Estocolmo

Pensamientos deambulantes, vagabundos en mi mente

Con los ojos al suelo, el petricor anuncia las lágrimas del cielo

Almohadas agobiadas por plegarias recurrentes de ojalá

Y un corazón repleto de traumatismos deseando ser libre ya.

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Intento desistir, pero adrede fracaso

Ser tu esclavo a elección, un mendigo de tiempo y atención

Escribo cada letra destilada de tu Imagen, con la filis que describen la divinidad

Para darme cuenta en cada desprecio que por este apego pago el precio y nada más.

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Me atormentan los gemidos de los deseos recién nacidos

Vagidos ensordecedores de cuentas que no se han podido saldar

Canticos de valores perdidos, indignos fríos y sin saciedad

Mientras el espejo nauseabundo reniega de mi rostro sin piedad.

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Es la corriente de tu piel lívida que me arrastra a las tinieblas

el peso atosigante de las ganas incesantes de no parar

La salvación de mi lengua el evangelio que predica tu cuello

Y entre tus piernas el ultimo infierno bello.