Una vez a la semana me visito.
Reminiscente bullicio que añoro.
Allí, a cuadras de tu soñar.
Entre pájaros y bancos de piedra.
Me encuentro.

Como una estatua más.
Reflejos de tu propio juicio.
Sentada, abrazando palabras.
Ojos en lluvia, esculpidos en soledad.
Te encuentro.

Nos veo, tan quietos.
Besando el rocío de la noche.
Como un mero murmullo al pasar.
Que pronto aflora y decae.
Bañados en memorias.

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