Me obligo a girar la esquina, allí esta mi casa pasando una casa. Me regaño. Luego parpadea y recobro valor. Examino la entrada, rezando para que mi papi y mi mami no estén esperándome.
—¿ Sera que no se dieron cuenta? —pensé
Y la puerta se abre. Contengo la respiración, si es mi papi no hay escape. Hay una alta probabilidad de que sea el. Su sitio de trabajo no esta lejos de casa; para ser mas claro, es justo en nuestro garaje. Un dato, no es mecánico, es carpintero. Una figura conocida sale.
Me da un abrazo y yo me seco los ojos. Tengo tantas cosas que decirte. Ya no tengo fuerzas, ni físicas ni internas, para llorar. Estoy más allá, mucho más allá, de los sollozos. Aunque creo una creo que conservo algo, no se que es, pero es lo suficiente para reservar lo que hice y pensé.
Mi mami aparece a los pocos minutos. Se sienta a mi lado, lo bastante cerca para demostrarme que está preocupado y lo bastante lejos para ser respetuoso, como de costumbre.
—¿Dónde estuviste? —me pregunta con amabilidad.
A pesar de que repetir todo los escenarios posibles y duele aún más que descubrir lo contrario de la realidad, el hecho de contárselo a mi mami esta casi descartado, y me consuela saber que al menos no la voy a agobiar con mis cosas. Le cuento una verdad a medias. No me gusta mentirle, pero tampoco puedo decirle.
Ella me escucha como lo hacer una madre, hasta tal punto que no sé qué está pensando. Quiero saber qué opina. De mí. Aunque cuando termino, no estoy segura de que se comió la mentira y cruza los brazos con furia.
—¡Pero ¿Qué demonios le pasa a tu amiga?! Es que no sabe lo peligroso esta. Yo que pensaba que te había pasado algo…
Tan pronto termina la frase, vuelve la cabeza alarmada.
Entonces yo también lo oigo. Alguien acaba de entrar. No son unos pasos cualesquiera, sino son pesados que hacen crujir los peldaños de madera y avanzan con calma.
—Volvió —decimos al unísono, y durante una fracción de segundo me planteo correr. Pero en donde. Y entra al cuarto. Me mira muy serio.
—¿Dónde estabas?
Habla muy grave y él deja caer la mochila en la cama.
En cuanto mi madre se retira para servirle la cena, el me mira fijamente y le digo exactamente lo mismo que a dije a mi mami. Echa a un lado la cara con un suspiro y un gesto petulante. Se me detiene el corazón y yo desconozco sus intenciones. Se que estoy petrificada, lose; el lo huele y lo siente estoy familiarizada con estas cosas. Pero aun así, no puedo plantearme que hacer.
—Me fui con un amigo a coger unas medidas y por algún sitio. creí haberte visto —Suspira y se pasa las manos por el pelo.
Me duele el pecho , aparto la mirada y me concentro en otra cosa.
No digo nada y no puedo dar pelea, no con él. Su mirada se intensifica, intrigante, y nada es bueno para el. Si alguien esta frustrado es mejor; al menos para mi, es salir a caminar, pero cuando el te destroza y te hace sentir peor que una basura y no te deja salir. Llorar es la única opción de desahogo. Con el rabillo del ojo veo cómo frunce el ceño. A veces pienso que le frustra mas que yo no le de motivos para que siga la pelea.
«O es solo mi imaginación»
—Hablo —me suplica mi madre.
Pero niego con la cabeza y bajo mi cabeza.
Se acerca a nosotras.
—¡Te crees mas lista que nosotros! Crees que puedes hacer lo que te de la gana…. —grito mientras se pasea por el cuarto.
Lo único que hago ahora es escuchar el monologo, a veces usa los mismos argumentos. En otros aumenta mas, pero me siguen pareciendo argumentos absurdos. Y tengo una respuesta para cada cosa que me reclama y reprocha. Es solo que el… cree que no estoy siendo justa y demás… Prefiero que se mate hablando para yo ir a llorar en silenció. Pero esta vez es diferente..
Aprieta los dientes y gota por gota se me derraman las lagrimas y apenas si me di cuenta del dolor en ambas mejillas.
—Basta —le advierte mi mami.
Pero deseo que no intervenga, así no la vera como su segundo blanco de tiro, el se acuesta sobre la cama, y conozco lo suficiente para saber que ya se desquito por lo que sea que le hayan hecho en su día, valdrá la pena pegarle un puñetazo en la cara….
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