que haya vuelto? —susurró Olivia a punto de desvanecer.
OPINIONES Y COMENTARIOS