Terror en mi experiencia. Relato personal.

Terror en mi experiencia. Relato personal.

Alguien d GUATE.

24/01/2022

Leí por aquí una corta pero buena, Historia de Terror, era su título, sobre un paciente de hospital que es abordado constantemente por un fantasma de niño y al final aquel paciente se hizo al lado de aquel fantasma.

Entonces me dio como una chispa o un impulso, tal vez, de plasmar algunas de mis vivencias con eventos sobre naturales, escalofriantes, parecerán ficción; pero, ¿quién lo sabe en realidad?, lo cierto es que lo voy a contar, o voy a contar lo que recuerdo, unas cuatro eventualidades tal vez:

01

Creo que yo tendría más o menos cinco, pero no más de seis años, cuando comienzan a ocurrir cosas extrañas al rededor de mi existir; o es la edad en la que ya pude diferenciar o dejar el letargo de un bebé. Voy a tratar de ser lo más explícito que pueda y tratar de no poner demás de lo que viví, vi, o tal vez, simplemente lo imaginé, no lo se.

Vengo de familia luchadora y carente de lujos, pero no carente de honradez, buenos valores, respeto y amor.

Sucedió en aquella corta edad, cuando viajábamos con mis papás y mis hermanos, desde la capital de Guatemala por allá en los 80’s a visitar a mis abuelos maternos y paternos, quienes tenían sus terrenos y vivían en una de las colonias o aldeas del Puerto San José; recuerdo que el calor de la costa era y es bastante agobiante, en épocas de verano e ingreso del invierno; a mi República se le llama comúnmente cómo, El país de la eterna primera; haciendo honor a su siempre colorido verdad por sus muchos bosques y diversidad de flora; son raros los árboles que reflejan las cuatro estaciones, por lo que sólo se conocen dos, verano e invierno; además que el nombre de Guatemala, en su original maya significa, Lugar de bosques, y se pronuncia más o menos así: Cuautemayam. En fin volviendo al tema que me lleva a escribir esto; llegábamos con mis abuelos maternos y a pocos metros vivían mis abuelos paternos; Q.E.D., ya los cuatro abuelitos; pero con quien llevamos una relación más unida, fue con mis abuelos maternos y es por ello que casi siempre llegábamos a su ranchito y a los otros sólo de visita de paso, por lo regular.

Pero a mí, me gustaba dormir con mi abuela, mamá Linda era ella, la llegué a apreciar tanto cómo a mi propia madre, su hija. Me gustaba dormir con ella, porque la cama que ella ocupaba era fresca, porque su base para acostarse a dormir, era de pitas de maguey, catre, le decían ellos, el punto era que permitía que la brisa fluyera y por lo boscoso del área por donde vivían, a pesar del calor de la costa, por las madrugadas el clima se refrescaba lo suficiente para dormir sin sudar.

Bueno me gustaba mucho dormir con ella, por eso y porque para mi también fue mi mamá. Más una noche de no poder dormir por el calor, imagino ya daban la media noche o tal vez ya más de madrugada, frente al rancho donde todos dormíamos, había una parra de el árbol frutal, el cual el acá en Guatemala se le conoce cómo: guanábana o simplemente, guanába, esta parra tenía a su retaguardia y a una parte de sus costados, árboles de mango, diversas especies y sabores y también palmeras de coco; pero en una de esas noches calurosas ya acostados y yo sin poderlo dormir por el calor, y cómo, las paredes del rancho estaban construidos , forrados con varitas de palma de cocotera, o cocál, cómo decimos aquí; y el área y posición de la cama de mamá Linda, daba opción para ver aquella parra de guanaba, un noche, yo vi salir de entre la para de guanábana, algo o alguien que parecía una mujer, cabello negro muy largo, abajo de su cintura y vestido cómo un camisón blanco, de manga larga y largo tanto que no se le veían los pies ni manos, lo puede ver porque, la luna está llena completamente y su luz aunque opaca, me permitió ver aquel extraño espectáculo.

Aquella silueta, se levantó del suelo, yo quedé completamente entumecido, no me podía, mover ni hablar, intenté despertar y decirle a mamá Linda, pero por más esfuerzo que hiciera, no lo conseguí; aquella “mujer” a quien jamás pude ver el rostro, porque el cabello la cubrió, tomaba vuelo y lentamente se iba pa donde mi y atravesando la pared sin ninguna complicación ni impedimento, aunque la puerta estaba allí y cerrada, ésta entraba atravesando la pared y se posaba sobre mi, y se veía cómo un trapo que una suave brisa mueve, podía ver el jugueteo de sus piernas y brazos, pero nunca vi su rostro por su cabellera.

No se cuánto tiempo transcurría con esto, yo todo entumecido y mudo, no podía más que observar, deseando que se fuera, porque esa cosa sobre mi y el ruido de los animales nocturnos me hacían sudar pero de mucho miedo, no recuerdo si aquel espectro me dijo algo, sólo se que quería que se fuera, dormir y contarlo al día siguiente; la verdad no me daba cuenta, cuando aquel fantasma se marchaba, porque de repente me quedaba dormido y al siguiente día, yo no me acordaba de lo que pasó anoche y así sucedió algunas veces. Pero sólo logré recordar esto, hasta cuando cumplí más de quince años y entonces lo conté, pero para muchos sólo eran historias fantasiosas de un niño y adolescente, ¿me creyeron?, no lo creo, pero yo, ahora lo recuerdo bien

Aunque no recuerdo, cuándo es que esos acercamientos se detuvieron.

02

Sucedieron algunos otras interacciones con entes sobrenaturales, pero de estos, y por el mismo tiempo, en el mismo lapso de aquella edad, sucedieron, pero yo no las recuerdo para nada, mis primos me cuentan de las entidades que pude ver y que les hable de eso, más yo no recuerdo nada de eso.

Pero cuando tenía ya cómo siete u ocho años de edad, recuerdo que ya no viajamos más de la capital a la costa, pero si nos manteníamos mudando constantemente; en esa movedera por las mudanzas, un hacendado, le dio una casa a mis padres, con la única condición, fue que había que mantener limpia toda esa área junto con la casa y mantener una huerta de verduras y frutas, no fuese lugar de juegos por ningún motivo, hacer travesuras allí;, la casa cuando llegamos, estaba inmunda por suciedad, pero entre todos limpiamos lo mejor que podíamos; los días en aquella casa comenzaron a transcurrir tranquilamente, más una noche, mi hermana mayor me comenzó a despertar para que la acompañe al sanitario, ya que quedaba fuera de la casa y me contó del por qué, y me dice: fíjate que siempre que voy a salir para mear, veo un bulto negro que se remece muy fuerte en la hamaca que tenemos en el rancho de afuera y es muy grande y pesado, pero los lazos en las vigas, no hacen ruidos, y me da miedo, mucho, por lo cual yo decidí acompañarla, (qué tontería pienso ahora mismo, qué podían hacer dos niños débiles), después de dos ocasiones de salir con ella, fue entonces dónde pude ver el bulto que casi hacía que aquella hamaca dira vuelas de 180 grados alrededor de las vigas; lo extrañísimo de esto es, que por lo regular, los lazos que sostienen las hamacas de las vigas, siempre hancen ruido por el movimiento y el peso del ocupante, pero acá, sólo se veía el enorme bulto oscuro y pesado hamaquearse con ímpetu, pero todo estaba silencioso, sólo los grillos y los tecolotes se escuchaban y lo peor fue que, desaparecía de la hamaca, en un instante y de repente. Mi hermana le contó esto a mis padres por lo que mi papá decidió montar unas guardias. Pero cuando él hizo guardia, no sucedió nada; su conclusión fue, seguro un x borracho, ha de entrar de vez en cuando a pasar la noche, pero es inofensivo, lo conozco, sólo que bebe demasiado bebida alcoholica y es seguro que no puede llegar hasta su casa y cómo sabe que yo vivo aca, pues pasa la noche y en la madrugada se va. Nosotros decimos que es posible, además el portón que da a la carretera, no se queda completamente cerrado, pero lo extraño es que no hace ningún ruido cuando se está remeciendo en la hamaca. Puede ser por el tipo de lazos que utilicé o no escuchan el ruido porque sienten miedo dijo mi papá.

Bueno el bulto siguió llegando, mi papá preguntó al birrachi si había entrado a dormir en la hamaca cuando iba muy ebrio, a lo que el respondió que si, un par de veces, pero mi hermana y yo vimos a aquel bulto más de dos veces, y si, pudo ser posible que también hubiésemos visto al borracho en la hamaca, pero el no se mecía tan eufóricamente y el borracho roncaba y no era tan grande, cómo el bulto oscuro que habíamos visto.

Dejamos de dar importancia a eso del bulto oscuro en la hamaca,, porque nos convencieron de que, pudo haber sido una mala apreciación por nuestro miedo; no siempre llegaba, pero ya era regular verlo o lo que se podía ver de eso y que ponía la piel erizada, allá en aquella casa; pero resulta que en adelante, en una noche de luna completamente lleva, entre sombras y penumbra, por la luz fría y opaca de la luna y los árboles de los alrededores; un pequeño gatito comenzó a juguetear entre mis pies, mi hermana antes de entrar al sanitario, lo vio al gatito y éste mahullaba cómo pidiendo cariño y comida; y el gatito, me pregunta mi hermana; todavía está aquí jugando conmigo, le respondí, mientras ella salió del sanitario y me dice atrápalo y buscamos una pita, lo amárranos y nos lo quedamos; claro que si, le respondí.

Cómo aquella casa tenía cómo un pasillo, con dos puertas de ingreso a la casa, una que daba al ingreso principal de la carretera y la otra que daba al patio y al sanitario, eran completamente de metal, de lámina de puerta formal, la puerta que daba a la entrada principal de la carretera estaba cerrada completamente con llave, y nosotros salimos y regresamos por la puerta que da al patio. Yo yan con el minino en mis brazos, ya dentro de casa, cerramos la puerta y yo me di a la tarea de encontrar esa cuerda, pita, para amarrar al gatito, pero lo horrible que sucedió después fue cuando intenté amarrarlo a la pata de la mesa; cuando empecé a atarlo a la pata de la mesa, se empezaron a escuchar unos fuertes e impetuosos golpes sobre la puerta que daba a la calle, y entre más yo hacía el nudo para dejar al minino bien atado, los golpes se incrementaron en la puerta, tanto que parecía que iban a botar a puerta a puro golpe. Yo completamente asustado por aquella escaliofrante situación, casi llorando le digo a mi hermana que yo voy a soltar el gatito, a lo que ella responde, nombre, amárralo y mañana jugamos con él, y se fue a dormir y yo le grité, yo tengo miedo yo lo suelto; y lo solté, por dónde salió el gatito, no lo pude ver, lo cierto es que, inmediatamente de que yo solté a aquel gatito, los golpes de la otra puerta se detuvieron y yo salí corriendo a mi cama me cubrí bien con las sábanas para sentirme seguro y así poder dormir.

03

Ya entrando a los 90’s recuerdo algo bastante terrible, mi papá siempre ha sido albañil y terminó siendo maestro encargado de contracción de casas de descanso, que mandaban a construir gente de muco dinero.

Antes que mi papá fuese ascendido a encargado, trabajo poniendo piso en una casa que ya estaban por entregar, ya nos habíamos establecido con mis abuelos maternos, ya no nos mudábamos, yo en las vacaciones de la escuela o de vez en cuando, iba a con mi papá a ayudarle, pero en ésta casa en particular vi como la terminaron, muebles, piscina, rancho para la piscina, etc., la cuestión es que los dueños llegaron a ver su casa ya por terminar y un tío mío, trabajó con un amigo de los dueños y pidieron a alguien que se encargue del jardín y la piscina, el trabajo estaba bastante escaso, mi tío les refirió a mi papá y en lo último que mi papá hacía en aquella casa, llegaron los dueños, muy buenas personas por cierto, y conversaron con mi papá, para que se quedase trabajando para ellos, mi papá les habló muy claro, que él no les ofrecía estar todos los días en esa su casa, y podía enviar a alguno de sus hijos a cuidar el jardín y piscina y él les atendería cuando ellos, los dueños bajen de fin de semana pero cuando mi papá no pudiera atenderles, siempre ofreció a uno de nosotros sus hijos. Los señores dueños de aquel chalet, aceptaron y ya teníamos en casa un ingreso fijo.

Pasaron los años, y confieso que cuando me tocaba turno de ir a aquella casa, hice muchas travesuras, ahora me arrepiento porque aquellos señores eran unas personas tan buenas; bueno, pasaron los años, yo cursando sexto de primaria, me recuerdo que una vez me acerqué al vidrio de la cocina para ver la hora para retirarme.

Pero cuando estaba tratando de ver bien el reloj de pared que no era muy grande, era un plato plano, pero de repente veo que aquel reloj de pared, gira sobre du eje como unos ciento ochenta grados y luego vuelve a quedar en su lugar; yo realmente pensé, fue mi imaginación, ¡qué gran imaginación la que me tengo!, me dije, quedé pensativo, pero no le di mucha importancia; pero fue a partir de allí que comenzaron los eventos extraños, sobrenaturales en esta casa; los días continuaron y siempre se escuchaba algo extraño adentro de aquella casa, en una ocasión, no tenía más por hacer así que decidí ir a ver televisión a una de las habitaciones porque el televisor de la sala se había estropeado, y teníamos permiso para entrar a ver televisión, pues estaba yo sentado en la cama del cuarto, la puerta de ingreso al cuarto, me quedaba por un lado y la veía de re ojo, mi vista estaba de frente al tele y la puerta la veía a penas por un lado de mi mirada, y así veo que una sombra blanca entró en la habitación y se sienta cerca de mi y cuando volteo a ver desaparece en un instante; la piel la tenía de gallina, espantado, pero cómo no lo vi de frente, me puse a pensar que tal vez fue algo más y yo espantándome solo, mas realmente lo más terrorifico estaba por llegar; en una ocasión viendo televisión en aquella casa en la sala, con mi hermano menor, ambos escuchamos claramente que unos tacones cómo los que usan las mujeres, taconcito fino, se paseo por todo aquel chalet, era de una sola planta y los sucesos sucedieron siempre durante el día, mi hermano y yo sólo nos vimos fijamente y nos dijimos, ¿escuchaste?; fue algo interesante. Ya por los tiempos en que los señores dueños de la casa estaban por tomar un viaje muy largo estaban poniendo en alquiler, su casa, una tarde de las últimas que fui a aquella casa, escuché que sonaba, cómo que azotaron una puerta; pero si acabo de salir y me cercioré muy bien de que las ventanas y todo quedara bien cerrado; o, será que se metió alguien, me dije a mi mismo, no me puedo ir sin revisar otra vez, dije, y volví a entrar y seguí el ruido, se escuchaba directamente en la habitación que tiempo atrás vi aquella sombra blanca y esa habitación daba al final del pasillo, a mi izquierda estaban otras tres puertas; yo que me acerco al cuarto del final del pasillo y el ruido no se escucha más, luego veo cómo la perilla de la puerta comienza a girar lentamente para abrir, la puerta se abre un poquitín, aquí hay alguien me digo, e intenté meter un poco la cara para ver; y qué de sopetón se me azotó la puerta en la cara, que si la meto más, eso, que estaba allí, me hubiese roto mi nariz, mas de inmediato, comenzaron a azotarse las otras tres puertas que tenía a mi izquierda, cómo pude salí corriendo, cerré cómo pude y nunca más volví a entrar a esa casa. Años después, cuando ya no trabajamos para aquellos señores, mi papá siempre ha tenido comunicación con aquellos dueños, y le revelaron que a ellos también los espantaban y que la cosa se puso peor después de que nosotros renunciamos en trabajar allí; fue hasta entonces que mi papá nos creyó, porque antes, cuando le contamos lo que pasaba allí, no nos creía.

04

Yo he visto y he vivido eventos extra naturales a lo largo de mis días; en una ocasión yo ya un jovencito de dieciocho años tuve una pesadilla terrible que mi hermana menor tuvo que despertarme porque estaba dando de gritos, fue una pesadilla donde demonios me estaban forzando a poseer mi cuerpo, lo cierto es que ruidos, sombras, bultos, comenzaron a verse en mi casa, fueron tantas las situaciones que vivimos pero sólo quiero contarte lo esto, no lo último pero fue tan real, a mi en vez de darme miedo, ahora me enojaba más con los fantasmas que nos molestaban, por lo regular, algo que yo no veía, me tocaba o me movía la cama, pero era algo espontáneo y cómo que me tocaban con una pluma; pero en una madrugada, me despierto, yo ya con veintiún años de vida, y que me despierto y no podía moverme y aquello algo que me acariciaba con una pluma, un poquito, ahora me acariciaba toda mi espalda, pues a la verdad asustaba, pero era agradable, cuando empiezo a escuchar un susurro en mi oído, una voz fea y que me decía, déjame entrar que yo te puedo llevar a donde nunca has llegado ni imaginas llegar, te puedo dar todo y más de lo que has deseado, sólo permítenos entrar en ti, tu nos puedes servir de mucho, nos sirves para muchos, déjame entrar, pues allí ya no era tan agradable y me puse furioso y busqué reaccionar, entonces me dice, para que veas que puedo ahec lo que yo quiero; entonces me da tremendo pellizco en la pierna cerca del glúte y termina diciendo vas a ser mío porque tienes el potencial que yo necesito, entonces pude yo hablar y lo eché de mi casa y le dije que yo jamás me iba a dar, que yo pertenezco a Dios sólo, y se fue.

No ha sido todo lo que he experimentado, aún puedo experimentar esas cosas y ver eso sobrenatural, pero ya no con la misma fuerza y yo ahora me considero más valiente que hace veinte años atrás; es algo de mi vida y mis experiencias.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS