Suave es el padecer de mi deseo
por afrontar, como doble de riesgo, el adjetivo.
Me recuerda a una caricia en la mejilla.
Suave
cito.
Cito textual los arremangos de inocencia
que dieron tardes helenas a los desvaríos de infancia descocida.
¿A dónde llegan esos tontos globos que se me anexan, irremediablemente, a la ciruela?
Suave
cito.
“Elisa, alisa mis mañanas
y hazme un niño mejor.”
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