Tengo el tenue recuerdo de un sueño en el cual tuve una aventura que pocos creerían. Todo empezó cuando era pequeño, era navidad y mis padres me compraron un peluche, para ser específicos era un pequeño oso color café con un aspecto descuidado, parecía usado, pero eso no me impidió quererlo con todo mi corazón.
Lo llevaba a todas partes, cuando iba a comer, a viajes y cuando dormía lo abrazaba muy fuerte para poder dormir, decidí llamarlo Apolo; me sentía muy bien junto Apolo él era mi mejor amigo, alguien en quien podía confiar y sabía que siempre estaría ahí para mí, o al menos eso pensaba…
Una madrugada sentí una brisa en mi rostro que me hiso despertar, pero al solo abrir los ojos no me podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera estaba en mi cuarto vi un panorama de guerra, tierra, incendios y cenizas, no sabía que estaba pasando, ni siquiera me podía mover de la impresión, escuché que decían mi nombre, pero no reconocía la voz, era una voz cálida, pero a la vez preocupada repitiendo mi nombre una y otra vez. Hasta que voltee…
– ¡Lucas! Tenemos que irnos ya.
Todo se veía muy borroso, parecía que iba a desmayarme, mi ultimo recuerdo fue sentir como me tomaban de los brazos con unas manos afelpadas tratando de arrastrarme a algún lugar, en ese momento perdí la conciencia. Desperté sobre una libreta gigante o al menos es como la veía, me sentía débil y raro, estaba solo en un cuarto enorme, la pintura se caía a pedazos de las paredes, incluso caían escombros del techo de los cuales uno casi me caía en la cabeza.
Me quedé un rato sentado, tranquilo hasta que recordé el panorama, y me puso algo inquieto el no saber que paso, si mis padres estaban bien y quien era el que me llevo hasta ese cuarto, también me inquietaba el echo de no tener a Apolo conmigo, mientras pensaba en todas esas cosas perdí la noción del tiempo y mi estomago comenzó a gruñir así que decidí pararme y buscar una puerta o salida para encontrar algo de comer. Cuando alcé la mirada supe que había encontrado la puerta, el único problema es que era diez veces mas grande que yo, estaba tan preocupado por lo que había sucedido al despertar que no le tome importancia a lo de la colosal puerta y busque alguna otra salida, entonces halle un orificio tapado con algo de tela como una cortina.
Cuando abro la cortina solo escucho la voz misteriosa de aquella vez diciendo…
– Hasta que despiertas bello durmiente, ¡dormiste por dos días!
Me quedé pensando en cómo pude dormir por dos días, él estaba sentado, lo vi de espaldas, parecía que tenía un abrigo y un sombrero muy raro, y sin pensarlo procedí a preguntarle todas mis dudas.
– ¿Qué está pasando aquí?
– Bueno estamos en medio de un pequeñísimo problema.
– ¿A qué te refieres?
– Es un asunto que tú y yo debemos arreglar ¿Qué dices te unes? – Procedió a levantarse de su asiento y voltear hacia donde estaba yo.
Estaba muy sorprendido y a la vez tan confundido, él era Apolo.
– A… Apolo ¿Cuándo fue que creciste tanto?
-Mejor dicho ¿Cuándo fue que tu te hiciste tan pequeño?
– No lo se hay tantas cosas de las cuales no tengo respuesta y es por eso que estoy tan confundido y temeroso a la vez.
– Tranquilo todo estará bien y encontraremos las respuestas a tus preguntas, a decir verdad, yo igual tengo muchas preguntas, después de que nos fuéramos a dormir como de costumbre, vi una luz tenue acercándose a mi con gran velocidad, después de eso desperté con vida en este mundo caótico, tampoco sé que sucedió, solo se que es un mundo lleno de despiadadas bestias a las cuales llame “solitarios”, son como sombras y se mueven rápido, lo único que conozco es que los daña la luz, bueno después te contare más de eso seguiré con mi historia, desperté solo no estabas ahí y estaba asustado así paso una semana hasta que te encontré, un solitario estaba tratando de llevarte así que luche contra ellos y te traje hasta aquí.
– Espera, ¿dijiste ellos? Pensé que los llamaste solitarios porque van por el camino solos.
-Pues así es, solo que al acabar con uno llega otro, es algo desgastante, se van a ciertas horas a un lugar específico aun no eh ido porque seria un suicidio ir solo. Es por eso que necesito tu ayuda Lucas.
– Cuenta con mi apoyo sabes que siempre lo harás.
– Gracias Lucas, bueno te debes de estar muriendo de hambre ten sé que te gusta el espagueti.
Así fue nuestra pequeña charla, después de eso entrenamos por un mes para poder entrar en la investigación sobre que estaba pasando; para pelear contra los solitarios empezamos con fuego, era eficiente, pero se apagaba muy rápido, después de un entrenamiento peleando contra solitarios encontramos algunas baterías, así que Apolo se las ingenio para hacer armas con las que podríamos combatir.
– Lucas. ¿recuerdas las guerras de las galaxias?
– Obviamente ¿por qué la pregunta en estos momentos?
Volteo a verme con una cara muy sonriente, dejándome ver un “sable de luz” hecho con sus propias manos alimentado de la energía de las baterías que encontramos aquella vez, funcionaba de maravilla solo faltaría probar si podíamos combatir con ellos, así que como Apolo era el científico yo tuve que ser el conejillo de indias.
Cuando llego la noche tuve que salir del refugio para probar nuestra nueva posible arma, con el tan solo poner un pie fuera llego un solitario, yo estaba muy nervioso por la incógnita si de verdad funcionaria, así que procedí a prenderlo y pelear, cuando menos me di cuenta el solitario se había desvanecido.
– ¡Apolo! ¿Viste eso?
– Claro que lo vi chico, aunque ¿puedes probarlo un poco más para ver si hay alguna falla?
– No tenías que pedirlo, es genial
Entonces seguí peleando sin parar, solitario tras solitario se desvanecía, el sable era mucho mas ligero de lo que lo eran las antorchas, yo era más veloz, después de un rato se comenzó a calentar la empuñadura, tenía que tomar descansos, también al ser pilas se acababa la batería y teníamos que cambiar, al arreglar el sobrecalentamiento con una empuñadura y las baterías con carga solar, se convirtió en el arma perfecta, era hora de comenzar la investigación.
Salimos del refugio para nunca volver solo nos llevamos lo más importante, el primer día peleamos contra cientos de solitarios y poco antes del amanecer es cuando se iban, los seguíamos a escondidas, pero no nos imaginábamos que mientras más nos acercábamos al punto, los solitarios se volvían mucho más fuertes, llegamos a estar tan cerca que descubrimos nuevos tipos de solitarios, los “bigger” son solitarios muy grandes, algo lentos pero muy resistentes y fuertes, los solitarios bestia son solitarios capaces de transformarse en cualquier tipo de animal, y los últimos pero no menos importantes eran los comodines ellos son los mas poderosos solitarios de gran tamaño con gran velocidad y fuerza, capaces de transformarse como los bestia.
Nos acercábamos cada día más y más, los solitarios normales escaseaban mientras que solo peleábamos con bigger y bestia, muy de vez en cuando con algún comodín, Apolo siempre llevaba un saco el cual nunca me quiso mostrar así que lo respete, después de año y medio de seguir a los solitarios y pelear escuche el grito de Apolo…
– ¡Lucas! ¡tienes que ver esto!
Por fin encontramos la base de los solitarios parecía un hoyo negro era la primera vez que veíamos a los solitarios juntos parecían cubrir algo solo se daba a ver una pequeña entrada iluminada.
– Apo, ¿estas listo?
– Me ofendes con tu pregunta, para esto vivimos
Comenzamos a cruzar el mar de solitarios, a pesar de que todos estaban juntos seguían peleando independientemente seguimos así hasta llegar a la puerta se abrió con facilidad lo que nos causó algo de temor, entramos a pesar de nuestros miedos, descubrimos que era un bunker seguimos caminando hacia el fondo para descubrir los secretos y responder nuestras preguntas.
Encontramos unos archivos con el nombre de «proyecto ADAN» decidimos abrirlos en la computadora eran videos, era una especie de experimento en el cual una persona se exponía a la oscuridad por años y después a una luz muy fuerte. Solo se daban diagnósticos hasta que lo pusieron a prueba con un recién nacido, el cual vivió toda su vida en oscuridad para por fin a sus 30 años iluminarlo con una luz tan radiante y caliente que lo desvaneciera, abrieron la habitación para ver que no se había ido si no que se volvió un ser de oscuridad, una sombra viviente la cual atrapo al primer científico para convertirlo en el primer solitario, todo se volvió un caos después de eso miles de personas se convirtieron en solitarios siendo arrastrados hacia ese bunker.
Tuve un presentimiento de que algo estaba detrás de Apolo y de mí, ambos volteamos a la vez y vimos a ADAN el comienzo de todo, era majestuoso no era como los otros solitarios con los que peleábamos a diario, tenia un aspecto de vacío, total oscuridad. Se acerco a nosotros sin tratar de herirnos o al menos eso parecía ya que me tomo de la mano y me apretó muy muy fuerte hasta que grite y Apolo le cortara el brazo, corrimos lo mas rápido que podíamos, pero sabíamos que no podríamos escapar de él, alcanzo a tomarme del pie y caí, Apolo me salvo mientras lo detenía cuando ADAN soltó mi pierna Apolo dijo…
– Lucas tienes que irte.
-no puedo dejarte aquí Apo, eres mi mejor amigo, pelearemos juntos.
-¡No! tienes que irte Lucas.
-Pero…
– Lucas me diste los mejores años que podría pedir un oso como yo, de verdad fue de lo mejor conocerte, y solo uno puede salir de aquí, se que hallaras a tus padres y sabrás como terminar con esta pesadilla, ahora corre. – por fin mostro lo que tenia en su saco era una espada de metal la cual llameaba en fuego.
yo solo corrí con lagrimas en los ojos hacia la salida mientras me alejaba solo escuchaba murmullos de Apolo.
– Tengo que darle tiempo a Lucas para salir de este infierno, bien vamos a bailar un poco, no dejare que un simple e insignificante solitario como tu me mate.
Apolo peleo con todas sus fuerzas pero sabia que no lo volvería a ver, Apolo dio una gran batalla y le debo mi vida.
-si muero aquí te llevare conmigo maldito ADAN, gracias por todo Lucas siempre serás el mejor amigo que siempre desee.
De pronto al salir solo sentí un estruendo lleno de luz Apolo había estallado junto ADAN, yo no podía con ese pesar en mi corazón, llore a mares por la muerte de mi mejor amigo, y aun recuerdo lo mucho que me ayudo siempre, siempre me saco de apuros.
Después de años sigo buscando a mis padres o alguna otra señal de vida, los solitarios comenzaron a ser cada vez menos, me siento cada día mas solo, aunque cielo ver al cielo para encontrar una nube con la forma de Apolo, mi mejor amigo.
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