Acto número dos

Acto número dos

gloomy day

26/04/2022

La madrugada se hace la más extensa de toda mi vida, los segundos son como gotas que van cayendo una tras otra, por años… Porque para mi, pasaron siglos durante esa noche. Aunque irónicamente no la recuerdo, ya sabes lo que dicen acerca de que nuestro cerebro reprime los traumas, entonces ahí estas tu posicionado en todo el meollo, envuelto entre sesos, y yo aquí teniendo un ataque de pánico para pasar la tarde lluviosa de un martes de abril. Pero ahorita no estoy para la ansiedad, mi tristeza es un gran lago que alberga historias en lo profundo, lo que me contaron los objetos que yacían allá abajo y que aún no he podido ver. 

La morgue, por alguna razón logre escaparme de mis padres e ir con Maga, yo necesitaba respirar, mi cabeza no paraba de girar admirando toda la tragedia que se desenvolvía a mi alrededor (el ataque de pánico insiste, pero yo también insisto en ignorarlo). En fin, decidimos tomar un taxi de Chacaito a la morgue de Bello Monte, así que fuimos a una línea de taxis para darnos cuenta que no teníamos dinero suficiente para pagar la carrera… Estresadas, tristes y desorientadas (En mi jodida vida había ido a una morgue) empezamos a caminar de forma errática y Maga decidió parar justo un taxi que pasaba por nuestro lado de la calle, el conductor tenía unos 60 años, nos escucha y pregunta »A donde van?» Yo callada, Maga siempre espléndida es quien habla para explicarle que nos dirijimos a la morgue, y entonces por alguna razón este hombre decide cobrarnos un precio excesivamente bajo por llevarnos, a nosotras nos pareció confiable y emprendimos nuestro curso; dentro del taxi Maga me mira, yo le digo que necesito fumar y le pregunto al conductor si me permite quemar un cigarillo mientras llegamos al lugar, aún recuerdo su respuesta «Claro, si vas a la morgue lo menos que puedo permitir es que te fumes un cigarro», gracias pensé, y seguimos nuestro camino, el cual unos minutos más tarde sería interrumpido por un zamuro que se acerco al parabrisas del carro de forma defensiva y excesivamente cerca, el conductor frenó en seco y Maga y yo permanecimos en silencio como si pudiéramos leernos la mente. Después veo a mis padres en el camino, me saludan y seguimos, también recuerdo estar agradecida porque no me vieran fumando, estaba en un momento en el que las cantaletas de un adulto era lo que menos quería escuchar.

De la morgue recuerdo a los muchachos, no poder hablar bien con ellos porque mis padres estaban presentes, pero estuve con ellos y con Maga… Me recuerdo sentada en las escaleras de la morgue, ella tenía cara de asco y creo que incluso naúseas, pero el olor de los muertos era para mi el menor problema de mi lista, yo quería bajar a verlo, quería conocer la morgue pero quería conocerlo a él, ver como había quedado su cuerpo, sentía que necesitaba verlo, pero teniendo 18 años y con tantos adultos a mi alrededor, todos decidieron que iban a bajar a verlo para hacer el reconocimiento sin decirme nada, y luego fue que me lo informaron… Yo me molesté por supuesto, pero ya estaba hecho… Lo vería al siguiente día, en el velorio. Otra vez, el maldición del día eterno.

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