Preguntó con insistencia la hora actual, pero no se conformó. Llevado por la euforia de la aparente inconsistencia, subió hasta lo alto de la azotea y saltó.

Dejó unas líneas en las paredes de la habitación…

“¿La hora? ¿El tiempo?

Pasado, presente, futuro, palabras débiles que no pueden resumir el verdadero sentido del tiempo, pero tan frágil es el conocimiento humano, tan pobre la razón, que nos conformamos con tales palabras.

Presente no es la resignación de vivir el día y arrastrarnos durante la noche en busca del descanso.

Pasado no es lo que ocurrió ayer, ni antes de ayer, ni mucho menos el recuerdo, aquello en la mente viva del hoy, es presente… pasado es aquel que reside en manos del olvido, tan profundo que no existe terapia que los haga volver a este estado de la realidad.

Futuro no es lo que ocurrirá mañana… No existe, No existe el futuro, solo los aparentes presentes.

Yo soy el pasado de un ser aparente a mi que dice vivir en el presente y que con frecuencia siente que alguien lo observa del otro lado del espejo, aquel de ese lado, ese soy yo.

Nosotros no estamos viviendo, estamos durmiendo, lo sé, me lo dijeron, mientras dormimos juegan con nuestros cuerpos reales, este caparazón no es el cuerpo.

El secreto radica en la hora actual”.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS