LAGUNA DEL TORO

LAGUNA DEL TORO

freddInca

18/05/2022

Hipólita es una mujer de 49 años, que vive sola en medio del campo, no tuvo pareja, ni hijos por dedicarse a cuidar a sus padres ancianos hasta sus últimos días de vida, desde muy temprano sale con sus de ovejas y su par de vacas para llevarlas a pastear. Salió rumbo a la laguna del toro, en eso se encontró con dos vecinos, -“hola vecina Jacinta, hola vecino Felipe”- dijo Hipólita sonriente, -“buenos días vecina Hipólita, ¿cómo está usted?”- dijo Felipe amablemente, -“bien gracias, aquí llevando a los animales a pastear y a beber agua a la laguna”- dijo Hipólita sonriente, -“pues deberías cuidarte Hipólita, recuerda que esa laguna está encantada, no vaya ser que te resultes perdiendo entre sus aguas”- dijo Jacinta seria, -“Jacinta deja en paz a la vecina, no le haga caso Hipólita, vaya con cuidado ya que es algo peligroso cuando llega la noche”- dijo Felipe, -“no se preocupe don Felipe, yo se cuidarme, si no le tengo miedo a las tarántulas peludas y venenosas, no le voy a tener medio al agua, cuídese también usted”- dijo Hipólita con ironía mirando a Jacinta, quien se dio cuenta de su indirecta y se marchó, luego de despedirse de don Felipe continuo su camino.

-“Esa Jacinta no sé por qué se las trae conmigo, yo solo soy amable con don Felipe, somos vecinos y amigos, vaya mujer tan celosa, acaso yo le voy a quitar a su marido, eso jamás, que se cree esa Jacinta”- dijo Hipólita renegando en el camino. –“¿Qué haces Hipólita?, ya te estas volviendo loca hablando sola”- dijo Remedios, se le acerco, -“hola Remedios, ¿cómo te va?, ¿también vas al lago?”- dijo Hipólita sonriente, -“si, voy a traer agua para los animales, pero dime ¿por qué renegabas?”- dijo Remedios, -“me encontré a Jacinta y a don Felipe, les salude pero ella me contestó con sus ironías”- dijo Hipólita, -“esa Jacinta no tiene solución, ya sabes cómo es, don Felipe es un buen hombre, no sé cómo se pudo casar con esa mujercita amargada”- dijo Remedios riéndose, -“¿y tú?, estas muy contenta, ¿a que se debe?”- dijo Hipólita, -“si, recibe una carta de mi hijo que esta en la capital, te vine a contar o que me escribió, me dijo que está trabajando en una fábrica de zapatos, que le está yendo muy bien, me mando mis monedas”- dijo Remedios contenta, -“qué bueno, me alegra que a Gerónimo le esté yendo bien por la capital”- dijo Hipólita, -“hace como 8 meses que se fue, quiero que venga a visitarme para las fiestas navideñas”- dijo Remedios, -“si entiendo”- dijo Hipólita triste, -“lo lamento amiga, no quise que te sintieras triste, mira si quieres puedes acompañarnos en la noche buena”- dijo Remedios, -“gracias, lo tendré en cuenta, pero tu sabes que no me gusta dejar solos a mis animales, pueden ser víctimas de los zorros, tu sabes que esos animales salen por las noches a cazar”- dijo Hipólita, -“tienes razón pero ya te dije consíguete un perro”- dijo Remedios, -“tuve uno y lo tuve que regalar ya que se había comido tres pollitos”- dijo Hipólita, -“es verdad, a veces son muy traviesos”- dijo Remedios, -“cuéntame mas que te escribió tu hijo”- dijo Hipólita.

Hipólita iba al pueblo a vender sus aves de corral, unas mujeres la veían llegar y murmuraban, Hipólita las ignoraba. –“Hola muchachito, ¿cómo estas, donde están tus padres?”- dijo Hipólita sonriente, -“no toques a mi hijo Hipólita, si quieres tocar un niño, consíguete los tuyos”- dijo la madre del menor molesta alejándolo, -“solo le hice un cariño, ¿qué hay de malo en eso?”- dijo Hipólita, -“no me gusta que le hagas cariños y menos una solterona como tú”- dijo la madre del menor molesta, Hipólita se sintió triste, siguió con su camino.

Luego vendía sus aves a un comerciante, -“pero don Teobaldo, lo que me ofrece es muy poco, mis gallinas están bien gordas, valen más, me las está comprando a muy bajo precio”- dijo Hipólita, -“bueno tú decides, las dejas aquí o te vas a tu chacra, nadie te va a pagar mejor que yo, así que decide, las lluvias de estos últimos días han malogrado cosechas y no tengo mucho dinero”- dijo el hombre serio, -“bueno, tiene razón en eso pero no sea malito págueme un poco más”- dijo Hipólita, -“ya te eh dicho que es lo que te puedo dar y si no quieres mejor vete que me estorbas”- dijo don Teobaldo molesto, Hipólita no sabía qué hacer, lo pensó, luego lo acepto ya que vino desde muy lejos, -“ya pues no me queda de otra, acepto”- dijo Hipólita, -“si no eres tan bruta como pareces, toma el dinero y ya vete de una vez antes que me arrepentía y te pague menos”- dijo el hombre serio, Hipólita recibió el dinero y le agradeció, se iba hacer su compras. -“Necesito azúcar, menestras”- dijo Hipólita, el comerciante le entrego su pedido, Hipólita le pago, -“espera, ¡¿tú crees que soy idiota?!,¡me quieres pagar con dinero falso serrana bruta!”- dijo el comerciante molesto, -“¿Cómo?, ¿qué dinero falso?, y no me insulte, serranos somos todos aquí o acaso está usted en la capital y ese cree muy costeño”- dijo Hipólita seria, -“devuélveme mis cosas y llévate tu dinero, estos son billetes falsos”- dijo el comerciante devolviéndole su dinero, -“billetes falsos, no pude ser, esto me los dio don Teobaldo, y si están falsos, como no me di cuenta, perdóneme casero”- dijo Hipólita marchándose apresurada al puesto de don Teobaldo.

-“¿Cómo crees que yo te voy a dar esos billetes falsos?, seguro te los dio otra persona y vienes a echarme la culpa a mí”- dijo don Teobaldo molesto, -“fue usted, si llegue sin dinero al pueblo y usted fue el único que me dio este dinero por mis gallinas”- dijo Hipólita molesta, -“en todo negocio cuando recibes dinero se revisa, se cuenta antes de marcharse, tu no lo has hecho, ya no vengas a molestarme, vete de aquí Hipólita”- dijo don Teobaldo molesto, -“don Teobaldo fue usted, devuélvame mis gallinas entonces”- dijo Hipólita seria, -“no te voy a devolver nada, primero devuélveme mi dinero y no ese falso”- dijo don Teobaldo enojado, -“es usted un ladrón, me engaño, no le pienso a volver a vender nada”- dijo Hipólita enojada, -“ya cállate la boca y vete antes que me hagas perder los papeles”- dijo don Teobaldo molesto sacando su márchate, Hipólita lo miro y se fue.

Camino a su casa, Hipólita llena de rabia soltaba lágrimas, -“¿qué paso amiga, porque lloras?”- dijo Remedios acercándose, -“me engañaron con billetes falsos, rabia me da”- dijo Hipólita secándose las lágrimas, -“¿Cómo?, haber cuéntame”- dijo Remedios. Hipólita le contaba lo sucedido con los billetes falsos, -“pobre de ti , ese don Teobaldo es una rata, ya no llores amiga, mira, yo te puedo dar algo de mis cosas que compre con el dinero que me mando mi hijo”- dijo Remedios dándole algo de sus compras, -“no amiga, eso es tuyo”- dijo Hipólita, -“eres mi amiga, además yo que hago comprando tanto si vivo sola, mejor lo comparto contigo antes que se me malogre”- dijo Remedios, -“gracias, lo aceptare pero luego te lo pienso devolver cuando saque lo de mi cosecha”- dijo Hipólita agradecida, -“ya amiga, no llores, vamos por ahí, te cuento lo que me entere dicen que se perdió un par de ovejas del vecino Don Artemio, no es primera vez que se le pierden sus animales, dicen que debe ser un zorro, él ya puso trampas en sus corrales, yo también pondré trampas en mis corrales, me vayan a desaparecer mis puercos o mis ovejas”- dijo Remedios, -“hay que estar prevenidos, dime ¿iras a la laguna hoy?, tengo que ir por agua para mis animales”- dijo Hipólita, -“no puedo amiguita, luego de cocinar tengo que ir al pueblo, es que mi hijo me llamara por la tarde a la casa de doña Anastasia”- dijo Remedios, -“quien como tú que tienes un hijo, alguien que te visite”- dijo Hipólita triste, -“no hables así amiga, tú me tienes a mí, también te visito”- dijo Remedios, -“pero no es lo mismo que un hijo, tú tienes alguien que se preocupe por ti, que te llame o escriba, un hijo es distinto, cuando estés enferma él vendrá a verte, pero uno que está sola ¿quién vendrá a verme?”- dijo Hipólita triste, -“pues a mí me tienes, soy tu amiga y para eso estamos las amigas para ayudarnos cuando lo necesiten”- dijo Remedios, -“gracias amiga, tú tienes suerte en tener un hijo, me hubiera gustado tener uno a mí también”- dijo Hipólita triste.

Hipólita estaba con sus baldes, yendo a la laguna, pasaba por el camino y veía una imagen de piedra que parecía la de un toro, se detuvo a mirarlo, luego siguió su camino. Al llegar al lago, llenaba sus baldes con el agua, en eso veía a lo lejos una niña que se metía en el lago, -“¿y esa niña, se está metiendo al lago?, se puede ahogar, ¡oye niñita sal de ahí!, no me escucha, ¿será que el lago la encanto?”- dijo Hipólita asustada, soltó sus baldes, corrió hacia el rescate de la niña, mientras la llamaba, entro al lago, la cargo, y la saco, -“¿qué haces niña, porque te metiste al lago, donde están tus padres?”- dijo Hipólita, -“no tengo”- dijo la niña de cabellos rubios y piel blanca, -“¿no tienes papás?, ¿de dónde vienes?”- dijo Hipólita, -“no lo sé”- dijo la niña asustada, -“¿qué haces solita, te has perdido?, o te abran abandonado tus papás”- dijo Hipólita, la niña la abrazo, se veía asustada, -“te llevare a mi casa a secarte, no te vayas a resfriar, luego vamos al pueblo”- dijo Hipólita, -“no, no quiero ir por favor”- dijo la niña asustada, -“está bien, tranquilízate, no te llevare hoy, pero vamos a mi casa a cambiarte de ropa”- dijo Hipólita llevándola a su casa.

Hipólita Tras secarla y poniéndola junto al fuego le iba hablando, -“aquí te vas abrigar niñita, dime ¿cómo te llamas?”- dijo Hipólita, -“Laguna”- dijo la niña, -“¿Laguna, que es nombre es ese?,¿cuántos años tienes”- dijo Hipólita sonriente, -“tengo 6”- dijo la niña, -“no recuerdas nada, tal vez te golpeaste la cabeza y perdiste la memoria, ¿qué hacías en el lago?, dime”- dijo Hipólita, -“no lo sé”- dijo Laguna, -“no sé qué voy hacer contigo, ¿quieres comer algo?”- dijo Hipólita, la niña algo asustada dijo que si moviendo la cabeza. Hipólita le parecía extraño, -“si la llevo al pueblo con la policía, espero que no me acusen de ladrona, ¿qué hago?, no tiene papás, si es huérfana, o si al abandonaron, si es así me quedare con ella”- dijo Hipólita sonriente estaba en la cocina.

Cenaba con la niña en la mesa, -“¿Laguna te gusto la comida?”- dijo Hipólita, -“si”- dijo la niña sonriente, Hipólita le acariciaba su cabeza, -“que linda niña eres, ¿te gustaría quedarte a vivir aquí conmigo?, hasta que encontremos a tus papás”- dijo Hipólita, -“si me gustaría”- dijo Laguna contenta, en eso escucho el sonido de una oveja, la niña corrió a mirar por la ventana, -“tranquila es una oveja, tengo muchas y algunas vacas, gallinas y patos, ¿te gustan los animales?”- dijo Hipólita, ella movió la cabeza diciendo que sí, -“entonces, me ayudaras a cuidarlos”- dijo Hipólita, -“si”- dijo Laguna sonriente, -“entonces te quedas conmigo hasta que tus padres aparezcan, cuidaremos a mis animalitos y te daré el amor y cuidados como una madre”- dijo Hipólita, -“¿serás mi mamá?”- dijo Laguna, -“si, hasta que encontremos a la tuya”- dijo Hipólita sonriente, la niña la abrazo, Hipólita sonrió.

Al día siguiente, se escuchaba a Remedios que la llamaba a la puerta, -“escóndete Laguna, que no te vea Remedios”- dijo Hipólita, Laguna obedeció y se fue al cuarto. -“Dime Remedios que sucede”- dijo Hipólita saliendo a recibirla, -“vine a invitarte a mi casa para cocinar juntas”- dijo Remedios, -“gracias pero ya cocine y me iré al pueblo a buscar nuevos clientes para vender mis animales”- dijo Hipólita, Remedios la veía algo nerviosa, -“¿estás bien amiga?”- dijo Remedios, -“si estoy bien, pero ya te dejo, porque tengo cosas que hacer, hablamos más tarde”- dijo Hipólita sonriente se despidió, Remedios se marchó notándola extraña.

-“Ya puedes salir Laguna”- dijo Hipólita, la niña salía del cuarto, –“¿te asustaste?, discúlpame, es que no quiero que nadie te vea aun, vayan a pensar que te robe, hay que estoy haciendo”- dijo Hipólita asustada, Laguna la abrazo suerte, -“ya tranquila, ya paso, no te entregare a la policía, te quedaras conmigo, ya te dije que seré tu mamá por este tiempo, tú serás mi hija, la hija que nunca tuve”- dijo Hipólita triste, Laguna le dio un beso en la mejilla.

Llegaba la noche, -“aquí dormirías conmigo”- dijo Hipólita arropándola en su cama, -“me cuentas un cuento mami”- dijo Laguna, -“¿me dijiste mami?”- dijo Hipólita contenta, -“si, me quiero quedar a vivir contigo, no me dejes en el pueblo”- dijo Laguna triste, -“no lo hare hijita, ya te dije que serás mi hija hasta que aparezca tu verdadera madre”- dijo Hipólita, -“yo me quiero quedar a vivir contigo”- dijo Laguna, -“yo también quisiera eso pero tienes unos padres tal vez te deben estar buscando”- dijo Hipólita, -“nadie me busca, tu eres ahora mi mami”- dijo Laguna abrazándola, Hipólita soltaba lágrimas de felicidad, -“está bien seré tu mami, te voy contar un cuento”- dijo Hipólita contándole, mientras Laguna se dormía.

La noche era oscura, Jacinta estaba en su casa durmiendo con su esposo, cuando escuchaba los ruidos de sus ovejas, -“¿qué es eso?, oye Felipe despierta, escucha eso”- dijo Jacinta inquieta, Felipe se despertó y no oyó nada, -“no es nada mujer, déjame descansar que mañana tengo que trabajar”- dijo Felipe serio se volvió acostar, -“escuche algo que andaba en los corrales, anda ve que es”- dijo Jacinta, -“deben ser las ovejas”- dijo Felipe durmiendo, -“¿y si se trata de un zorro?”- dijo Jacinta seria, –“está bien, iré a ver”- dijo Felipe serio. Él tomo una lámpara y salió a mirar entre los corrales veía a las ovejas que estaban en un rincón asustadas, -“¿qué les pasa?- dijo Felipe entrando al corral a ver lo que sucedía, en eso las ovejas asustadas corrieron hacia el otro extremo empujándolo, Felipe cayo y veía una oveja muerta, asustado se puso de pie, -“¿qué le paso?, ¿será un zorro?”- dijo Felipe asustado, enojado tomo una pala. Jacinta estaba en su cuarto cuando escuchó un ruido en la cocina, -“¿Felipe que fue lo que estaba asustando a las ovejas?”- dijo Jacinta, pero no le contestaron, ella se puso de pie y fue a la cocina, -“¿qué no me oyes Felipe?”- dijo Jacinta entrando, viendo todas las ollas en el piso, -“¿qué paso aquí?”- dijo ella intrigada, miro la ventana abierta, se asomó a ver a su esposo, de pronto apareció el cuerpo de una serpiente enorme, ella grito asustada y fue hacia su cuarto, -“¡Felipe, Felipe!”- dijo Jacinta asustada, -“¿qué pasa mujer?”- dijo Felipe encontrándola asustada, -“hay hago por la ventana, un animal afuera”- dijo Jacinta aterrada lloraba, -“el ese zorro maldito, mato a una de las ovejas”- dijo Felipe serio, -“¡no se trata de un zorro, no parecía un zorro parecía una serpiente enorme!”- dijo Jacinta asustada, -“¿serpientes aquí?, iré a ver”- dijo Felipe asomándose a la cocina, -“no vayas, te puede morder”- dijo Jacinta asustada al verlo marcharse, se quedó adentro. Felipe salió por detrás de la cocina, en el suelo había un rastro, extrañado siguió el camino, en eso escuchó un ruido por detrás, asustado iluminaba con su lámpara, no había nada, en eso de un árbol le cayó encima una oveja muerta, asustado miro hacia todos lados, veía la cola de la serpiente que se alejaba de su casa, asustado se metió a la casa. –“¿Qué paso, que fue?”- dijo Jacinta asustada, -“es una serpiente, tenía una gran cola, es muy grande”- dijo Felipe asustado tomo su machete, -“¿qué haremos?”- dijo Jacinta temblando, -“ya se fue, solo queda esperar a que amanezca, encendamos todas las luces, no dormiremos esta noche”- dijo Felipe asustado, Jacinta obedecía, atrancaron la puerta, se abrazaron asustados.

Al día siguiente, Hipólita despertaba, no veía a su lado a la niña, -“¿Laguna, hija, dónde estás?”- dijo Hipólita asustada, fue a buscarla por la casa y la veía en el corral con las vacas, -“¿son vacas verdad?”- dijo Laguna sonriente, -“si son vaquitas pero ¿qué haces despierta tan temprano?, me asustaste, recuerda que no debes a salir de la casa”- dijo Hipólita, -“no te preocupes mami, solo quise venir a ver a los animales”- dijo Laguna, -“está bien pero avísame, ahora vamos a preparar el desayuno”- dijo Hipólita llevándola a casa.

Cuando tocaron la puerta, -“ve a esconderte y recuerda no salir hasta que yo te lo diga”- dijo Hipólita asustada, Laguna obedeció y se metió en el cuarto. Hipólita fue abrir la puerta y entro Remedios asustada, -“Remedios buen dos días ¿qué te pasa, porque tocas así?”- dijo Hipólita, -“es que no sabes, escuche que vino la policía del pueblo a la casa de Felipe, y sabes ¿por qué?”- dijo Remedios, -“¿Por qué?”- dijo Hipólita, -“al parecer un animal se metió dentro de sus terrenos en la noche y mato a dos ovejas”- dijo Remedios, -“el zorro de nuevo, deberían ponerle veneno a ese animal”- dijo Hipólita, -“no, es que ellos dicen que no fue un zorro lo que vieron, si no que fue lago más peligroso”- dijo Remedios, -“¿qué animal vieron?”- dijo Hipólita, -“una anaconda, la vieron que era ancha pero no vieron que tan larga, vieron una parte de su cuerpo y su cola, que susto se llevaron”- dijo Remedios, -“¿una anaconda aquí en la sierra?, como puede haber esos animales aquí”- dijo Hipólita extrañada, -“es lo que dijeron, la policía hará investigaciones por los alrededores, tal vez fue eso lo que había matado a los animales de don Artemio”- dijo Remedios, -“que miedo, ojala nos e venga por aquí ese animal, estaríamos en peligros mi niña y …”- dijo Hipólita deteniéndose, -“¿tu niña, cual niña?”- dijo Remedios, -“mi niña, la ovejita nueva que tengo pues, debo estar alerta ahora amiga, y tú también con cuidado”- dijo Hipólita, -“yo tengo una escopeta, si va por mi casa de un balazo la mato”- dijo Remedios, -“yo también estaré armada con mi machete, bueno te dejo porque tengo que cocinar y cosas que hacer, como bañarme e irme a sembrar”- dijo Hipólita abriendo la puerta, Remedios la veía extraña, -“está bien amiga, luego vengo a verte”- dijo Remedios, -“no mejor no vengas, por que estaré muy ocupada amiga, mejor más tarde te busco”- dijo Hipólita, -“¿no iras a la alguna del toro hoy?”- dijo Remedios, -“no iré, tengo suficiente agua que traje”- dijo Hipólita nerviosa, Remedios se despidió, la veía misteriosa.

Hipólita fue al cuarto a ver a la niña, -“hijita no quiero que estés sola, dicen que hay un animal muy peligroso por las noches, no te vaya pasar algo”- dijo Hipólita abrazándola asustada, -“si mamá”- dijo Laguna abrazándola, -“vamos a preparar el desayuno para luego dar de comer a los animales”- dijo Hipólita.

La noche llegaba, -“mamá cuéntame otro cuento”- dijo Laguna en su cama, Hipólita la peinaba, -“está bien, te voy a contar uno pero antes déjame revisar que todo esté cerrado en la casa, también encenderé unas lámparas afuera para que nada se acerque”- dijo Hipólita, -“¿crees que se animal puede a venir aquí?”- dijo Laguna, -“espero que no, y si viene peor para ese animal por que no voy a permitir que asuste a mi niña”- dijo Hipólita, -“tú me cuidaras de que no me hagan nada verdad”- dijo Laguna, -“claro que sí, te lo juro mi niña que no te pasara nada”- dijo Hipólita abrazándola.

-«Hoy si se me hizo tarde en el puesto del pueblo”- dijo Remedios llegaba cansada a su casa, su perro la recibía contento, -“oso, ya no ladres, ya estoy aquí”- dijo Remedios acariciando a su mascota, luego fue a la cocina a servirse un café, el perro escucho un ruido y fue a ver que era, empezó a ladrar, -“¡ya oso, no ladres ya te voy a dar tu comida!”- dijo Remedios sonriente se fue a ver al perro que dejo de ladrar, cuando dio un llanto, -“¿oso, perrito dónde estás?”- dijo Remedios algo extrañada, fue a buscarlo pero no lo encontraba, -“¡¿oso?!”- dijo Remedios buscándolo, fue a su cuarto, miro debajo de la cama, no veía nada, en el techo se veía una cola de la serpiente, Remedios sintió que algo le goteo en su cabeza, ella se tocó y veía que era sangre miro hacia arriba, veía la serpiente que tenía envuelto al perro, asustada grito al ver como el animal la miraba y sacaba su lengua bífida, ella salió gritando de la casa, -“¡ayúdenme!”- dijo Remedios corriendo como alma que lleva el diablo.

Hipólita estaba durmiendo, se despertó al escuchar su puerta golpear, -“¿quién será?”- dijo Hipólita, en eso no vio a su hija a su lado, -“¡¿Laguna, hija dónde estás?!”- dijo ella asustada, fue rápido abrir la puerta, -“hay amiga no sabes lo que vi en mi casa, es una serpiente enorme, está en mi casa, mato a mi oso”- dijo Remedios llorando asustada, -“¿qué dices, en tu casa?, ¿estas segura?”- dijo Hipólita calmándola, -“la vi enrollada, estaba en las vigas de mi techo, tenía a mi perro apunto de comérselo, me vio con esos ojos horribles”- dijo Remedios llorando asustada, -“quédate aquí entonces”- dijo Hipólita, -“primero acompáñame al pueblo avisar a la policía, que vengan a matarla”- dijo Remedios, -“pero no puedo irme ahora de la casa”- dijo Hipólita, -“¿Por qué?, ¿dime porque no puedes acompañarme?”- dijo Remedios, -“es que yo…, amiga no te puedo decir”- dijo Hipólita, -“¿porque no puedes decirme?, te eh notado rara últimamente, dime que pasa Hipólita, ¿qué ocultas?”- dijo Remedios, -“¿mamá?”- dijo Laguna apareciendo, Remedios miro a la niña y se asustó, -“¿Laguna hija, dónde estabas?, dime”- dijo Hipólita abrazándola, -“fui al baño”- dijo Laguna nerviosa mirando a Remedios, -“¿quién es esa niña, porque te dice mamá, porque le llamas hija, que esta pasando Hipólita?”- dijo Remedios sin entender, -“ahora te lo contare, Laguna ve a la cama y espérame ahí”- dijo Hipólita, -“tengo miedo mamá”- dijo Laguna asustada, -“hijita no te asustes, Remedios es mi amiga, ella no hará ni dirá nada, ve a dormir ya te alcanzo”- dijo Hipólita, la niña obedeció. Remedios las miraba, -“¿me puedes explicar esto?”- dijo Remedios, -“te lo contare pero prométeme que no dirás a nadie, prometérmelo”- dijo Hipólita, -“¿te la robaste acaso?”- dijo Remedios, -“no, me la encontré, está perdida, tranquilízate y déjame contarte”- dijo Hipólita platicándole la historia de cómo encontró a Laguna, Remedios escuchaba.

-“No puedo creer todo lo que me cuentas, pero si esa niña se ve que es de familia adinerada, mira sus cabellos, sus ojos, su raza, es distinta a la nuestra, hay amiga entiendo que te hayas encariñado por que no tienes hijos pero de ahí a quedártela, si sus padres la buscan y ponen una denuncia en contra tuya por secuestro, ¿qué harás dime, como te salvas de esta?”- dijo Remedios, -“les diré la verdad, que yo me la encontré, la salve de ahogarse, ella no quiere irse la pueblo, me lloro, me rogo, me dijo que no tiene papás, además mañana pensaba ir al pueblo a preguntar si hay alguien buscando a una niña perdida”- dijo Hipólita asustada, -“no sé qué decirte, tienes un buen corazón pero ante la gente lo verán como un secuestro, te acusaran de roba chicos”- dijo Remedios preocupada, -“por favor no digas nada, deja que intente encontrar a su familia y si nadie la reclama me la quedo, quiero tener una hija, quiero ser madre y con ella lo estoy aprendiendo por favor Remedios, tu sabes de mi soledad, tu sabes de tanto que anhelo ser madre, de mi dolor al ver mi casa vacía, por favor Remedios calla y no digas nada, te prometo que no te involucrare por favor, déjame cumplir este deseo de tener una hija aunque se por un corto tiempo hasta que aparezcan sus padres”- dijo Hipólita llorando, -“está bien, callare, no diré nada porque sé que eres una buena mujer que cuidaras a la niña, además eres mi amiga pero averigua quienes son sus padres y devuélvela, si no aparecen cuéntales a la policía los sucedido, si gustas yo te puedo acompañar, no juegues con fuego”-dijo Remedios, -“está bien, mañana averiguare en el pueblo, si no se nada luego te pido que me acompañes avisar a la policía”- dijo Hipólita, -“ahora iré al pueblo avisar a la policía sobre la anaconda esa, tú quédate con la niña, ya mañana te veo”- dijo Remedios, -“¿no dirás nada?”- dijo Hipólita, -“no te preocupes, confía en mí”- dijo Remedios, -“llévate mi machete”- dijo Hipólita dándole su arma, Remedios la tomo y se marchó, Hipólita triste entro a su cuarto, se acostó con Laguna.

Al día siguiente, Hipólita daba de desayunar a su hija, -“iré al pueblo a comprar algunas cosas para comer y de paso vender estas gallinas, quédate en la casa no el abras a nadie, no salgas por favor y si escuchas algo raro te vas corriendo por el camino a hasta el vecino, que yo si no te encuentro, ahí te buscare entendido”- dijo Hipólita, -“si mamá”- dijo Laguna, Hipólita se marchó dándole un beso. Al llegar al pueblo, estaba vendiendo sus gallinas a una señora, ya revisaba el dinero recibido, luego paso por la comisaria quiso entrar pero se detuvo, luego veía a Jacinta conversar con algunas de las vecinas, murmurando de la serpiente que estuvo en casa de Remedios, hablaban que si la policía no hacía nada ellos harían un equipo de caza para acabar con ese animal peligroso, Hipólita siguió su camino.

Hipólita estaba de regreso en su casa, veía a Remedios aparecerse, -“¿Remedios que haces aquí?”- dijo Hipólita asustada, -“vine a contarte lo que paso ayer, cuando fueron a mi casa la policía, no encontraron a ninguna serpiente, me dijeron que me lo había imaginado como Felipe y Jacinta, tampoco encontraron a mi perro, seguro ese animal ya se lo comió, hay amiga estoy tan asustada, hoy quiero dormir en tu casa”- dijo Remedios, -“está bien puedes quedarte”- dijo Hipólita, -“¿y dime, fuiste a la policía, preguntaste si están buscando a una niña perdida?”- dijo Remedios, -“si fui, me acerque a ver si hay alguna noticia de alguien desaparecido pero no hubo ninguna”- dijo Hipólita, -“¿cómo alguien la abra abandonado?, y si la robaron de la capital, y la dejaron por aquí, puede ser eso”- dijo Remedios, -“bueno tengo que escuchar algo para decir que me la encontré no puedo presentarme así nada más, me vayan acusar de ladrona”- dijo Hipólita, -“bueno amiga solo espero que hagas lo correcto”- dijo Remedios, -“eso hare”- dijo Hipólita.

Hipólita presento a Laguna como su hija, Remedios sonreía, -“¿y no tienes papás?, ¿no te acuerdas con quien vivías antes, ni lo que hacías en ese lago?”- dijo Remedios, -“no”- dijo Laguna jugando con una muñeca, -“te digo que perdido la memoria, esperaré a que alguien la reclame, mañana comprare el diario a ver que noticias hay de la capital”- dijo Hipólita, -“¿y si no hay noticias?”- dijo Remedios, -“seguiré con la niña en mi casa, esperare unos días para lo que ya sabes”- dio Hipólita mirándola, Remedios le hacía cariños a la niña.

La noche llego, Remedios estaba dormida en uno de los muebles, cuando Laguna salió del cuarto, Remedios la escucho y la veía salir, -“¿Laguna a dónde vas?”- dijo Remedios pero la niña no la escucho, salió dando brincos alegres, -“¿y esta niña, se ira la baño?, sola es peligroso”- dijo Remedios levándose fue a verla. Al seguirla, la veía metiéndose en un cuarto donde Hipólita guardaba unos animales, ella se asomó al escuchar un ruido, miro por la ventana, veía una gran serpiente que estaba comiéndose un animal, Remedios asustada retrocedido se tapó la boca de la sorpresa, fue avisarle a Hipólita, -“Hipólita amiga, la serpiente esta en tu corral”- dijo Remedios asustada, -“¿Qué?, ¿y donde esta Laguna?”- dijo Hipólita asustada al no ver a su hija, -“creo que se metió adentro del corral, la vi por ahí”- dijo Remedios llorando asustada, Hipólita tomo el hacha y fue apresurada al corral, al abrir la puerta veía a Laguna en la puerta, -“¿Laguna, hijita que haces aquí?, Remedios, ¿no me dijiste que estaba ese animal aquí?”- dijo Hipólita bajando el hacha, Remedios asustada la miro, -“pero yo la vi estaba ahí”- dijo Remedios asustada, miro a Laguna sospechosa, Hipólita la cargo y la llevó a su cuarto. Remedios se veía pensativa, fue a ver a su amiga, -“amiga ven aquí”- dijo Remedios, -“¿qué pasa ahora?”- dijo Hipólita, -“creo que no debes dormir con Laguna”- dijo Remedios, -“¿Por qué?”- dijo Hipólita, -“hazme caso”- dijo Remedios, -“deja de decir tonterías solo fue un sueño el que tuviste”- dijo Hipólita regresando a su cuarto, Remedios se veía preocupada.

Al día siguiente, Remedios alistaba sus cosas, -“¿qué haces, ya te vas?”- dijo Hipólita, -“si, me voy de tu casa”- dijo Remedios, -“¿Por qué?”- dijo Hipólita, -“creo que estoy en peligro, estando aquí contigo y tú también lo estas” dijo Remedios, -“¿qué quieres decir?”- dijo Hipólita sin entender, -“escúchame, esa niña no es humano, ¿sabes que creo que es?, es la serpiente, la que ha estado comiendo los animales de los vecinos”- dijo Remedios, -“estás loca, escúchate lo que dices”- dijo Hipólita molesta, -“es la verdad, debes ir a dejarla donde la encontraste, por tu bien”- dijo Remedios, -“no te permito que hables así de mi hija”- dijo Hipólita seria, -“Hipólita estas ciega por tu obsesión de tener una hija que no te das cuneta, esa niña es ese animal, terminará comiéndote a ti, dime ¿qué crees que hacía a esa hora en el corral de tus animales?, seguro sale por las noches y no te das cuenta”- dijo Remedios, -“bueno un par de veces me di cuenta que a echo eso pero no es lo que tú dices, es una niña inofensiva, y si vas decir tonterías pues si es mejor que te vayas”- dijo Hipólita molesta, -“si, me voy pero date cuenta que tienes también sospechas, permiso amiga, y cuídate de Laguna”- dijo Remedios marchándose, Hipólita voltio y veía a su hija que la miraba, -“no hagas caso, Remedios esta loca”- dijo Hipólita yendo abrazarla.

Remedios estaba en el mercado pensativa en lo que vio anoche, -“hola Remedios”- dijo una vecina, Remedios se asustó por el saludo sorpresa, -“¿qué te pasa, te asustaste?, no me digas que volviste a ver a la serpiente”- dijo la vecina, -“si la vi”- dijo Remedios, -“¿en dónde?, cuéntanos”- dijo otra vecina escuchado se acercó, -“bueno, es que…, la vi por casa de Hipólita, ella no me creyó por que no la vio pero yo vi su sombra de ese animal”- dijo Remedios nerviosa, -“ esta que deambula por todas las casas, sabes que hoy se armara un grupo de vecinos, irán con antorchas, machetes y escopetas, van a cazar a ese animal, dicen que la en la noche, les diré que vayan por esa zona de Hipólita”- dijo la mujer, Remedios se veía pensativa, -“¿si la matan, si es Laguna?”- dijo Remedios en su mente preocupada.

Hipólita miraba a su hija, -“Laguna, dime algo, ¿qué hacías a esa hora en el corral?”- dijo Hipólita, -“estaba buscando una ovejita, quería jugar”- dijo Laguna, -¿a esa hora?, hija no quiero que salgas de noche”- dijo Hipólita, -“está bien, no tenía sueño mami”- dijo Laguna. Luego Hipólita fue a su corral y contaba sus ovejas, faltaba una, -“¿qué haces mami?”- dijo Laguna, Hipólita se asustó, -“me asustaste hijita, vine a ver una oveja, creo que se escapó, iré a buscarla”- dijo Hipólita, -“ya no la encontraras”- dijo Laguna sonriente, -“¿por qué dices eso?”- dijo Hipólita, -“porque seguro se lo comió ese animal que hablabas la otra noche”- dijo Laguna, -“no lo sabemos, por eso iré a buscarla, tú me esperas aquí”- dijo Hipólita, se despidió y se fue. Hipólita buscaba a su oveja extraviada, pensaba en lo que dijo Remedios, en las noches que no encontró a Laguna, como la encontró en el lago, lo que le había dicho que no encontraría a su oveja, -“¿y si es cierto lo que dijo Remedios, si Laguna fuera ese animal?”- dijo Hipólita asustada, -“no debo pensar en eso”- dijo ella buscándola hasta que se ocultó el sol.

Los pobladores estaban con antorchas, -“debemos encontrarla, si la policía no hace nada, nosotros si la mataremos”- dijeron los pobladores, Remedios veía a la multitud, fue a buscar a su amiga Hipólita.

Hipólita regreso a su casa, -“Laguna, ya llegue”- dijo Hipólita, fue a su cuarto y no la encontró, fue a la cocina y tampoco la veía, escucho el ruido de una oveja, fue a los corrales en silencio, veía a serpiente moviéndose de una manera agresiva por todo el corral, Hipólita asustada se tapó la boca y se agacho que no la viera, retrocedió y fue por un hacha, armada de valor regreso al corral, al abrir la puerta vio a Laguna con su muñeca en mano, -“mamá, ya llegaste”- dijo Laguna sonriente la abrazo, Hipólita asustada se quedó paralizada, no sabía qué hacer, ni que decir, se dio cuenta que su hija era aquel animal, -“¿qué tienes mami?”- dijo Laguna, -“nada hija, sabes vengo a invitarte a dar un paseo, que te parece”- dijo Hipólita mirándola con temor, -“está bien vamos”- dijo Laguna sonriente.

Los pobladores armados buscaban a la serpiente con perros, iban a casa de Hipólita, vieron su puerta abierta, entraron a buscarla con temor pero al no encontrarla murmuraban, -“tal vez ese animal la atrapo, vamos a buscarla antes que sea demasiado tarde”- dijeron los pobladores. Mientras Hipólita corría cargando en sus brazos a la niña, -“tenemos que darnos prisa hijita”- dijo Hipólita asustada. Los perros olfatearon algo, los pobladores estaban cerca de ellas.

Hipólita llego al lago, se acercó a un risco, -“¿qué hacemos aquí mami?”- dijo Laguna, -“debes irte, porque esos hombres vienen por ti, no quiero que te hagan daño, te lo prometí, sálvate hijita y no vuelvas”- dijo Hipólita llorando, -“no me quiero ir-” dijo Laguna triste, -“yo tampoco quiero que te vayas, pero es por tu bien, te quiero hijita, fue bonito vivir contigo”- dijo Hipólita abrazándola por última vez, luego la soltó, la niña grito al caer al lago, Hipólita retrocedía llorando. Los pobladores estaban muy cerca, -“¡¿Hipólita que haces?!”- dijo uno de los vecinos, -“vi a la serpiente llevándose una de mis ovejas, la seguí para matarla pero se metió al lago, ya no pueden hacer nada”- dijo Hipólita llorando, -“maldito animal, búsquenla”- dijo el vecino a los demás. Hipólita triste se marchó. En el lago se veía la serpiente mostraba su mirada, luego se sumergió en lo profundo.

Remedios se encontró con Hipólita, que lloraba, -“tenías razón amiga, ya la deje en el lago”- dijo Hipólita abrazándola, -“llora amiga, llora hasta cansarte, fue el amor de madre que te cegó, ahora esperemos que no regrese”- dijo Remedios consolándola. Las amigas se fueron de regreso a su casa.

Fin

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS