Entrada al museo

Al llegar al museo Bianca sacó sus manos de los bolsillos y recorrió con un cabeceo su belleza, Dale, la miraba sin poder disimular la sonrisa de su cara. Por fin podían visitarlo, tras años de espera lo consigueron. El hall principal, que daba la bienvenida a todos los visitantes, era una oda a la belleza y la sencillez, una obra de arte del joven arquitecto y diseñador checo Pavel Veselá, el más prometedor de su época. 

En cuanto entraron, ella contempló el perfecto parqué negro con ese peculiar moteado naranja, tan sencillo como leve. Las líneas del parqué dibujaban trayectorias diagonales homogeneas todas. Al suelo lo acompañaba su contraste mate que provocaba no quitarle ni un ápice de protagonismo a las piezas que el museo albergaba. Junto al suelo se levantaban los rodapiés de una madera anaranjada  y brillante que daban paso a las gigantescas cristaleras que colmaban de luz al hall, y, en mitad del mismo se elevaban los atriles de madera de arce japonés barnizados del color de los cerezos en flor en un claro guiño a la cultura nipona, coronaba cada atril un cristal reforzado de diseño Palestino que encerraba cada una de las obras expuestas. 

Caminaban por los salones parándose en cada obra del mismo, pero su objetivo era observar la joya de la corona del museo Copenhague. Al pasar por sala más estrecha de todas, la más apagada de luz natural y más iluminada por los leds blanquecinos les llamó la atención la pieza central que se exponía, el maletín que contenía el botón nuclear que desató la crisis de mediados de siglo. 

Por fin llegaron  al final de la exposición, donde descansaba la obra cumbre, la que tanto les movió y la que hacía que se les acelerara el corazón a los dos historiadores de la física, el primer ordenador que fue capaz de alcanzar la supremacía cuántica y el primero en ser capaz de trabajar con un millón de qubits, un amasijo de microtubos de color cobrizo entrelazados unos a otros y que dibujaba ante ellos un amasijo de chatarra diseñado de una forma casi perfecta que hicieron al ser humano capaz de construir la primera nave interestelar, la primera conciencia artificial o los primeros captadores de energía de aprovechamiento total entre otras muchos avances.