THOR, DIOS DEL TRUENO

    Thor,Dios del Trueno. Amigo fiel que todos soñariamos tener. Se sienta al lado del sillón, u olisqueando mis pies descalzos y administrándoles sistemáticamente diez lametones por minuto. Podría decirse que es un perro muy educado.

     Me acompaña siempre en mis quehaceres domésticos, e incluso gruñe un poco cuando intuye el más mínimo inconveniente o supuesto peligro hacia mi persona.

     Sigo trabajando en mis fórmulas. Es muy cómodo que el Laboratorio de Investigaciones Científicas me permita desarrollar mi actividad sin salir de casa. El siempre esta a mi lado. Atuso su fino cabello color canela y me mira con unos ojos que transmite bienestar y agradecimiento. Veo reflejado mi rostro en un espejo turbio de vaho, e imagino las que podrían ser mis bonitas facciones antes de la terrible explosión; un fallo de mezclas, una indemnización por daños estéticos en seguro de accidente… y condenada de por vida a la reclusión.

     Mi único entretenimiento es Internet. Comprar compulsivamente en Amazón, para, al menos, tener la ocasión de recibir al mensajero. Casi a diario, durante unos meses, Jorge, un veinteañero simpático, siempre jugando con sus rastas al viento cuando llegaba en moto, fue mi compañía durante unos minutos;un saludo, una entrega, un hasta luego.

     Se me cayó el mundo encima cuando me dijo, sin atravesar el quicio de la puerta que dejaba de ser «Ministro de Paquetería» para intentar un nuevo rumbo en un pais al otro lado del Oceano. 

     Me puse la mascarilla que ocultaba mi mueca sonriente y le invité a tomar un café. El aceptó de buena gana, y desaparecí rumbo al laboratorio. Endulcé su café… y mi vida. Celebré mi éxito-probeta tomando un vino ante la crepitante chimenea de llamas azules, el color de la chaqueta del mensajero. Me incliné sobre mis rodillas y besé al nuevo miembro de nuestra cánida familia. Por fin tengo otro fiel compañero, que sin palabras, me dice todo.

¡Gracias, Amazón¡

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