«Si no tienes tiempo para leer, no tienes el tiempo (o las herramientas) para escribir. Tan simple como eso».
Como no evocar el proceso que ha tenido la escritura durante décadas, la creatividad del hombre ha hecho posible el invento de la escritura para poder comunicase a largas distancias; al inicio el tallado sobre una piedra, luego el papel que dio un giro de cien grados y radicalmente las pantallas corroborando lo que menciona Ramón C. en su documento Club de escritura.
La escritura ha sido un medio eficaz para relatar historias, indudablemente inolvidables que a través del tiempo han sido relatadas en familia o en grupo de amigos; hermosas anécdotas difíciles de olvidar, recordarlas es revolver las páginas de nuestra imaginación que jamás se borrarán; nos causa nostalgia ya no tenerlos a nuestros relatadores (abuelos) que ponían ese truquito perspicaz. Lo consideraban al escrito como una reliquia que lo guardaban en un lugar específico, para quizá al siguiente día retomar otra de tantas historias y con la voz elocuente dar inicio a la plática dejándonos atónitos. ¿Cómo interrumpirlos ante tan mágico discurso en donde nuestros ojos no tenían tiempo ni para el parpadeo? Esa es la incógnita que llevaremos a la tumba.
Con el paso del tiempo la historia de la escritura ha ido tomando radicalmente otros rumbos, la creatividad del hombre ha sido sorprendente, tal es así que las pantallas digitales nos lo han demostrado con solo hacer un clic y ya navegamos por sitios innavegables; la información que nos ofrece es de toda índole y para el deleite de chicos y grandes, navegar en las corrientes del mundo digital es lo máximo.
Nuestros textos dibujan una trama digitalizada que hablan por sí solos, esa imagen retocada que elegimos como avatar, emoticones, onomatopeyas, entre tantos inventos; se incorporan creativamente a los mensajes que hacen que hasta el más ilustrado forme parte del abanico del fárrago digital. Hoy por hoy, manejar el lenguaje es esencial para obtener una ciudadanía digital plena, pero no alcanza ya con saber leer y escribir; tenemos que hacerlo de modo creativo, en donde se exponga la imagen de manera que el receptor se sienta atraído e incluso se familiarice a que forme parte de ese mundo mágico.
El discurso híbrido en este siglo XXI nos obliga a reaprender la lengua que creíamos conocer y que en la pantalla se expande en: hipertextualidad, multimedialidad e interactividad. Para entender esta expansión digital he seleccionado la siguiente cita textual: “@SilviaRGelbes es una divulgadora de la lengua española, atenta a los cambios sutiles que vienen del futuro sin perder de vista el riquísimo acervo lingüístico que nos precede”1. Mi apreciación frente a esta cita textual diría que tenemos que estar a la par con este mundo digitalizado, estar inmersos frente al cambio tecnológico tanto de la lectura y escritura, sobre todo interpretarla con el cúmulo de imágenes que nos ofrecen las diferentes herramientas digitales y estar a la expectativa de los cambios drásticos que nos presentan las TIC.
1.https://quonomy.com/las-frases-sobre-la-escritura-mas-inspiradoras
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