Son tus brazos mi abrigo
en las noches sombrías
que pido que no resisten
al fuego candil que cubre
tu mirada pueril.
Ya ni el llanto castigo
ni el corazón predigo;
porque es tu mar que nació
con las lágrimas de tu amor
que sólo mitigo las raíces
de tu dolor que un árbol
no cosechó.
Son tus brazos mi abrigo
en la poesía que digo,
y no respiro en las heridas
mendigo…
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