— ¿Por qué estás haciendo esto? Esto no fue lo que me dijiste — Por alguna razón eso se sintió más como un pensamiento, mi voz no salía — ¡Detente! — Intentaba gritar con todas mis fuerzas, pero parece imposible, es como si solo fuera un pensamiento o un espectador de lo que está pasando…
— ¡DETENTE! — Grito al tiempo de levantarme, mi cuerpo está sudando y mi corazón no para de latir — Solo fue una pesadilla — Digo mientras intento regularizar mi respiración al mismo tiempo que giro mi cabeza en busca de algo que me indique la hora.
Pero ahí están nuevamente esos ojos brillantes, que ahora me impiden seguir con mi búsqueda, a pesar de los años no logro distinguir su color, son… ¿Azules? ¿Rojos? ¿Morados tal vez? Nunca he logrado obsérvalos lo suficiente como para saberlo con certeza, el parpadear en el instante que los veo no ayuda mucho para poder observarlos con cuidado, siempre desaparecen, todo este asunto está comenzando a volverse una molestia.
— ¿Tú crees que a él le importa? — Y ahí está la molestia dos — Deja de pensar en tonterías, todos tienen mejores cosas que hacer que escuchar sobre tu descenso a la locura—
— ¿De verdad tienes que aparecer cuando estoy evitando hiperventilar? — Aunque mi respiración ya se había calmado no me sentía de ánimos para escucharlo, es pesadilla seguía en mi mente y parecía no querer salir de ahí —
—Yo no soy el idiota que intenta que la primera persona a la que le parezco medianamente interesante sepa que soy un demente—
Ese es “voz”, o al menos así lo reconozco, hasta donde sé no tiene un nombre, desde que apareció nunca me ha dejado solo, desgraciadamente eso es justo lo que desearía que hiciera, él también lleva años conmigo, pero no es como los ojos, él siempre está ahí, él no se va ni desaparece por más que lo intente, tener a alguien diciéndote constantemente tus errores no es muy agradable, aunque nunca ha pasado sus límites, es de cierta forma como un hermano mayor que me molesta cada que tiene la oportunidad.
—De verdad no entiendo tu necesidad de exponerte— Dice de manera cansada e irritada, tal vez por lo que acabo de opinar sobre él.
En ese momento escucho unos pasos acercándose a mi puerta.
—No otra vez— Pienso asustado
Veo como la puerta se abre y un terrible monstruo entra por ella, es alto y delgado, su rostro parece estar cosido en ciertas partes y dentro de su boca tiene unas telarañas que impiden que salga sonido alguno, parece que intenta decir algo, pero no logro escuchar nada, solo puedo mirar el movimiento de su boca, veo como se comienza a desesperar y toma mi cara con mucha fuerza, abre mi boca con la misma fuerza e introduce unas pastillas que me obliga a tomar, después sale del cuarto, esta situación se ha vuelto una rutina, aun así quisiera que se detuviera.
Volteo a mi ventana y asumo que es alrededor de las 10 o tal vez 11 de la mañana, me arreglo y salgo de mi casa para poder hacer algunas compras; los monstruos son, de hecho, algo común por aquí, pero todos son aterradores, en la calle suelen estar los más altos, no tienen una forma muy definida, sus cuerpos son totalmente negros con excepción de sus ojos, ellos siempre me miran con desprecio, parece como si me quisieran muerto; en los lugares cerrados no es mejor, por ejemplo en esta tienda, los monstruos son diferentes, sin embargo, todos tienen algo en común, su mirada, sus ojos amarillos, aquellos que me miran como un bicho raro; Simplemente termino las compras y camino de regreso a mi casa.
Mis padres no son tan diferentes a los monstruos, ellos solo me dejan comida y rara vez llego a verlos, sus rostros son prácticamente desconocidos para mí, lo único que recuerdo con claridad de ellos son sus ojos, si tuviera que describirlos serian como los de los monstruos de antes, solo que no me miran con desprecio vacío, me miran con un odio que me aterra cada vez que lo recuerdo.
Cuando llego a mi casa veo al monstruo de las pastillas sentado frente a la televisión, intento no hacer ruido para que no me vea, pero es inútil, en cuanto paso por la sala voltea a verme y comienza a acercarse, trata de decirme algo que, como siempre, no escucho, ahora parece que gritara, antes de poder pensar en algo siento un fuerte golpe en mi mejilla que logra tirarme al piso.
En cuanto me ve tirado el piso parece que se asusta un poco, pero solamente se da la vuelta y regresa al sillón frente a la televisión. Me siento en el piso sin fuerzas, con ganas de llorar y muy enojado, ya no quiero sufrir esto ¿Qué he hecho mal? ¿Me equivoqué en algo? ¿No merezco ni un momento de paz?
— ¿No has tenido suficiente? ¿No estás harto de todo esto? — Esta vez su voz no suena molesta, suena como un amigo que me comprende, que me escucha y que sufre conmigo — Déjame a mí, si me dejas tomar el control por un rato, no volverás a pasar por esto — Dice de una manera calmada pero con una voz bastante profunda, como muerta.
Dudo por un momento sobre su propuesta — ¿Lo prometes?— Finalmente cedo, él mejor que nadie podría entender mi situación, nunca fue amable, pero siempre fue sincero ¿Por qué eso cambiaria?
—Lo juro—
De repente todo se volvió negro, entre la obscuridad logro distinguir esos ojos que nunca he logrado ver por mucho tiempo, por un momento veo terror en ellos antes de que desaparezcan, esta vez para siempre.
No sé lo que paso, al despertar mi cuerpo se siente muy pesado y mi vista está borrosa, no logro entender que sucede. Cuando por fin logro enfocar la vista no tengo ganas de gritar, pero, como si me hubiera quedado mudo, de mi boca no sale ningún sonido.
— ¿Qué es esto?— Mi voz tiembla por culpa del escenario frente a mis ojos— Esto es… esa es… — No puedo completar ninguna frase, siento como si el aire se escapara de mis pulmones.
—Te jure que todo sería diferente, ella te impedía ser libre — Su voz esta vez no refleja ninguna emoción, simplemente está ahí — ¡Ahora nada te detiene! Si sabes lo que te conviene mejor empieza a correr, alguien debe haber escuchado y la policía no tardará en llegar — Dice con una emoción que por un momento logra asustarme —
Corrí lo más rápido que pude a mi habitación, siento unas inmensas ganas de vomitar por culpa de la escena que estoy dejando atrás. De repente siento que he perdido nuevamente la sensación de mi cuerpo, lo veo moverse, cambiándose de ropa y empacando apresuradamente, sin embargo, no puedo controlarlo, no es como antes, sé que soy yo, pero me siento como si fuera solo un espectador.
Por fin vuelvo a sentir el control de mi cuerpo— Quedarse aquí sería muy peligroso —Digo mientras tomo mis cosas y me dirijo a la salida— Necesito irme… Tú eres mi amigo ¿Cierto? A pesar de todo te quedaste conmigo ¿O no? Viste la vida con mis ojos… ¡No te asustes! Fuiste tú quien quiso estar conmigo, fuiste tú el que decidió estar aquí conmigo, fue tu decisión, espérame, pronto te visitaré.
— ¿A quién le hablas?— Escucho una voz, pero esta vez es diferente —
— ¿A quién más? ¡Al que acaba de ver mi historia! — Y no puedo evitar reír —
—Sabía que estaba loco, pero no pensé que a ese grado— Dice uno de los médicos — ¿En serio “eso” es un asesino? —
—Que no te engañe, desde que mato a la enfermera que lo cuidaba cuando era un adolescente cometió muchos asesinatos más— Esta vez es el jefe médico
—El mundo sí que está en decadencia— Eso fue lo último que escuche antes de que todo volviera a quedar totalmente en silencio en ese cuarto blanco.
OPINIONES Y COMENTARIOS