¿Es posible, en las circunstancias que vivimos, no tener una opinión definida, una sólida postura que pueda defenderse con argumentos lógicos y creíbles? Bueno, esa parte de “lógicos y creíbles” suele ser la gran deficiencia de muchas posturas en la actualidad. Pero aun así, ¿es posible que nos quedemos a un costado de la gran conversación general?

Hoy, como humanidad hemos desistido de muchas teorías y certezas que creíamos tener hasta el momento, aunque no parecemos notarlo. Así mismo, me parece maravilloso, es una enorme señal de que nos movemos, de no estar anquilosados. Pero creo que estamos atravesando un momento en el que, o bien repetimos frases que alguien soltó sin pasarlas por el filtro de nuestra consciencia, y nos enlistamos detrás de ellas, o nos quedamos en blanco.

Y ese “en blanco” es muy parecido a lo que me está pasando, pero es una elección muy sentida y consciente para mí. Hoy no necesito tomar una postura. Hoy no tengo ganas de dar argumentos ni tampoco de contrarrestar otros, sólo pretendo darme el espacio para dudar, para cuestionar, para observar.

Estamos llamados más que nunca a reflexionar antes de hablar, antes de decidir. Y quisiera ser tan contundente como pueda en esto. No sé si es la enorme facilidad que nos brindan las redes sociales para replicar mensajes o una especie de fiaca neurológica (nuevo diagnóstico, nueva pandemia), pero no nos está siendo fácil ejercitar la libertad de expresión aunque en teoría, la tenemos más que nunca habilitada.

Es muy claro que hay situaciones que nos desafían enormemente, muchas requieren un accionar inmediato, no hay dudas. Pero en cuanto a masa crítica que somos, es necesario tomarse el tiempo para observar, sentir, discernir. Aún después de todo, puede que no tengamos una decisión tomada o una opinión precisa. Me atrevo a quedarme ahí por ahora. ¿Por qué debería pararme en alguna vereda? A veces nos vemos forzados a tomar partido en batallas que no son nuestras, a veces nos vemos envueltos en controversias que no nos interesan. Pero en ese forcejeo se va formando un inconsciente colectivo y nos vemos muchas veces, atrapados allí.

Para las personas que no requeríamos de las opiniones partidarias, esta circunstancia nos resulta un desafío. En cada esquina nos acechan los eslóganes que parecieran, tan sólo “parecieran”, querer inducir un comportamiento. ¿Cuándo fue que resignamos nuestra libertad de elección? ¿Qué pasó con nuestro libre albedrío? ¿Será que tal vez nunca lo tuvimos? Es posible. Pero apuesto a recuperarlo.

Hoy no quiero tener una opinión formada. Hoy elijo quedarme en el limbo de las no respuestas. Quizás así me quede más espacio para vivir, quizás así quede más lugar para un destino indeterminado por mis límites de hoy. Quizás así le abra la puerta a nuevas decisiones que aún no existen. No me rindo en eso. Quizás esa sea hoy mi única certeza.

P/D: Comparto esta linda canción:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS