remonta criolla

remonta criolla

juan criollo

13/03/2022

Somos torpes los hombres para hablar, porque es el precio a cambiar contra el caudal de testosterona. En cambio la mujer ha sido consagrada con la docilidad, versatilidad y sutileza en el arte de dominar al don de la palabra. Se puede dictaminar entonces, la mujer ha domesticado a la expresión verbal. Por eso, si quiere el hombre expresarse, mejor lo componga primero por escrito, íntimamente para sí, remachando luego en lo leído, pisando al hablar después tan solo sobre lo escrito. Es la clave del misterio de la raza, del entendimiento humano y la convivencia aplacada. La clavija en el arpa de la armonía universal. Valga est sentencia para todo asunto, bajo cualquier designio. En consecuencia, la ansiedad, conminación interna, y también en cierto grado la aflicción persiguiendo a todo escritor, es la meta de lograr un texto inédito y universal, cautivante e imperecedero. Esto nos desvela y expone, pues quienes continuamos fracasando, advertimos el sino de instrascendencia pendiendo sobre nuestras cabezas. Ideas fantásticas o reales, utópicas o practicables, suelen transformarse solo en sueños despiertos. Los hay quienes atreven incluso pactar con demonios vendiendo la moralidad del alma por cambio de avenirse genio. En mi caso particular, ni siquiera he topado con diablo en carnaval, para negociar posiciones. Algunos músicos supongo andarán contentos y se tendrán por satisfechos luego de crear obras recurrentes. Tal vez algunos escritores igual, sobre todo quienes impusieran sagas épicas, de culto para ciertos ámbitos y grupos homogéneos de seguidores. En cambio a quienes nos constriñe y aprieta la actualidad vivimos inconformes con casi todo, enumero: el sistema, la ciudad, los congéneres, los prójimos más próximos, uno mismo… en fin, la humanidad, las fieras y el cosmos ¿Por qué hemos de cambiar el estado de situación? me pregunto. Si así es, así debe estar pronosticado, sospecho. Acaso quienes componemos o ensayamos cambios forcemos inesperadas consecuencias peores aún. Eso sí, entonces les puedo aseverar, el arrepentimiento persigue debajo de las sábanas sin escapatoria al reproche doliente y continuo durante la perceptible eternidad. Entonces, también me pregunto ¿mejor la pasividad? O tal vez desembuchar las angustias en letras olvidables y con esto dejar correr el río de tintas sobre pantallas o papeles, aliviando la carga de sentirse inútil nomás. Aún así, me resisto hacer una letra fundamental para el hombre fundamental, quien aguarda una revelación… he de intentarla nuevamente con criollismo adentro, aunque sin llegar a concreción seguiré siendo una angustia. Mientras recorro biblioteca o librería con cientos y cientos de compartimentos conteniendo volúmenes sin modificar la vida a nadie, pienso en aquéllos ejemplos incidentes y se me ocurren las cuestiones místicas tales como Biblia, Corán, Talmud, I Ching, compilados Védicos, o bien fantasías de magos, alquimistas, jorobados, elfos, duendes, u otros juguetes macabros. Ahí me paralizo, pues aventurarme escribir sobre esas sendas, implicaría estarlos drogando en mundos imaginarios. Me duelen la consternación psíquica, el abandono, la denostación, la violencia, la degradación y la indignidad en, por y sobre personas. Conectar similitudes en ese conjunto obliga abordarlo desde un texto prescribiendo también la acción, pues hacerlo por descargar uno mismo su porción de imputación, sería por lo menos muy egoísta. La teoría simboliza la plataforma de unión de voluntades, mientras la política de su desarrollo vierte en acción, conjugando así al autor intelectual con el material, siendo irremediable el primero singular y el segundo plural. Eso lo hice en otro lado, en el criollimso puro, cuando de treinta a cincuenta se pasa sin pestañar, sin atajar sino alguna reminiscencia para recuerdo. Entonces supe debemos compilar y transmitir todo ahora, mientras podamos, siendo esa mi tarea, y la suya. El medio pueden ser notas, relato de cuentos, dibujos, deportes, escultura, música, videos, cine, arte, secretos… elija el modo. Ahora en esta estapa, mi elección es transmitir moralejas, si las encuentra, introducidas a relatos mundanos. Al menos lo intento y en esto conservo la intención de trascender y contagiarlos. Se sabrá si fui prolífico o escaso, aunque de mediocre me salva haberlo dado a compartir. Vayan aquí mis últimos párrafos, su destino está echado…

S= …veremos si hoy acabamos esta situación, pienso para mí. Ya está enfrente arreglando su pañuelo de seda al cuello, Don Benito. Este café del microcentro le sienta bien, vaya saberse por cual atadura invisible de los presupuestos. Llegó su hijo desde el Sur del país, nos dijo, y pronto vendrá a la reunión. Nos reconocemos junto a mi socio con cierto nerviosismo, como si una fulería macabra huibiésemos pergeñado, cuando también del contrincante sospechamos lo mismo. Con el viejo nos entendemos, al menos simulamos bien hacerlo. Pero ingresando su hijo al entrevero, la mala espina nos indica podría transformarse la diplomacia en discordia. Estas experiencias me dejan malos tragos, por eso mejor, pasarlos rápidos. Pido entonces un mate de leche, para ayudarme componer el garguero. Como siempre Don Benito se sorprende conmigo y mueve su primera ficha del duelo circunspecto, pidiendo lo mismo. Mi socio gaseosa o agua mineralizada, cosa de tiernos. Estamos para hablar claro y poner blancos sobre negros, como acostumbra decirse. Si continuamos el juicio, si podemos ganarlo, si cobramos siquiera una cuota mínima, una regulación, poco, nada, o menos al menos. Gajes del oficio. El hijo llega y Don Benito lo presenta. Se lo nota orgulloso y admirado por su estampa. Apenas saluda, indifirente y luego de pedir un café, prepotente, arranca: -“Bueno, miren señores, estamos en conflicto. Pero no con los otros, sino entre nosotros. Porque lo primero a informarles es que el negocio ya lo cerramos… sí, los primereamos, lo lamento, ustedes tuvieron las oportunidades y las desaprovecharon, tardando demasiado ¿Qué vamos a hacer? Primero, olvidar sus ganancias. Mis especialistas vieron la jugada y dieron pase libre. Moral o inmoral poco me importa, esto es negocio, sirve o no sirve. No hacen falta tantos Jueces ni Escribanos, ni era tan difícil como ustedes lo planteaban. El edificio va a parar a la fundación de salvataje a las ballenas, presidida por mi esposa…” Lo interrumpe Don Benito y hablándole al hijo pero mirando hacia nosotros dice, a todos: “…sacate todas las dudas, hijo, acá los tenés a los dos sentados frente a frente, un poco titubeando, pero dispuestos a contestar ¿cierto?…” Volvemos las miradas al hijo, todos “…Pará Papá, tampoco vamos a pasarnos todo el día acá. El sábado me vuelvo a casa, ya tengo el boleto de avión. Me llevo la escritura hecha, el embargo levantado, el convenio con los compradores por la hipoteca. Ustedes decían era imposible continuar. Los dejo hablar, pero ya lo hicimos. Terminado y cerrado. Dejemos hablar a los muchachos, me decía mi viejo. Bien, vengo hasta acá, los encaro y les pinto la situación tal cual. A mí, sinceramente, me parece injusto le quieran cobrar algo. Porque hacer definitivo no hicieron nada. Ahora, un reconocimiento, bueno, no sé, mi viejo no tiene firmado nada. Entonces, posta, tampoco tienen derecho a eso. Punto. Por más nos devanemos los sesos buscando vericuetos o alternativas. En los negocios se gana, se empata y se pierde. Punto de nuevo” Termina el café. No me cae nada bien, pero tiene las cartas fuertes en sus manos. Para colmo de nuestra angustia, continúa acaparando el momento, porque nosotros aún conmovidos nos guardamos en el silencio “…¿Qué cartas tienen Ustedes en la mano, muchachos? Porque por ahí, quien te dice, me sorprenden. Ya tengo personas interesadas en sentarse con nosotros para continuar esta partida hasta el final, pero por ahora los tengo acá adelante. Por eso los respeto, por mi viejo. Porque si fuera por mí, la verdad, lo liquido nomás, porque tengo con qué. Pero no quiero ser desconsiderado, aunque pienso a mi viejo lo embaucaron, lo envolvieron con puro “bla bla”, haciéndole perder más de lo dispuesto a regalar. Tal vez lo tienen acorralado con algún acuerdo y no lo sabemos. Pero Yo no tengo porqué respetarlos, ni les debo nada. No sé si tienen algo prefirmado o no. Si comprometió su palabra… Punto. Cerramos acá las cosas y listo. Nos vamos y quedamos amigos…” .-“Bueno, Fabián, dale, ya está, listo. Lo antes arreglado, lo hablado conmigo, no sirvió de nada, arrancamos de nuevo y Vos dirigís. Damos las barajas de nuevo, ya estoy grande para emprender estos asuntos. Me dirijo al pie, voy a Vos. Desconozco cuanto Ellos puedan tener, no los conozco tanto. Tuvieron la primera ronda para mover fichas, pero el plan estratégico se les vino abajo. Ahora mandás Vos” Consternados, vapuleados, estáticos, solo movíamos los ojos como espectadores de pingpong “Bueno, Pa, ya les pregunté y nada contestan. A lo mejor, están un poco nerviosos. Por ahí, quisieron llevarse toda la torta, se relamieron y ahora se les escapa del molde. Después no me vengan a compartir algo, si gano no comparto. Miren Doc, soy un tipo íntegro, no jorobo a nadie, pero soy directo. La verdad en este entuerto no le creo a nadie, desconfío de todos, e incluso de ustedes, claro. Se lo ganaron ese prejuicio, porque de fuente oficial se sabe acá en la Capital la gente se la pasa embromando a otra. Algún esfuerzo hicieron, lo reconozco, pero les faltaron cinco para el peso. Dejando afuera lo humano, los negocios son negocios, como dije, y a mí me gusta la guita. Tienen la palabra ¿cerramos acá y listo, o levantan la apuesta?” Algo atribulados y descolocados, arrinconados fuera de los pasillos tribunalicios, nos vimos envuelto en una maraña de duda y desconcierto. Soy como siempre el primero en bajar los brazos “Enhorabuena si pueden cerrar todo ustedes. Háganlo y listo. Nosotros nos vamos piolas, como buenos perdedores, nos vamos en paz” Pero el quía socio levanta la polvareda -“¿Cómo nos vamos y listo? Para nada, acá me aferro hasta que me paguen. Para esto invertí mucho tiempo y dinero. Saqué planos, hice inventarios, contraté gestores, pagué investigadores, fotocopias, secretarias, cadetes, impuestos…” Sobrando la situación e impulsado por el trampolín psicológico de nuestra división interna, repica el heredero defendiendo intereses del padre “Por ahí prefieren apartarse a otro salón para hablar a solas y los estamos interrumpiendo. No sé, Doc no les quiero apurar el tranco, pero mejor vayan definiendo. Si le hicieron firmar un convenio por honorarios a mi viejo, es tiempo de bajarlo y ponerlo sobre la mesa…” Pero resulta, no lo tenemos. En fin, pienso, si en verdad fuera para bien de las ballenas, estaría bueno. Pero las fundaciones sin fines de lucro son detrás negocios disfrazadas de altruismo. Al menos el mate cocido pueda ser me lo pague Don Benito

S= …me parece estar en Lagash u otras tierras similares del reino de Mesopotamia. Arena por todas partes en los pelos, las fustas, las vainas, las patas, y vasos de los caballos. Hemos soportado una batalla reciente entre los conflictos permanentes de una guerra. Oigar otras vez el rechinar de los insultos, y el fragor de las espadas, dispuestos a trenzar nueva refriega, mientras transitamos un intermedio de descansos entre avanzadas y repliegues de infanterías y caballerías ligeras. Somos legendarios soldados, mercenarios de veras, apostados sobre tumultos de calaveras y huesos disecados sobre la ardiente arena. Concentro el oído en esas voces cercanas, alzadas aún en contienda. Parece fueran de hermanos, de hombres del mismo bando, ajustando algunas cuentas. Tomo fuerzas de un suspiro suficiente para alzarla a mi espada por el cabo, y me aproximo vacilante, aprestado a esta escaramuza, sospechando el cariz de la afrenta… “Enfrentate a mis soldados, tomá posición en cuadras y parcelas, mové tus valientes legionarios o colocá los peones coraceros a correr caretas. Sino, declarate derrotado, entregando a tu Rey, condenando a tu Reina”; -“A los magos también les llega su hora, y solo debo sentarme frente a ti con paciencia, para ver correr el cadáver de mi adversario por el cauce de pestilencias”; -“Soy mago por las noches, pero humano de día, y acepto adversidades, aunque oculten por un rato, este Sol dando vida. A tu mala zaña he de poner buena cara, y por eso mi amigo, sonrío. Me obligo a enfundar en la talla, saliendo a dar batalla, contra tus alférez, jinetes, contra tus torretas de flecheros montadas por los extemos. Nada temo, pues conozco estrategias embrujadas”; -“Lo bueno dura poco me ha dicho el Diablo, y así mueren los magos, regodeados en su propios conjuros, hiponosis, efervescencias… es tiempo de darte lo tuyo, y acá va mi carga de jinetes, saltando barricadas, atropellando a tus infantes cual si fueran minúsculas piezas de la mitad de su tamaño, poniendo en jaque tu fortaleza”; “lo bueno dura poco, guerrero bruto de sangre ajena, y siempre habrá lomas como repechos, pero igual barrancos y mesetas. Te has metido solo en el lodo de una trampa bien armada y activada, por los pases diagonales de mi jugada maestra. Si estos ataques salen mal, o si fracasan mis defensas, como podría pasar son contra ti perdiera, tampoco será deshonroso, sino aprendizaje para mis mentas, para convertirme más zorro aprendiendo como discípulo las sabidurías de su tutor. Cuando porrazos uno se da, tan solo debe levantar, sacudirse el polvo de las prensas, y retornar a caminar por la senda trazada o por brechas nuevas. Algo más deteriorado, maltrecho, herido o lastimado, por encima de la esencia humana su mayor gloria en la supervivencia. Nada nos detiene. Las heridas se curan con saliva, y el escarmiento se atesora en cicatriz. Duele el ánimo derrotado, es cierto, pero somos capaces de continuar dando batalla. Por puras conjeturas, imaginación, fantasías, de figurar en nuestras cabezas, un escenario y una escena teniéndonos protagonistas. De este vuelo, de estas flechas, de mis humos de explosiones en réplicas, disolviendo el ambiente, esfumando la piedra filosofal adonde apoyamos el tablero de nuestras diferencias. Así, como hago ahora con este pase mágico y palabras secretas, invocando una alucinción. Astros, estrellas, oasis, laberintos, oráculos y socavones en las hendiduras de las grietas pariendo miserios, soltando ecos, liberando fieras, te llevarán a ti, mi amigo, y a tus peones, hacia otros confines, afuera de esta partida resuelta…”; “Los dioses, los diablos y los brujos engañando a los guerreros, a las vírgenes, a los poetas. Ni temo a otros mundos, a confines, a límites, del Desierto, ni mares, ni tierras. Solo los soberbios como Vos, Druida, pueden considerar permanecer en la cima, sin reproches ni reprimendas. Desde mocete ya buscab rendijas y bisagras para violentar mi claustro, antes de hurgar por llaves de una celda. Tu jugada candado con señuelo en las torretas, poco me ha distraído del objetivo sobre tu reina. Hoy hago del peón de campo un alférez, un caballero, o lo hago cortesano capaz de mover a la Reina. Tus miradas penetrantes, tu líades y cantos, tus embrujos y entreveros, disfrazados de inocencia, poco pueden afligir ni torcer mi rumbo, y aunque solo tenga un ojo bueno para dirimir contiendas, me basta alzarme sobre mis botas, alisar el pliegue de mi pollera, y declararme ganador pateando el tablero contra una palmera…” Concluía así la disputa, el motivo de mi alarma prematura, la preocupación a mi convalescencia. Otra vez Nippur y Merlin dirimiendo viejos roces, por acaparar seguidores, fanáticos, curiosos de sus proezas. Próximas veces será conveniente buscar a Gilgamesh para estas partidas de ajedrez, pues el sumerio cuenta… con una paciencia eterna

S= …veo el desfile de fantasías pobres, paseando sobre matorrales, bosques y llanos de mi cabeza. Veo un aljibe en un páramo umbroso, húmedo y apiñado. Sentada sobre el brocal de la pira bautismal de los nacidos en estas tierras, aburrida se halla La Muerte, afilando uñas contra huesos, cavilando en La Nada, su eterna compañera. Alarmados en franco revuelo, dispersos y disparatados se ve a los enanos, seres incógnitos, detentadores de minas de oro, de la cual extraen metales en contrabando para otros primos lejanos, lo gnomos de Irlanda. Puedo escuchar o rehacer sus diálogos. “¿Es verdad, Dormilón, vos la viste?; “Sí, Sabio, ví a la Oscura Parca, allá afuera, hablando sola en voz baja, con el azadón apoyado apuntando hacia la verja de nuestra casa”; “¿Vos qué hacías en casa a estas horas Dormilón?; “…venía para acá, a trabajar, pero me agaché a juntar una flor, el viento me empujó y caí al pasto adonde su cuja camera me abrazó…”; “¿… fue entonces cuando Mudito tropezó con vos?”; “¿Qué hacía Mudito también afuera de la mina en horario de trabajo?”; “Había ido a casa a mear, porque otros se hacen los distraídos y mean por los rincones de la mina, y queda un olor putrefacto inaguantable, atrayendo alimañas y …”; “Bueno, bueno, Gruñon, no discutimos eso ahora, le preguntaba a Dormilón si recordaba lo que dijo Mudito corriendo hacia acá?”; “Dijo haber escuchado a La Señora Oscura hablar consigo misma diciendo… ¿Por qué dramatizan tanto? ¿por qué tantos llantos, tanta tragedia con algo tan esencial? Soy mas natural al nacimiento ¿no conocen acaso la multiplicidad de combinaciones encastrando perfectamente, coincidiendo oportunamente, para generar el milagro de sus vidas…? esa excepción a la regla de la Nada, soy… Cuánto espanto verlos llorar al muerto, sin llorar por el difunto sino por ellos mismos, sabiendo les queda menos. Todos están en la lista de presentes, así agachen las cabezas, igual los voy a nombrar. Por cobardía a lo desconocido se aferran a la tierra, prefiriendo la hostil rutina de seguridad. No me quejo de mi tarea, pero ¡la humanidad, puaj! Por suerte existen seres fantásticos. Supongo no se quejan tanto el padecimiento de abandonar su bosque terrenal. Viven más a los mortales, pero algún día también, deben despedirse…”; “Ahá! ignora La Señora Muerte contamos tiempo suficiente para esta misión, unos instantes para intentar distraerla y sacar Blancanieves, pues solo ante criaturas bellas se acongoja en melodrama consolador”; “Pienso igual a Mocoso, digo, volvamos veloces a la cabaña, y ocultemos a la doncella… vamos Gruñon” “No me da mucho afán, pero desde ya les advierto, si la hallamos muerta volvemos… ni se les ocurra perder tiempo en velorio, porque en trescientos años de vida jamás he visto a nadie escparse de la Muerte…

S= …una pequeña joven bávara, sentada al borde de una cama en el Hospital de Baviera, acompaña a su padre convalesciente. También una joven monja cumple la guardia religiosa acostumbrada por la orden de novicias de Gerhardinger. Con voz débil y ojos tiernos, le dice a la novata: “escuálida” Le pregunta si conoce el significado, pero antes de escuchar respuesta le anticipa “es una persona muy delgada, casi raquítica, como un strujdelkasten. Así la llamaba mi padre. En cambio mi mamá la llamaba “pequeña Karolina”… infaltable, los sábados temprano, aparecía su silueta por la puerta de nuestra panadería, a comprar rosetas de pfefermuesse homogeneizaiger. Tenía un color de piel tan blanco, como los mantecados de harina. Recuerdo el leve peso de su ser, sobre las tarimas de madera adentro del local. Ayer, una enfermera me leyó el matutino del Nordrhein Westfalen donde se anoticiaba la apertura del convento numero veinte de las hermanas escolásticas, fundadas por Karolina. Esa escuálida se ha venido Gigante, pienso” Entusiasmada la monja agrega: “Estoy de acuerdo Sehr Geehrter herr; una verdadera líder, minúscula y delgada, con carácter de piedra; nos enseñó la Superiora sobre la angustia penosa de las dolencias y desamparos… solo estoy de paso, pues Usted cuenta la fortuna de su hija a su lado” Retoma la palabra el viejo y agrega “Hábleme un poco más, hermana, sobre mi querida Karolina. Cuénteme ¿cómo consiguió fundar su institución? Bitte” La monja se sonroja y alabada fuera entonces monologa: “Créame, sehr herr, hay muchas culpas para repartir en el mundo, pero bendiciones también. La madre Gerardhinger se sustrajo con pasión a la vida de religión. Ella formó un grupo, sola, se rebeló a la eclesiástica anestesia de no hacer nada al respecto; a la negación obstusa; a la obstinación de esperar en otros la acción. Una Alemana de garra, repartió sudores de esfuerzo y emprendió la obra, a la cual fuimos acoplando otras tantas guerreras. Fue una mujer impulsiva, sumamente comprometida, a punto de resultar aversiva y portentosa en carácter, con temple de la misma María Magdalena, confiando en el universo de la familia por sobre todo, la institución tan pregonada e infalible para nuestra Superiora. Nosotras somos sus hermanas, reconocemos tan promisoria gestión, y nos consideramos su familia” El viejo sonrió plácidamente. Tomando ambas mujeres de las manos, dijo: “ahora es mi turno de contar algo nunca confesado. Cuando era niño, de unos seis años, caí condenado por este mismo virus hoy padecido, estando casi muerto porque los médicos habían renunciado hacer algo, funebrero de Regensburg me había tomado las medidas del cuerpo, pequeño y tieso, para moldear el ataúd de madera vendido a mis padres El Benedicto de Bavaria, íntimo aliado a mi padre, me bendijo con extremaunción. Aguardaban entre quehaceres cotidianos mi deceso. Replegado en un rincón de nuestra casa tras fachada de panadería, pasaba mustio las horas infatigables. El sábado por la mañana, como todos, apareció la pequeña Karolina por sus hogazas de pan para su familia. Supe era Ella por los pasos livianos sobre los listones de madera. Permanecía yo en cama y mi madre cerca. Ella no preguntó si podía pasar al cuarto contiguo, simplemente lo hizo. Mi padre la seguía perplejo intentando detenerla con su mirada. Al entrar al sucucho adonde me hallaba, una luz aguardentosa de un cáliz azulado, con una fortísima fragancia, se apoderó de mi ser, y desvanecí palpitando. Aún antes de perder la escasa conciencia,pude ver y sentir su manos sobre mis mejillas. A mi lado mi madre, catarata de penas, balbucerba entre labios “thanke Karolina” Hube recibido la extremaunción y la reencarnación en el mismo lugar y día. Luego de dos semanas, ninguna explicación médica esclarecía el milagro. Nunca más vimos a Karolina. Supongo había cumplido su misión en esa comarca, siendo yo mismo el merecedor de su alabanza. A veces pienso si con solo acariciarme me concedió noventa años de vida ¿cuánto pudiera hacer por quienes recibieran la ternura de sus manos constantes? Aquéllos seis años en 1813 llegaron hasta 1902…” A pocos días de la confesión el viejó falleció, asido a la mano de su única hija, fiel en la letanía. Esta mujer ya era madre primeriza. Su también única hija y nieta del viejo hombre, fue llamada Etelvina, y vivió hasta los noventa y tres, falleciendo en Argentina cuando corría 1996. Cosas del mundo, gente yendo y viniendo. La Segunda Guerra Mundial empujó muchos alemanes fuera de Europa. Una importante comunidad se asentó al sur de América, y en el triángulo formado por límites de tres localidades se estableció Etelvina, junto a su marido, un herr capitán, escapado de los Tribunales de Nuremberg con sus consignas. Los hijos de Etelvina se asentaron en el conurbano de la capital, en cuyo Distrito escolar primario, un día de clases cualquiera, y durante un receso por recreo, una niña detiene su carrera, posando los ojos sobre la estampa de la madre superiora, retratada en el lustroso cerámico de la entrada principal del colegio de Hermanas. Se abstrajo seriamente en el color de la capa sobre la cara armoniosa, en el temple ameno sin cuidados, tierno. Leyó la inscripción en relieve: Maria Teresa del Corazón de Jesús. El timbre del recreo la sobresalto. Una compañera pasó corriendo a su lado y la tomó del brazo, casi arrasándola. Ella instintivamente, sin saber porqué, estiró su mano y tocó el retrato. Las vidas se relacionan más acá o más allá. La Fe no se revela en los mejores actos, sino en actos solitarios. La nieta de la nieta de Friederich de Ratisbonna, salvado de la muerte a la edad de seis años, le agradecía sin conciencia a la figura del mural de cerámicos, tan blancos como harina enmantecada, como el color de una escualida. Dicen las monjas son casualidades en verdad obras de la misma mano de Dios

S= …ningún lugar me genera tanto placer como los patios de colegios durante los recreos. Poco menos me lo producen los torneos en campos de juego de clubes, e incluso cualquier entrenamiento. Clubes y colegios son instituciones fundamentales de la comunidad si pretende tener identidad. En ambos se puede grabar el sello a lacre de una idiosincrasia social. A pesar de existir, caemos en el abismo de planes educacionales estatales, como de estructura escolástica de religiones seculares, tergiversando e interrumpiendo la impronta de un clan nacional. Divertirse es la clave. La palabra mágica para cualquier actividad ¿Qué otro afán mueve a los chicos? ¿Qué otra forma eficiente de enseñar y aprender sino tomar lo serio mucho más relajados? Cuando se aprende jugando se abren los oídos, se ordenan los músculos, se sienten livianos porque no existe presión apabullando ni abatiendo. Con afecto entran los consejos, pues no se oponen defensas, ni son examinados ni calificados los defectos. Sin responsabilidad por hacerlo bien y menos por ganar. La constricción a mejorar, sin concentrarse en ganar, llega sola. Triunfar es permanecer dignamente en competencia. Luego transmitir en discípulos todo lo aprendido, intentando nos superen a maestros, padres e ídolos. Es natural en esencia a cada cachorro, de cualquier especimen, del conjunto de razas, de todas las fieras del planeta, incluso la humana. Por lo tanto, no hace falta incentivarlos, sino retozarlo, porque el rival no es enemigo, ni siquiera adversario; es quien apasionado por misma actividad, más se puede asemejar a un futuro amigo. Cuando así carecemos de jactancia y soberbia, favorecemos el desarrollo siendo fieles a la soltura, aunque no venzamos. Si somos humildes y evolutivos, sabremos aprender un poco de cada otro, incluido quien consideramos precario e ineficaz plenamente, tan solo copiando cualidades, sin pretender imitarlo. Si el concepto rescatable y primario es diversión se deberán olvidar palabras secundarias e inservibles, como suerte, cábala, superstición, racha, infortunio, accidente, mala zaña, conspiración, complot, sabotaje. Augurios de fuerzas ajenas medrando la confianza personal, nos comprimen a la dependencia de factores sin depender ninguno de uno mismo. Esas reliquias del pasado bárbaro, cuando al humano lo confundían las fuerzas superiores de la naturaleza ¿Por qué el esfuerzo y la repetición de la práctica, la técnica, táctica y preparación continua si pudieran suplantarse con magia, alquimia, conjuros, supercherías? Arrodillarse e implorar hasta ser bendecido por turnos de la suerte, sería suficiente. Todas las sugestiones duermen un sueño justo a la vera de la actitud, pues nada de oponer a la voluntad del carácter lanzado en apuesta sincera, honesta, leal ¿Cómo alcanzar entonces la virtud de la actitud para actuars? Pues la tienen todos los humanos, arraigada al gen de supervivencia. Siempre está presente, solo le deben dar alas y desplegarla, para dejarla volar, expandir, fluir por ondas desde el aire al agua, de la playa a la cordillera. Se logra con confianza personal y seguridad en las aptitudes propias. Se refuerza divirtiéndose sin temor a errar, ni a fallar, ni a perder una disputa entre otras tantas por empardar. Es un círculo vital, cuyo pistón es animarse. Unos traen impulsso congénito, o mamado cuando chicos copiando a instructores o a padres. Otros destacan por quedos, observadores, distanciados, desinteresados, teniendo igual grado de actitud, pero oculta en un remanso. Mejor aún, suelen tener actitud en perseverancia, esfuerzo y constancia, siendo estas circunstancias fallas en los aquéllos dotados. Quizá sea perseverar la aptitud vigorosa y el rellano para luego alcanzar prosperidad, abundancia, creencia y confianza en uno mismo. Esto permite seguir aprendiendo indefinidamente, y así como la tortuga avanza más a la liebre porque nunca descansa, son éstos virtuosos los ingeniosos y jóvenes titanes de la raza humana… Por eso seguimos algunos más viejos y cansados, intentando

S= …voy con mi hijo a la plaza sin pelota, bicicleta, triciclo ni juguetes. Desnudos con la ropa puesta, dispuestos a desgarrarnos esas vestiduras en férrea batalla campal de físicos crujiendo, dislocando, distendiendo, acalambrando en un entrevero de lucha libre sin igual. Buscamos el mejor sector de pasto tupido, sin chiquero de perros, ni hormigueros, ni alimañas. Allí nos lanzamos mutuamente, mediante técnicas observadas, ensayadas y fielmente aplicadas, copiadas a luchadores de espectáculos televisivos. Luego nos hacemos tomas, palancas, retenciones y estrangulamientos. Ante la mirada atónita de padres convencionales, a quienes ignoramos sin jactancia. Catch, judo, lucha libre, y boxeo. Todo es válido para sumarlo a nuestros juegos. Así se endurece la quijada, el cuello, el abdomen, el cuerpo va buscando sus reflejos y gestos. No se confunda, no hay malos tratos, por el contrario, cariño expresado a través de ese método ¿Cuestionable? seguramente ¿Malsano por irrespetuoso a costumbres sociales? definitivamente tal vez ¿Cuál es el peligro? el riesgo es lesionarnos por fracasr al detenernos a tiempo, confundiendo exitación de extralimitación. Entra a jugar la formación mental, unida al cuerpo. Para vivir en sociedad, se debe respetar como ser respetado, y resulta común sean niños agresivos, usando la violencia por método de buscar precisamente lo contrario, quienes adolecen de contención y cariño. Normalmente, procuran en el colegio o en el barrio la atención demerecida en sus casas. Si lo advierten tutores, maestros, directores, asistentes, sea en colegios o barrios, igual las atenciones decrecen por falta de recursos y honorarios. Entonces, buscamos clubes por centro de atención esencial. Se prepara tanto al avasallador como al avasallado. A uno porque jactancia y soberbia solo dan por resultado debilidad de espíritu, conduciendo a graves errores como a mayores estragos. Golpes, reprimendas, sopapos, solo pueden conseguir reflejo en nuevas y peores consecuencias indeseadas. Porque además granjearse el rótulo de “malos” los transforma en odiados, enfrentados y aislados. Morivando en definitiva unirse a los débiles y rebelar a los sumisos contra esos revoltosos, abusadores, patoteros, sabiendo por experiencias históricas en la conjunción está la fuerza, pues ni siquiera el más fuerte vence hordas, si son muchos justicieros. Por convivir en sociedad, vale más ser respetado a ser temido. Pues aquéllo acarrea admiración y amigos, y esto recelo y sublevación. En resumen, vale más ser apreciado por sencillo a ser odiado por valiente, aceptado por tranquilo a traicionado por severo. Al oprimdo se lo prepara induciéndole confianza en aptitudes para aflorar su actitud. En lugar de resultar negativo, cada brote de vulneración es un progreso positivo, pues vivido y superado, sin duda fortalece. Para estimular basta remitirnos al hecho primario de nuestra naturaleza: si cada uno de nosotros está vivo es porque ha ganado la carrera al óvulo matriz, en el arranque de la partida, venciendo a dos millones de espermatozoides empeñados en igual tarea. En fin, quien consigue desarrollar sus aptitudes, destacadas o bajo carpeta en modo alegre, risueño, afable conseguirá equilibrio mental de actitud para saber cómo y cuándo usarlas, habiendo el fulano también, logrado componer un carácter. Con eso basta para saberse suficiente, para desarrollar orgulloso cualquier avatar de la vida. Incorporado por siempre, sino para enfrentar para compartir, y hasta disfrutar, cada desafío y adversidad escapando de la rutina… Voy comentando todo esto a mi hijo, mientras volvemos caminando para las casas, aunque solo cuente dos años y monedas…

S= …con el profe de judo remamos. En verdad lo hace uno por turnos, mientras el otro timonea. El tipo es remero profesional, lo cual significa ha competido federado. Estamos en el lago Nahuel Huapi, creo. Lo doy casi por hecho, aunque bien pudiera ser el lago Ness durante algunos minutos. Es un buen tipo “este viejo” Querido por quienes lo siguen desde hace tiempo. Apreciado por otros, quienes hace poco aprendieron a entenderlo. Parece solemne y rígido al conocerlo. No se lo deberían tomar tan en serio. Aprendí prestar atención a sus comentarios, por ser artista de la supervivencia ¿Puede parecer arrogante o soberbio? Tal vez al principio, pero son esquirlas de defensas. La edad le ha dado experiencia para medir los tiempos. Saber escuchar, escudriñar intenciones, sacar conclusiones, tomar resuello para pensar antes de hablar, y decirlo directo, sin vueltas ni anestesia. En cuanto a lo humano, casi el padre de muchos casi huérfanos. Un personaje de la actualidad, nacido en otro tiempo. En otro lugar, en otra ciudad, en otra Era. Tiene tantos años, que parece antepasado. De cuando las calles eran de tierra y no existía pavimento. De cuando repartían leche en carros, en botellas de vidrio o en tachos; recorriendo la ciudad los tranvías y caballos. Se fue haciendo dehacha y tiza” como los bravos y también por el oficio, siguiendo los pasos de su padre, el carburín del barrio. Hacha para trozar los troncos y hacer las tortas de maderos, para estufas y salamandras, para cocinas y calderos. Tiza para marcarlos, diagramando a ojo de buen cubero. Desde pequeño cargar canastos, de cincuenta kilos varias vueltas, de un tirón desde el suelo, jugando hacer proezas. La vieja casa familiar amparaba adentro al viejo corralón, justo donde ahora, existe un colegio. Al cual no asistió, sino hasta saber lo necesario, pocos números y algún abecedario. Empleado en la oficina pública de transportes urbanos, armaba los pliegos, concedía licencias, controlaba préstamos, suscribía contratos. Para contener energías su hermano mayor lo hizo remero. Entonces conoció a su otro padre: el río. De entonces fueron uno los dos, y el bote, un estorbo dando bríos. Tantas veces, tanta gloria, supo sumar a sus equipos. En doble par, cuatro con y sin, ocho… adonde lo pusieran, sus manos audaces, sus contorsiones, su epíritu bravío. Un DT español lo condujo con cariño, hacia otros cauces, canales, ríos, para alcanzar juntos Sudamericano, Nacional, Provincial o Municipal las regatas por títulos. Conseguido lo propuesto, superó al deporte mismo, buscando desafíos nuevos en deportes más aguerridos. Comenzando a los treinta, un año luego ya era campeón argentino. Sus vitrinas personales reflejan el brillo de los ojos en los trofeos vistos. Tantas preseas abarrotando modulares, como para vender bronce por kilos. Tantos vestigios de vida consagrada a la pasión de entregarse, exigirse y enseñar, de competir y estimular hasta lograr entender, que ganar amistades era más valioso a cualquier objeto relucido. Porque deviene perdurable, entrañable, irrepetible y memorable en cada vínculo afectivo, pudiendo brillar en un bar más que cualquier trofeo, o medalla en un sótano o altillo. Porque se puede abrazar, palmear y contagiar en risa o en pena, de a dos, diez o sin cuenta. Del viejo se sabe por donde viene pero nunca hacia adonde va. Si sus ideas sorprenden, su dinámica más. Le oído más de dos veces: “quien se junta con viejos, se vuelve ogro y negativo” Entonces los evita, haciendo como un vampiro, rejuveneciendo con las sangre juventudes, entre quienes entrevera, debate, se moderniza sin perder el hilo… Me refería yendo hacia algún lado, otra vez una anécdota repetida, con nuevos ingredientes para mi decorado. Lo escuchaba como si fuera la primera vez, respetando el silencio, las pausa, y el panorama pintado en el espacio de la imaginación entre dos asientos de un vehículo. Merece la complacencia por dar y ofrecer, desinteresadamente, sin pedir ni esperar, sin reproches ni respingos. Un tipo noble, de veras, canchero, en todo sentido, para dar sugerencias y repartir consejos, o regalar anécdotas, regadas de moralejas a su propio estilo. Dispuesto a dar una mano, y luego la otra. Desde la rampa del viejo Hispano, al cual preside, me invita a internarme en su mundo, el del río. Quien lo ama y lo espera, lo atraviesa, le juega entre olas, le avienta suspiros. Quien se altera cuando lo pispea subirse al bote de travesía, dispuesto pasear sobre su espejo de agua, cual si fuera una pista de hielo para deslizarse fluido. El río y el viejo se funden en un abrazo enlazado en remos de madera, toletas, palas, timón, proa, carro móvil o fijo. Se buscan ambos y se encuentran como polos al magnetismo. El viejo Luján lo percibe, y el viejo pesca en su viento al plancton del aire picando y escarceando el cuero de su carne, el crujir de los nudillos. Igual sobre agua o en tatami, todo lo hace soberbio y enaltecido, a pesar decir “sale mejor jugando”, se empeña en ponerle tino, y pasada tras pasada, con puños relajados ajustados al cabo de su destino, va surcando los pensamientos de sus alumnos, profesores amigos, directivos, proyectos modernizados, familia y trabajo preceptivo. Mientras su mente viaja y su cuerpo diagrama los movimiento exactos y medidos, en franca comunión, rumbo al horizonte del poniente, se van el viejo y el río. El viejo río y el pibe viejo, en una foto como postal del remanso de la felicidad, mientras yo me quedo varado en la indescifrable levedad de la inexistencia en improviso. En un cofre quiere descansar, en el fondo del agua, en el seno del Luján, haciendo compañía a sus antiguos compañeros, cuando sea y deba, cuando lo reclame el río…

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