Como todos los hombres, peco y tengo miedo.
Siento, pero no lo demuestro.
Me aferro a lo bueno, pero también al veneno.
El deseo lo freno cuando siento que no pued.o.
Empiezo el juego, aunque lo tenga perdido
Me levanto del placido sueño
donde mi cuerpo ya no pide auxilio.
Me miro al espejo culpable de mis deseos, de lo que pienso
De intentar acercarme al infierno y de jugar con fuego
Me paso el día mirando al fondo del precipicio.
El vacío que existe entre el cielo y el infierno, ese es mi sitio.
He recorrido la mitad del camino y se me ha hecho eterno,
tengo fe de que pronto el diablo me lleve consigo.
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