De Inicuo A Inocuo

                                                                  De Inicuo a inocuo

Me encontraba ese jueves 13 de abril del 2000, en uno de los robos más importantes de mi padre, sin saber que sería el último atraco de él. Mi nombre es Tomy, desde pequeño, crecí en un ambiente de maldad, donde mi felicidad era tenue, era obligado a incurrir en los delitos de mi padre, con tan solo 11 años, mi madre se divorció con mi padre, ya que el maltrato intrafamiliar era constante, entonces yo me quedé con él, porque mi madre me odiaba, “bueno sigamos con la historia”.

Esa noche nos encontrábamos mis tíos, mi padre, y yo, en la entrada de una sucursal, de un banco en los ángeles California, así que mi progenitor llamó por teléfono a su amigo hacker, quien era experto en delitos cibernéticos, estafas, etc… para que tomara el control de las cámaras de seguridad de la sucursal, como lo habían planeado, pero, este, no le contesto, entonces mis tíos quisieron desistir del atraco, ya que sin la ayuda de su colega, sería muy peligroso, pero mi padre, siguió con el plan. Mi padre golpeó fuertemente a los 2 guardias de la entrada con un bate, dejándolos desmayados.

aquellos dos hombres, fueron metidos en un angosto callejón, por mis tíos, que finalmente se quedaron a ayudar a mi padre.

Por fin entramos a las instalaciones de la sucursal, así que nos escondimos detrás de los muros de la recepción, para no ser vistos, por los guardias, pero, fue en vano, ya que tratamos de eludir las cámaras, pero nos enfocaban. Finalmente fuimos descubiertos por las cámaras de seguridad, entonces nos asediaron los guardias de las instalaciones. Sentí un miedo que corría por mi cuerpo, como un éxtasis. En el momento que fuimos puestos de rodillas, uno de los guardias de seguridad, pidió que soltáramos las armas, pero, mi padre se resistió, yo trate de redargüirlo, pero, fue en vano, así que mi padre levantándose del suelo trato de opugnar contra los guardias con su 44 Magnum (arma), Pero, uno de los guardias, rápidamente alcanzó a dispararle a mi padre.

El dolor al ver a mi padre, me dejo en estado de cuita, entonces nos llevaron a la comisaria.

Mis tíos fueron puestos en prisión, mientras a mí me llevaron a un escuálido y pobre orfanato de los ángeles California.

Mis cuidadores eran testarudos, eran una mujer como de 30, o más años de edad, y un hombre longevo como de 70, años.

Me cansé de mis tutores, así que tuve reminiscencia de mi padre, cuando hacia sufrir a sus víctimas, entonces me armé con un cuchillo. Por consiguiente, mis panas y yo, acabamos con nuestros tutores, y nos fuimos del orfanato.

Nos quedábamos en South Central, en los Ángeles, donde formamos una banda cuyo nombre era “junte de catervas”. Asaltábamos, robábamos, para así alimentarnos, nuestro apoyo era mancomún, lástima que lo usábamos para lo malo.

Entramos en el mundo del grafiti, nos convertimos en grandes delincuentes. Empezamos a conseguir armas, ya que un grupo de traficantes, nos pedían el 50 % del dinero que robábamos en todo el día, a cambio de trabucos improvisados cargados. Un día uno de mis panas, llamado Bryan, cayó tendido en el suelo, por una sobredosis. Mis colegas y yo, no sabíamos que hacer, ya que no lo podíamos llevar al hospital porque éramos delincuentes, y la gente nos conocía, pero, la prioridad era nuestro compañero, así que lo llevamos al hospital más cercano, y enseguida huimos de allí.

A la mañana siguiente recibimos la lóbrega noticia, viendo el programa de información, a través de una ventana de una casa, donde un elocuente reportero daba la trágica noticia de la muerte de un joven perteneciente a la banda, “junte de catervas” a causa de una sobredosis.

Pasó el tiempo, y mis panas y yo, logramos olvidar a Bryan.

En medio de un robo a un supermercado, fuimos sorprendidos por la ley, mis colegas fueron detenidos, pero, para mi suerte escapé, y volví a estar solo.

Por dentro quería ser una persona afable, pero, ya era tarde, porque mi reputación no era la mejor, así que me mude de localidad. Hice amigos nuevos, participe en varias bandas, como: minicártel, los del piket-t, y otras bandas.

Una lluviosa y nublada mañana, me encontraba caminando por una calle, así que me sentí mal porque no tenía una casa estable donde abrigarme, ni unos padres que me amaran, entonces levanté mi mirada al cielo, y reclamé a Dios, ¿porqué mi vida era un fiasco?, y en ese momento, unos jóvenes bien vestidos, de una campaña contra la delincuencia, creada por un tal Mateo Polo Morales, repartían unos volantes con un gran mensaje, no entendía porque repartían volantes en medio de la lluvia, pero, de todas formas, me senté en un andén y con una bolsa grande me cobijé, así que leí el volante, el cual decía:

¿Inicuo o inocuo? Tú decides tu futuro, la limitación está en tu conciencia, el acceso al bien es factible y fiable, más al del mal es inseguro y te lleva al suplicio de la vida.

¿Tú eres inicuo o inocuo?

Después de leer esto reflexioné, y me puse a pensar, que la vida es mejor y más tranquila, si se practica el bien, así que mi corazón ígneo de maldad, se apagó, y al instante, empezó a crecer en el jardín de mis actos, el bien, entonces decidí pagar por mis atroces hechos y me entregué a la ley. Hoy en día soy ágil pero inocuo e inofensivo, más mi iniquidad quedó en el pasado.

Creo que mi testimonio es paradigmático, y nos deja una gran enseñanza, que, aunque en la vida haya problemas, siempre podemos hacer el bien antes que sea tarde, para salir de ese mundo oscuro debemos guarnecernos en el bien y en Dios, ya que él con tanto poder se hizo inocuo y humilde, sin importar, aquellos inicuos que lo odiaban, dime amigo ¿Eres inicuo o inocuo?

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