O un día menos…
Me levanto, el cielo esta más nublado que otros días y pienso en que Caracas nunca deja de conocerme, de llover cuando lloro, de morir cuando sangro y así se van pasando los días. Ella se parece a mí, por eso ambas nos pudrimos por dentro, y cansada de tantos intentos de conseguir eso que llaman »paz», me siento en una de las esquinas a esperar que venga de paseo la muerte.
Hoy es un día de esos en los que desearía que estuvieras aquí, me siento hundida en el más denso de los lodos, y quieres que te diga algo que descubrí? Mis doctores tienen razón, todos ellos lo repiten sin cesar: la muerte, la muerte, la muerte, me susurran al oído como las voces de mis episodios… En principio, puedes creer que sabía cuando ibas a morir? Yo aún no, y lo habría olvidado por completo de no ser por tu madre, que llena de la agonía de perder al ser amado, me dijo »una señora le dijo que iba a morir, el me lo dijo hace unos pocos días» y yo, pasmada, sentí en la llema de los dedos como si pudiera tocarlo, el momento tan vívido en el que sentada frente a ti, te dije »vas a morir, que vamos a hacer?» y tú, con tus avellanados ojos temerosos y abiertos como un plato me preguntaste que como me atrevía a decir eso jaja, que de donde había sacado tal aseveración.
Por primera vez escribo esto y mi corazón late tan rápido que podría creer que se va a salir de mi pecho. En fin, llegó ese día… Voy saliendo del trabajo y te observo parado en la puerta, estabas ahí esperandome y por esos días yo desarrollaba una fuerte adicción a los latte de vainilla, tomo del mostrador un par de chucherías para regalarte y al acercarme a ti, sujetas mi mano… Emprendemos juntos camino a casa, y me acompañaste a comprar un tinte, era morado, y por alguna razón después me habrías comentado que te gustaría verme con el cabello verde, y aún quizás pienso en hacerlo jajaj actualmente soy pelirroja y utilizo un rubio cenizo también, se que te habría encantado como me veo, también se que amarías ver mis rizos, se parecen a los tuyos…
Me distraje, pero de vuelta a nuestra historia llegamos a casa, saludaste a coke, hablamos de una u otra cosa, cenamos con mi familia… Mamá preparó canelones, estaban increíbles, creo que en el fondo ella también sabía que era una día espercial, era navidad de hecho… No recordaba ese detalle, pero sí… Era navidad. Llegó la hora de despedirnos, creo que olvide besarte, pero te fuiste y como era nuestra costumbre empezaste a textearme mientras ibas camino a casa, pasarías por Sabana Grande a ver a los muchachos, hecho del que yo me enteraría posteriormente, pero tu necesitabas ir a despedirte, sabrías que me molestaría por lo que no me lo comentaste pero si seguiste hablando conmigo minuto a minuto, gracias por siempre estar… Acto seguido llega ese mensaje… El cabello verde, ese mensaje, fue lo último que supe de ti, lo último que nos diríamos al menos dentro de esta dimensión.
Después, la llamada de tu mamá »Dime que esta contigo», los segundos de espera que parecieron horas, la llamada final, yo pregunte como estabas y tu papá lo dijo… »Falleció». La desesperación, el viaje en taxi que parecía nunca terminar, luego yo… La reja y el pasillo largo por el que nadie se asomaba. Yo gritando, presionando mis puños que sujetaban la reja como si de eso dependiera mi vida, y luego la parte que no recuerdo… Luego Lesther diría que me desmayé, y parece ser cierto porque no tengo idea ni siquiera como llegue a casa, solo recuerdo haber llegado a la parada sin momentos previos ni posteriores a ese hecho. En fin, luego el sepulcro, la morgue, el maquillaje feo que te pusieron, todos se negaron a que te viera como si eso iba a cambiar algo… Luego llegue aquí, a este escrito. Feliz cumpleaños ñaña.
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