Escribe tú si puedes

Escribe tú si puedes, la razón de un amor, porque al llegar yo a tus puertas siento que algo se movió. La tierra entre mis pies solo se tornaba en miseria, el miedo y el horror me tomaba con cautela, como la enredadera entre el hierro que sujetarle intenta.

Escribe tú si puedes, preguntas no puedo ahora hacer, no sé si haya amor entre tus dientes, no sé porque se muere tu latir, porque me abrazan así los oscuros miedos; escribe tú si puedes, dime si me puedes querer, porque muchos aman sin pensarlo, pero yo pienso antes de sentir; escribe tú si puedes, ¡vamos! me desangraré las yemas de los dedos hasta que pueda leerte otra vez.

Escribe tú si puedes, pero quiero verte hacerlo, no le pagues al poeta por palabras que no sean sinceras queriendo conmoverme el corazón; si es que puedes mover tus dedos, y no sobre esa guitarra que te ata, y yo sin tocarte puedo hacer que fijes tu mirada sobre la mía, pero no, preferirás negar cada letra que de esta carta te anega y querrás silenciarme la boca, colocando tus manos sobre mi boca, y al retorcerme entre la neblina ahondarás profundo en mi alma, pero con gracia yo nada te he dado, es simpatía y cariño por ti, mi estimado.

No pretendas mencionar si quiera que te amo, porque yo recién te quiero, y entre decir esas palabras coloco mis pies sin equilibrio en el hilo tan delgado del volcán de un sinfín de emociones (absurdas), suda mi frente, por nervios, por los pensamientos o por cualquier tragedia (que como nunca y entre sarcasmo digo) suele acontecerme. Será.

Escribe tú si puedes, palabras que puedan convencerme, saca de esas cuerdas de guitarra tus firmes manos, a mí que me importan las malditas experiencias que te mantuvieron cautivo, yo no soy la flor de tu basto jardín entero, efímero y de perfidias; yo solo soy esa florecita sin gracia del sendero, que capturó tu atención, así a la larga, en esa ocasión que atreviste a abrir tu mirada, así soy, sin colores y difamación.

Escribe tú si puedes, pero ahora concibe tus palabras en mi oído, yo no te amo, yo no deseo. Yo, yo, yo solo quiero.

Anhelo que vivas feliz aún dentro de la caída en el risco, cuando tengas heridas tus piernas y escúchese llorar a lo lejos tus rodillas, quiero que a pesar de las pruebas yo intente hacerte feliz, como un pequeño tema, un sencillo motivo, nada que yo haga cambiará tu sentir.

Escribe tú sobre mi piel si puedes, coloca los besos que una desenfrenada pasión te provocó.

Escribe tú sobre mis manos, las tuyas entrelazadas sobre el calor, ah, que se fundan. Tiemblas por el frío y yo siempre ardo en una llama de furor.

Escribe tú sobre mis ojos una mirada con explicación, diciéndome que me quieres, pero a tu lado, al menos por la vida que nos reste.

Te he escrito con amor, sin amor y sin saber; escribo porque puedo, escribo porque te quiero.

-Kristel.