DE HUEVOS Y BURBUJAS
Ayer rompí un vidrio, sonaron las alarmas. Estoy demorada en una comisaría.
Escribo en papelitos. Hacía tanto tiempo que no usaba una birome y un papel cualquiera para dejar testimonio del presente, y eso de no tener el móvil ni el ordenador me desconcierta en medio de la tragedia.
Escucho que alguien pregunta por mí desde la oficina de seguridad. No me inmuto, sólo espero y sigo escribiendo.
Como les decía, ayer mi ordenador voló desde el escritorio con un golpe certero hacia el espacio exterior, con la mala suerte de no poder traspasar el maldito vidrio DVH que envuelve el curtain Wall cual manto de hielo petrificado. Sólo granuló uno de los vidrios en mil pedacitos que quedaron pegados sobre el film laminado.
Estoy trabajando desde hace un año en la oficina de mis clientes, intentando ultimar detalles del proyecto para la nueva sede de un edificio que tal como en éste, deberá aprobar la Certificación Leed: eficiencia energética, iluminación controlada, sensores de ocupación para que todo funcione o deje de funcionar según lo previsto, ahorro de agua utilizando agua de lluvia para evitar el consumo de agua potable donde resulte conveniente …, y otras muchas especificaciones como las cubiertas de techos verdes de plantas autóctonas a no menos de cien metros de altura, que implica el alquiler de grúas enormes entre otros detalles que no vale la pena mencionar. Es tan costosa esa inversión que pocas empresas pueden aspirar a cumplir con tantos requisitos.
Lo que más me inquieta de este sitio y del futuro proyecto, es la obligada hermeticidad del lugar de trabajo. A quién se le ocurre hacer costosas inversiones para que no se filtre ni un chiflete de aire puro por las ventanas, que se oscurezcan los paneles o se iluminen artificial y automáticamente, sin poder abrirlos y sentir el sol. La vida se detiene aquí adentro para que los mortales disfruten del encierro durante ocho horas, como en los criaderos de gallinas, y a la salida pongan un pie en la vereda y se contaminen alegremente de cualquier virus, estornudo del vecino o variante de COVID en el transporte público o en el bar de la esquina! Trabajar dentro de una burbuja tiene sus contradicciones.
Pero volvamos al vidrio que rompí, por qué lo hice sin pensar en las consecuencias como la de quedarme sin proyecto y sin trabajo? Por qué fue ayer y no otro día? A decir verdad actué por impulso y aunque sepa no fue buena mi acción después de tantos años de coaching empresarial, cursos de psicología social y liderazgo de equipos de trabajo, hubo un detonante tremendo que estuvo siempre, pero no veía hasta que en un canal de noticias aparece la imagen de un monte devastado por el talado de árboles, la sequía, familias sin techo, sin agua potable, sin luz eléctrica, sin presente ni futuro en mi propio país, no en cualquier lugar lejano del planeta, y yo haciendo edificios burbuja para clientes burbuja que entrenan a sus empleados para futuras burbujas.
Volvió el comisario, dejo de escribir. Ya es muy tarde. Escucho atenta al fiscal que acaba de presentarse, lee un acta y luego pide mi firma: Entiendo que por lo sucedido, la Empresa que la contrató solicita se le de la posibilidad de realizar trabajos sociales durante algunos meses y no se le inicie demanda alguna en su contra.
Acepto perpleja, perdí mi trabajo.
Me esperan en casa, suena el teléfono, llaman mis amigos que se enteraron por las redes, vaya a saber a quién se le ocurrió publicar la foto del ordenador y vidrio destrozados bajo la ventana! Todos preguntan, recibo cuestionamientos amargos y mimos por igual. Caigo rendida en la cama abrazada a la almohada.
Hoy mientras tomo un café reparador, veo un email de la Empresa. Lo abro o no lo abro, pienso por un momento. No tengo ganas de seguir sumando reprimendas a lo acontecido. Termino el café con el mail mirándome amenazante fijo en la pantalla, hasta que decido leerlo. Estimada arquitecta, lamentamos el hecho por usted protagonizado el día 3 del corriente mes, y dada la situación nos vemos obligados a separarla del proyecto en curso, asimismo, los directivos han sugerido que para cumplir con los días de trabajo social del que ha sido ya informada, pueda colaborar a partir de la fecha en la reconstrucción de la zona de Salta donde haremos instalaciones de energía sustentable y de agua potable para la población de los wichis….
Interrumpo la lectura,
De repente, recuerdo el día en que un famoso empresario llegó buscando un espacio amplio para instalar un salón en Buenos Aires, con la rara intención de enseñar informática a jóvenes carenciados. Y por qué le pregunté, me corrigió “y para qué, pregúntame” Para que la vida tenga sentido, para hacer algo por alguien y no por algo. La tecnología y el progreso sirven para algo, y alguien tiene que aprender cómo brindarlos a otros para mejorar su calidad de vida.
Dibujo una sonrisa “no se puede hacer una tortilla sin romper huevos” u ordenadores… Me reconcilio con la Empresa burbuja que también había roto un vidrio o un contrato por ahí y la invitaron a colaborar en zonas vulnerables.
Perdí mi trabajo, pero ganó la esperanza. Nos vemos en Salta.
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