Su vida fue eso y nada más.

Nacer, crecer, reproducirse, morir y ser olvidado al cabo de dos o tres generaciones. No hizo grandes contribuciones a la sociedad o al mundo y tampoco hubo estatuas que lo inmortalizaran. No tuvo fama ni fortuna. Sí quedó alguna que otra fotografía guardada en una caja de zapatos o dentro de esos antiguos álbumes con tapas acolchadas.

Fue hijo, hermano, esposo, padre y abuelo. Fue amigo y compañero. Se sacrificó, estudió, tuvo un trabajo y se fue de este mundo casi como había llegado a él.

Su vida fue eso y nada más.

La de ella fue igual, aunque nunca se conocieron.

Ella fue hija, hermana, esposa, madre y abuela. Amiga y compañera. También se sacrificó y estudió y tuvo un trabajo. Dos en realidad, fue empleada y madre.

Su vida, como la de él, fue eso y nada más.

La vida de todos nosotros es eso y nada más.

…y nada menos.

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