Estaba acostado yo en cama.

Aquella tarde tranquila de Febrero.

Al cerrar mis ojos, lo que ví primero.

Ojos azules, color del cielo, de aquella dama.

El viento soplaba muy fuerte.

La brisa, su cabello despeinaba.

Aunque despeinada ya se encontraba.

No quería que nadie me despierte.

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