No sé exactamente cómo empezar a escribir una obra con semejante título, sólo sé que a veces esa palabra suele estar en cada uno de mis días. Siento como si nada me llenara, como si supiera exactamente lo que quiero, pero me es demasiado difícil y abrumador conseguirlo. Y cuando estoy apunto de llegar; de tenerlo… me entran unas ganas desesperadas por compartir lo que estoy viviendo, pero las personas a mí alrededor parecen no estar interesadas en lo mío. Es decir; ¿Quién lo estaría? Van por el mundo con sus rostros inexpresivos, con la mirada perdida en una vida que probablemente nunca tengan. ¿Por qué les interesaría escuchar o al menos creer las experiencias que otra persona les cuenta?
Siempre he creído que en el mundo hay simplemente de todo pero poco de lo bueno. Ellos en su mundo, su frágil mundo. Yo en el mío, hecho de acero y cualquier material que se pudiera considerar resistente.
Hay días en los que siento que la vida urbana me consume, me apaga. Todo se ve grisáceo y borroso. Y entonces intento salir de ahí, corro, pero me atrapan con sus garras y me van absorbiendo y yo no quiero. Me agoto sin hacer demasiado esfuerzo y entonces es cuando me doy cuenta que estoy volviéndome como ellos. Un ser aburrido y apaciguado. Y no. Esa no soy yo. Yo veo con tanta nitidez y color, cada día. Soy un ser salvaje y me encanta sentir las emociones a flor de piel, me gusta sentirme astuta y saber que probablemente de alguna u otra manera me salga con la mía ese día. Me gusta encontrar diferentes maneras de conocerme a mí misma. Porque me amo. Espero no sonar un tanto narcisista, porque si así lo fuera, igual no me importaría.
Creo que es todo lo que escribiré por ahora, eso sin olvidarme que estoy más que feliz por encontrar éste espacio para escribir un poquito sobre mí y sentirme toda una escritora. Hasta entonces confórmense con estas lecturas. Ciao.

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