Sueño y reflejo

Sueño y reflejo

Petricor

15/12/2021

No se siente bien, no sabes cómo se siente en mis mejillas, debajo de la piel de mis manos, en mis piernas… Se desvanece como luz del día al asomarse la noche, sin embargo, al arroparme regresa.

Miras dentro de mis ojos y no hay nada, el brillo se va, la sonrisa se apaga. ¿Te quedarás? Soy yo quien mira mi reflejo de pie frente al espejo en la madrugada, cuando araño mi piel y no logro desgarrarla para escapar, ni dormir, ni siquiera recordar cómo rezar; allí, incapaz de reconocer mi propio rostro, mordaz hasta los huesos, me acerco al otro que mira en mí, no me reconoce, no me habla y no sonríe tampoco, pero es quien me mantiene en vela y angustiada incluso cuando no puedo verle.   

¿Qué es a lo que me aferro sin saberlo? Lo quiero soltar y al dejarlo palidece. El frío me come los pies, odio estar despierta para mirarte otra vez. No te vayas, ni me rompas, no te rindas al sentir que mis manos son devoradas también. 

Es el sueño recurrente que me habla de las personas que no he sabido dejar ir y que están atadas conmigo, al menos en memorias de los días en que fuimos, y a pesar de llevarme atada también, no me reconocen, no saben que dejaron pedazos de ellos impregnados en mí. Por eso al mirarme al espejo los veo, por las noches los trato de arrancar de este leproso cuerpo que se rinde y se agota con cada intento fallido de borrar lo que soy. ¿Qué soy? Más allá de ustedes. ¿Quién vive en mí, al otro lado del cristal?

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