RELATO CORTO PARA MENTES AMPLIAS.

Nos movemos entre las galaxias, el tenue espacio oscuro, hay que surfear les digo, y ellos asienten, nuestras pesadas cabezas se preparan para el estrambótico salto a la nada, ese salto de fe que aprendimos en la escuela, ese sentido del final y del comienzo indispensable para graduarse en las mareas de la existencia. Un vodka entre las añoranzas del pasado que extraño con arruguitas en el corazón, un vodka por el futuro que es una esperanza sensual y coqueta, y una buena canción para pensar en tus labios, en tu piel, en tu sudor y en tus tetas. Mis amigos saltan y se pierden entre las oleadas de gas metano y pesadillas que circundan el lugar, entre los jazmines de la tristeza y las imposibilidades siempre presentes, somos los amos del mundo, pero no puedo hacer que estes aquí conmigo, soy el dios mismo del universo, pero las olas hoy te mantienen en otros reinos y en otras lunas. Uno de mis acompañantes muere, sus intestinos salen disparados por todas partes, veo sus ilusiones florecer, su canto felizmente marchitar, bebamos más vodka por el maldito afortunado. Me siento a fumar un cigarro pues entre la nada es usual el frío, ese frío del hígado del del diablo y sus sirvientes en los días de otoño, miro a lo lejos esperando verte, esperando tus nalgas en la dosis correcta, especialmente diseñada para mí, pero también tu antídoto para no perecer por exceso, ya sabes, reglas son reglas. Es fácil surfear, solo te paras con la certeza de no caer hasta que estes tan convencido de ello que en efecto pierdes el equilibrio y te vuelcas entre mares de LSD y cianuro, es fácil enfermar, solo te esperas al día y la hora correcta, y aprietas entre los pantalones el interruptor del tiempo, es fácil sobrevivir, solo tienes que perder la vida en ello.

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