Cruce de miradas

Cruce de miradas

Sonder

19/05/2022

Más que una persona, fue una sensación. Su mirada frente a la mía solo duró un instante, aunque lo suficiente como para no olvidarla jamás. Sus ojos, frágiles como el cristal, al mismo tiempo que penetrantes como el más afilado de los metales, se cruzaron con los míos. Ella, de cabello ondulado y claro, se mostró tímida al observar que también me percaté de su sonrisa, a pesar de portar una mascarilla que ocultaba parte de su rostro, por lo que decidió apartar la mirada. Por tanto, ambos seguimos nuestro camino, retornando a la realidad, recordando las prisas y todo lo que nos quedaba por hacer ese día, y que habíamos logrado olvidar con algo tan sencillo y banal como un cruce de miradas, ya fuera por interés o por mera curiosidad. No sin antes volver la mirada mientras andaba, para así guardar aquella imagen en mi recuerdo. Para mi asombro, ella también estaba allí, intrigada por mi persona. Fue entonces cuando sentí más vergüenza aún, y creo que ella también, de modo que ambos nos retiramos, cada uno por su lado.

El resto del día no pude parar de pensar en ella y en su vestido blanco de flores rojas, aquel que sigo buscando a día de hoy, cada mañana, al pasear por aquel dichoso cruce de caminos, intentando forzar el destino. Aquel que nos juntó en un tiempo récord para posteriormente ser superado segundos más tarde, esta vez para separarnos, a pesar de mi mezquina y tozuda idea de reencontrarnos.

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