Me diste razones para pensarte, razones para tenerte presente en mi mente.
Pero las razones pueden ser un fraude y puede lo descubriera tarde.
Mentiras bonitas. Para pensar en ti. Una y mil razones para sufrir.
Pero ¿Qué pasa conmigo; por qué el fraude siempre es mi destino? ¡No necesito mil razones para entenderlo, pues lo sé, porque ya lo he vivido!
Aunque a la verdad, sólo me engaño a mi mismo, me miento, entumezco mis sentidos y las mentiras siempre se cruza por mi camino.
Y aquí ya pensando, que no quiero sentir más esa aflicción y la desilusión, que alimenta melancolía, cómo a glotón.
Porque no puedo olvidarme de quien soy, que me entrego por completo; éste es lo que soy.
Y tantas mentiras me han dejado plagado de heridas, saboreando sólo el dolor, y lagrimas frías.
Y no puedo explicar lo que siento, sólo puedo decir lo que estoy percibiendo, con un fraude más y mi corazón no vuelve a unirse jamás.
Las mil razones del dolor. Es la cantidad de pedazos en los que han partido a mi corazón.
Mentiras atractivas. Una y mil razones pasivas que alimentan melancolía.
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