En un mundo tan grande, es normal temer perder aquellas pocas cosas en nuestras vidas que pensamos que durarán una eternidad, pero a veces ese pensamiento lleva en más de una ocasión a aferrarse de cosas hacen más que nada, daños y perjuicios, por ese miedo a perder algo que tanto os ha acompañado, pero aunque cueste, hay que aprender a salir de la zona de confort y mirar más por uno mismo.
Lo único que durará toda una vida, eres tú mismo, por ello debes de cuidarte y tenerte estima sobre todo lo demás, si estás en una relación, ya sea amorosa, de amistad o incluso familiar donde aparte de no sentirte cómodo sientes que caes en una toxicidad donde tratas de engañarte a ti mismo porque te ciega el amor a la otra persona, deberías de sacar las tijeras de poder y hacer de tu jardín uno bello el cuál cuando visites lo primero que te inunde sea el bonito aroma de las flores y no los cortes de las espinas de algunas de ellas.
A veces es duro tener que empezar un jardín desde cero después de haber hecho un trabajo incesante, pero no todas las flores sirven en la misma tierra, y algunas deben de ser trasladadas a un invernadero donde el dueño que te la dio, cuide de ella, para en un futuro o no, vuelva a formar parte de tú jardín.
No estoy diciendo que toda flor que cause un mínimo de daño tenga que ser quitada de inmediato, a las flores hay que hablarles y darles la atención y cuidados que necesitan, pero si después de volcar un esfuerzo ves que no ha dado frutos tienes que desistir, por más buen jardinero que seas no controlarás jamás todas la vegetación existente. Y un recordatorio, cuando pasees por tu jardín, no olvides ver el césped, a veces, cuando no sabes el porqué del malestar de la tierra, puede encontrarse escondido, las malas hierbas pasan desapercibidas más de una vez. Aunque no siempre sean de flores externas.
Una vez observas tu jardín sea un lugar seguro, te darás cuenta de que encontraste oro molido, y aunque lo hayas confundido con la pirita más de una vez, te habrás dado cuenta de que hiciste las cosas más que bien, verás tus manos maltratadas con cariño y sonreirás, sin echar tanto de menos tu caótico jardín, aunque en su día te mantuviera ocupado y te diera sorpresas agradables, sabes que la nostalgia nubla los malos momentos, no está mal echar de menos, pero no olvides porqué ya no están ahí y que fue el mal que os separó, independientemente de si fuiste espina o quien se pinchó con ella
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