Como seres humanos siempre hemos soñado con la magia y las estrellas, con la vida lejos del triste planeta que habitamos y la ilusión de crear con los ojos cerrados nuevos mundos, reales, salidos de nuestras fantasías.
Tal vez las moléculas recuerdan sus inicios en el espacio, sus formas puras adoptadas al viajar en el principio de los tiempos como polvo de estrellas.
En el origen de los tiempos, las primeras en absorber las propiedades creadoras del universo, fueron dos conciencias separadas y diferentes que no poseían una forma definida la dama de fuego y la dama de hielo. Al pasar el tiempo, cansadas de estar solas la una al lado de la otra, pensaron en la existencia y se posaron en un extraño planeta con volcanes y ríos de lava, cálido y lleno de actividad creciente; observaron en él pequeños cambios y grandes transformaciones, una sinfonía de desastres, la creación de vida surgida de las profundidades y eso las conmociono; asi que tomaron forma y desidieron permanecer, observar.
Poco a poco la vida trajo consigo grandes problemas; cada forma viviente daba a luz a otra que dependía en sus primeros días de la primera y después crecía, se convertía en algo similar o un poco diferente, pero totalmente independiente. Los grandes dinosaurios tenían óvalos de los que salía un pequeño ser exactamente igual, estos y los peces muchas veces protegían a ese óvalo dentro de si. Las aves lo escondian a grandes alturas o dentro de la tierra hasta que estaban listos para correr o volar.
La dama de fuego deseó con todas sus fuerzas tener algo suyo, pero quería que dependiera de ella; mostrarle de algún modo todo lo que sabía. Asi que hablo con su hermana y acordaron gestar a una criatura… aún no sabían que querían que fuera y eso las unió, hablaron por días, meses y… la dama de hielo notó que no era escuchada entonces calló. Su hermana hablaba y ella ya no la seguia, por los años que fueran necesarios crearían a un ser perfecto, hermoso y único, conservarían a un óvalo siendo un pez, un ave o un dinosaurio; la dama de hielo no estaba segura de lo que su hermana pretendiera, sin embargo, la escuchó… porque ella, también deseaba tener a una de esas criaturas.
Al pasar el primer año, observaron al embrión, los peces al nacer son independientes, claro que segun habia observado la dama de fuego, siempre puedes comerlo y volver a intentar; pero su hermana no pensaba igual.
Cambiaron la forma del embrión y lo continuaron como ave. Al nacer, lo cuidarian, lo alimentarian y después lo lanzarian para que aprendiera a volar y aún regresaría al nido. Al menos un par de veces pero, no era suficiente así que continuaron.
Los grandes dinosaurios eran todos diferentes entre sí y algunos pasaban años dentro de la manada, dependían de la compañía de los otros para defenderse y cazar; formaban sociedades complejas y se organizaban para vigilar y cuidar de las crías; aún así eran totalmente independientes y libres. La dama de fuego estaba segura de que era la mejor forma, pero, en su manada de tres… no sabia si funcionaría… Estaba dispuesta a intentar tenia tiempo para hacerlo las veces que hiciera falta.
Antes de romper el huevo, la dama de hielo pidió un año más para observar a una criatura pequeña y desvalida que había encontrado en el interior de una cueva, todos eran diferentes a pesar de pertenecer a la misma especie y debido a que no podían comprenderse entre sí como las otras especies habían ideado un rudimentario sistema de comunicación por aire, con sonidos, sus crías dependían de su madre los primeros diez años de vida y tampoco contaban con algun sistema de piel o exoesqueleto para protegerse de las inclemencias, así que robaban el de otras especies y lo protegían de sus congéneres. Al final las dos estuvieron de acuerdo en que esa debía ser la forma del hijo que engendrarian pero el cómodo óvalo que habían arrastrado detrás de si, se convertiria en nueve meses en ambos vientres y aun así estuvieron de acuerdo en que lo llevarían cuatro meses cada una y le darían la tarea final a uno de esos seres, ya que la idea era de la dama de hielo, ella debía encargarse de los cuatro últimos meses y vigilar el nacimiento. Ella por supuesto no estaba de acuerdo pero su hermana ya no la escuchó, habían terminado sus cuatro meses y salió en busca de algo que pudiera dar a su bebé humano cuando estuviera listo.
Ahora, la dama de hielo llevaba en su vientre a un ser completo que escuchaba, observaba, sentía y vivía atravez de ella, se movía y pensaba. Se comunicaba coherentemente pero nadie estaba ahí para compartirlo así que su lazo se hacía cada vez más fuerte.
Le mostró el origen del universo y los viajes a través del cosmos, los miles de planetas y formas de vida, los sonidos de los volcanes y el rugir de las olas del mar… y experimentó con ella un mundo de sensaciones y paz que llenaron de gozo la soledad de ambas, ahora tenía a una compañera que podía comprenderla y con quien compartía su existencia como nunca antes lo hiciera. Pero su cuerpo cambió y sus necesidades también; un inmenso miedo se apoderó de ella y lloró. Pero no había nadie con quien compartir…
Cuando al fin regresó su hermana, la dama de fuego, la orgullosa Reina Mab de los humanos, la dama de hielo había cambiado de forma y de figura, su pensamiento irradiaba algo que la reina no conocía, amor… la sintió lejana, extraña.
Loca de celos arrancó al bebé de su vientre y lo implantó en el primer humano que pasó por la puerta pero este murió. La dama de hielo que ahora era un lago, amaba a su bebé, lo tomó en sus brazos, lo envolvió con sus entrañas y lo puso delicadamente en el vientre de la más débil, de los humanos, una muchacha joven, casi una niña que ayudaba a su madre a cuidar los muchos regalos que Mab recolectó para su hijo y sin siquiera mirarla se quedó a vigilar el final, el nacimiento.
La dama del lago había dejado la mitad de su cuerpo con el niño y le prodigaba amor y dulsura, ahora ella envejeceria y eventualmente desaparecería pero viviría atravez de su hijo.
Ella haría independiente a la única criatura que dependía de su madre aún en la edad adulta, el ser humano, la forma del hijo que engendraron porque Mab nunca podría prodigarle el cuidado al que la dama del lago le había acostumbrado en sus primeros años de vida.
Adoptaron la forma y el lenguaje humano pero ya no tenían nada que decirse. Mab pensó que para hacer las paces, haría al bebé conciente del poder de cambiar de forma y de especie, del control de sus moléculas y podría unirse y vivir eternamente con todo lo que fuera polvo de estrellas, seria una compañía para ambas, un rey, el mejor de su raza, el culmen de la creación. Pero su hermana ya no la escuchó, el embarazo había creado en ella una conciencia humana, mortal. Su cuerpo era frágil y pronto desaparecería. Mab, era ahora la reina y Merlin llevaba la maldicion de vivir como hombre con la conciencia de una mujer, reflexiva, inquisidora, romántica y tierna que compartía con su madre, así el también deseo estar solo, envejecer y eventualmente morir.
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