– Y luego de todo eso, vine a la selva a morir.

La prostituta, una chica veinteañera que aparentaba un poco más, miró extrañada a su interlocutor, un cliente habitual del bar que trabajaba en una mina cercana.

– Si, no me mires así que es la verdad. Luego de tocar fondo, le perdi la ilusion a todo, nada me interesaba, y como me falto valor para suicidarme, vine a la jungla, a ver si me pasaba algo, me pegaban un tiro, me mordia una serpiente, no se. Pero ya vez, sigo vivo. ¿Quieres otra cerveza?

– No, mejor ven conmigo.

– A donde….sabes que no me gusta pagar por sexo. Así que no entiendo…..

– Nadie hablo de sexo aqui, ven.El joven, indeciso, se puso de pie, ella lo tomó de la mano y lo condujo dentro ante la mirada incrédula de los conocidos del joven, al cual jamas le habian visto traspasar esa cortina de colgajos de semillas.

– Siéntate allí- Le señalo la cama, mientras cerraba la puerta con llave.Sin entender aún qué hacía en aquella habitación, obedeció. 

– No es sexo lo que necesitas- ella se paro delante de el, el rostro del joven quedaba justo a la altura del pecho de ella, que se acerco y con sus manos tomo su cabeza, la giro a un costado y la abrazo, a la vez que apoyaba una de sus mejillas sobre la cabeza del joven; este cerro los ojos, se dejó hacer. Con timidez al principio, con decisión luego, abrazo a la prostituta como quien lo hace con su hermana preferida, y rompió a llorar.

(final alternativo: 

-No es sexo lo que necesitas- ella se paró delante de él, el rostro del joven quedaba justo a la altura del pecho de ella, que se acercó y con sus manos tomo su cabeza, la giro a un costado, y de un solo movimiento, la hizo girar en sentido opuesto en todo su recorrido. Al sonido seco de las vértebras saliéndose de su sitio, siguió un cuerpo inerte desplomándose en el suelo. La chica suspiro hastiada, y toco un timbre oculto cerca de la mesita de noche.)

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