A Don Miguel, con mi agradecimiento

A Don Miguel, con mi agradecimiento


A Don Miguel, con mi agradecimiento

Serán solo cien palabras. Versarán sobre un hidalgo caballero con más bríos que sesos y, su fiel escudero, de buen entendimiento e inquieta panza. Sin olvidar, por supuesto, sus monturas, la una piel y huesos, inquebrantable compañera de justicias y tropiezos, y la otra, rucio tosco y burdo, fiel y bueno. Y ambos recorrerán España, más haciendo que desfaciendo entuertos, más soñando con gigantes y gobiernos, que combatiéndolos y rigiéndolos. Más encantados ellos que, desencantadas sus damas.

Y ambos amigos, pragmáticos soñadores, cabalgarán y cabalgarán renaciendo por los siglos venideros, siempre partiendo de un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme.

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