• ¡QUÉ DIFÍCIL QUE ES SER MUJER!

Y lo veo a diario…

Este relato está basado en diferentes sucesos reales que me ocurrieron en pleno centro.

Mientras recorría las calles Corrientes, Pueyrredón, Las Heras, Castelli y Anchorena.

Buenos Aires que fue y que pudo ser, pero que hoy es ausencia, ausencia de seguridad, de valentía y presencia de tratos, chantajes y poca esencia de las almas.

«Está todo arreglado».

  • Hola. A vos, si a vos.

Y yo seguí de largo…

Si no me contestas va a ser peor.

Y mire a esta mujer.

No pasa nada, quédate tranquila. Agarrame la tarjeta, es un código, si no agarras sos competencia.

Me dijeron que te hable.

Y yo arranqué de nuevo a caminar…

Frena y charla conmigo, los tres de allá están esperando que hablemos sé, sé lo que te digo, si no va a ser peor.

Me sentí acorralada, así que la empecé a escuchar.

Camino a mi alrededor y frente de mí está mujer me dijo:

Estas bien calzada y vestida, se nota que sos de buena familia, a leguas se nota que sos educada, además eres linda.

Siempre sonríes, por chicas como vos pagan más.

Yo la escuchaba anonadada, pero los tres hombres seguían cerca nuestro. Mientras tanto, ella comparaba mi ropa, mis zapatos y accesorios con los suyos.

Que los que ella cargaba eran mucho mejor y gracias a la prostitución.

Recuerdo que mientras eso sucedía yo pensaba «No puedo creer que esta mujer me explique esto».

Yo empezaba a temblar, y otras personas nos comenzaron a observar.

Pero nadie preguntaba nada.

En eso se acerca uno de estos hombres a nosotras para preguntar como iba la explicación «Ya le contaste».

Así que ahí me empezó a contar sobre muy buenos clientes. Y ante mi nerviosismo le dijo al hombre: «No está preparada».

Pensalo, la vas a pasar bien, yo estoy siempre acá. Si te decides me avisas, ganarías muy bien.

  • Era un día como otro más, me dirigía

a tomar mis clases. Estaban los puestos camino a Anchorena como siempre. Corrientes y Pueyrredón igual de congestionadas, sus puestos y esquinas rojas.

Mis amigos, vendedores de carteras, estaban siempre en los puestos que yo saludaba al bajar del subte B, ellos estaban y me saludaban allí hace varios años.

Ese día hice el mismo recorrido de siempre, aún no puedo olvidar la cara de la señora que me ayudó, sus gestos.

Siempre caminaba, me gustaba saludar a la corrida, para que pensaran que era de la zona. Esa tardecita y ya oscureciendo salude a una pareja como siempre al pasar por su puesto y ella me llamó.

Nena veni que te están siguiendo. Y me asome.

Siempre sonreís, y me saludas. Por una razón que no sé me caes bien. Se nota que sos educada y de buena familia (y ahí recordé el suceso anterior).

Los tres que vienen allá, te están siguiendo hace rato ¿No te diste cuenta? Hace rato hablan de vos, además hay clientes preguntando.

Miró al hombre a su lado, su marido y él me dijo «Ella pasó por lo mismo, yo le dije que me parecía que te están marcando». Entonces, ella me contó «rapidito porque ahí vienen».

Yo era muy jovencita cuando me metieron, y después no podes salir. Decí que yo me conocí con él, nos casamos y pudimos tener nuestra familia pero es difícil salir de este mundo.

El marido, ahí nos interrumpió, levantó su mano y pegó el grito «Es de las mías».

Y estos tres hombres pasaron por detrás mío al grito de: – ¡Safaste! Este siempre se queda con las mejores.

Chica, sos jovencita ¿Sos mamá, tienes familia?. Perdona que te pregunte esto, pero no sabes en la que te estás metiendo. Si no es necesario no vengas más. Te tienen muy marcada y hoy safas pero la próxima no sabemos.

Le contesté, sí soy mamá, y no, no soy de acá vengo a estudiar. Y le conté algunos detalles míos más.

Bueno, tranquila, si puedes evita venir. Decime tu nombre, y vamos a hacer esto, cuando estés por acá salúdame.

Que te vean saludándonos, porque uno de los tres es el jefe, y si vino es porque te quiere para él.

De ahí en más establecimos códigos, siempre nos saludabamos, cuando ella veía nuevamente la presencia de estos hombres nos quedabamos charlando. Me dijeron un número para recordar, y que si me agarraban yo debía decirlo para que comprueben que yo era el mercado de otro jefe.

Otra señal que optamos fue «Hay una cortada», para acortar mi camino y no pasar por cuadras específicas.

Podría haber salido mal, pero mantuve esta relación con esta pareja por bastante tiempo, casi dos años.

Además en otra ocasión me dieron otro consejo:

-Tus rulos son extravagantes, se nota que sos vos. Atate el pelo de vez en cuando, tu sonrisa tiene algo raro, mejor estate seria, cosa de que nadie te de pelota.

Tu mochila y tus zapatillas llaman mucho la atención, capaz esto también te sirve para que nadie te robe, ponte la mudita más vieja o deportiva que tengas, una mochila, bolsa o cartera que no llame la atención, que no parezca que vale plata.

Siempre recuerdo a esta pareja, evidentemente parecían personas «que la tenían clara» y luego lo descubrí.

Siguió pasando el tiempo, y para ese entonces la confianza fue creciendo, pues nunca me pasó nada malo gracias a ellos.

Pero resultaba ser, y luego me lo enteré gracias a que ellos me lo contaron.

Es que no estaban casados, eran pareja pero no tenían hijos, ese día me dijeron eso para que confiara en ellos y los escuchará. «Si no te decíamos eso, te llevaban, ya estaban pagando por vos».

En una charla me explicaron: Hay muchas peleas en este negocio, no todos los puestos son puestos, muchos están para hacer selección.

No a todos nos interesa vender, hay hombres y mujeres seleccionando.

Resultaba ser, que ellos tampoco eran puesteros, este hombre parecía ser alguien que sabía muchas cosas y también era un jefe.

Está mujer además era un ejemplo de esas personas que seleccionan a otras mujeres.

Solo que yo les parecía agradable, y más cuando supieron un poco más de mi.

Un día ellos también me mencionaron «Se notaba mucho que eras de buena familia, seguro también tendrías muchos amigos y lo más probable era que te buscarán. Podrías habernos puesto en problemas, pero había un par insistentes con vos. Nosotros les decíamos que no.

Si se te acercan, deciles que estás con nosotros.

Antes de tomarme unas semanas sin ir, esta mujer me comunicó algo importante «Acá está todo arreglado, ella era una de las favoritas y las favoritas tienen mejores sueldos, además eligen a cada cliente, sumado a eso que te acostas con los jefes, así que ganas mejor». Esta mujer temía perder su puesto de favorita, por mí culpa. Esto hacía que determinadamente insistiera en que yo no estaba preparada para eso, y que podría cagar el negocio.

Esa era la razón por la que en realidad yo le caía bien.

  • A veces es difícil recordar este día. Por mi mente pasaron miles de historias, de frases y consejos ante estas situaciones. Yo decidí fingir que me agradaba.

Ya habían pasado bastantes meses y comenzaba un nuevo año de mis clases. Mis viajes a la capital continuaron.

Para malos, ya los sucesos anteriores habían quedado lejanos.

Hasta que un día, cerca de las 19hs y a unos pasos del shopping Abasto, me empezaron a mirar. Ya más viva, en vez de caminar empecé a correr, admito que me choque con algunas personas.

Interrumpieron mi camino entonces con dos autos. Había gente a mi alrededor, pero eso parecía no importar, porque entre tres me cargaron arriba del auto, que más que auto para mi era como una camioneta. Pues era bastante grande, y color roja. El auto blanco iba tras ella.

«Subiste un poco de peso, pero estoy seguro de que sos vos.

Haber vos, hace que se ría, si se ríe me voy a dar cuenta.

Y en eso, con los nervios encima me hicieron reír. El al verme sonreír me dijo, si, viste que te dije es ella.

¿Qué pasó? Estás más gordita pero seguís igual de linda.

Otro tipo arremetió, nada que nosotros no podamos solucionar, más que ya la estuvieron pidiendo, la ponemos de 10 de nuevo.

El chabon que me reconoció por la risa: Igual así estás bien. No estés asustada, nosotros te vamos a tener como una reina, con nosotros laburando pero como una reina no te va a faltar nada. Y con lo tuyo vas a poder hacer lo que quieras.

Yo en llantos intentaba hablar, a lo que uno me respondió: -Si no te llevo vamos a tener problemas, ya me pagaron por vos.

Hace tiempo te sigo los pasos, en un momento te perdí el rastro, ya te había calculado días y horarios. Pero necesitábamos hacerla bien.

Mis nervios se notaban más, y yo comenzaba a temblar.

En eso, el chabon pidió que me ofrecieran algo para comer y tomar. Que acepté, porque de ahí no me iba a ir y era mejor que estuviera cómoda.

Así que intente comer y tomar algo.

Fue entonces que comenzó todo.

Decidí fingir que estaba todo bien, y mientras los tres se baboceaban empezaron a discutir.

A lo que arremetieron viendo con cual de los tres la pasaría mejor.

Así que, intente que se sintieran menos hombres para seguir provocando la pelea entre ellos.

Y el chabon fue el primero. Después del hecho, se decepcionó. Esperaba que yo sufriera, no que goze y eso le molestó demasiado.

Así que vino el segundo hacia mí, y volví a repetir esta conducta con el mismo resultado. Sólo que este hombre me dijo a solas, se nota que estás fingiendo y esto no nos sirve, así que sí haces lo mismo con el que viene lo más probable es que te descartemos. La loca tenía razón, no sos carne para esto.

El tercer tipo vino encima mío, para ver si a él le iba mejor y me sacaba algún llanto o grito. El hecho con él duró mucho más, yo lo rasguñe, pero yo seguí en mi postura para ver si funcionaba o no eso que dicen «Hay que fingir porque a los violadores eso no les gusta».

El me agarró del pelo y me agitó repetidamente diciéndome groserías y adulaciones.

Consumado el acto, los tres me miraron y debatieron, además me lavaron las manos.

«A esta hay que llevarla directo, así no habla con nadie ni pide ayuda».

Así que, me asomaron a la parada de colectivo y me explicaron:

«Si denuncias es peor, está todo arreglado con la policía. Así que si denuncias nos vamos a enterar y va a ser peor».

Y me vigilaron en la parada hasta que subí al colectivo.

Días después de un debate interno, de que me rompiera la paciencia el no poder ir a estudiar tranquila.

Deje que pasen días, y vigilando mi ropa y atando mi cabello decidí ir.

Ese día, sabía que un amigo estaría en capital así que le pedí volver con él así no caminaba hasta la parada sola.

Esa tarde llegué bien a clases y la realicé contenta. Finalizada esta, me tocaba caminar por Anchorena para encontrarme con un amigo que iba a estar por ahí, ya que le tocaba hacer un trabajo y podríamos volver juntos.

Fue ahí, que desde un negocio se me asoman un policía y dos señoras. El policía me dice que pare, que necesitaban hacerme una consulta.

Todo uniformado me mostró la placa, y junto a las dos señoras me habló.

Parecía un policía confiable.

-Las señoras dicen que el otro día te vieron en una situación rara y tienen miedo de que te haya pasado algo.

¿Yo te pregunto, te pasó algo?

La señora miró al policía y se me acercó para hablarme al oído, nena decime la verdad a mí, te hicieron algo, yo los conozco decime solo sí y voy a saber que te probaron.

Le contesté, me dijeron que no diga nada.

Entonces el policía, interrumpió, queríamos ver que tal habías quedado y que sepas que como te dijeron esta todo arreglado.

Los tres estaban por darme unas palabras más, pero interrumpió este amigo mío a los gritos de:

– Tami ¿Está todo bien? Ya terminaste, bueno entonces vamos.

Y se escuchó unos murmullos de «A está la empezaron a buscar».

Él es un hombre grande, que más que padre podría ser mi abuelo.

Al día de hoy nunca le pude contar que esas personas no eran «simples chorros, ni vendedores ambulantes».

INVOCO AL OLVIDO.

Me acuerdo cuando pensaba que eras perfecto cuando te veía y decía Dios lo puso para mí.

Cuando tomaba mis cuadernos y creía que «Ya lo habíamos escrito»

Miraba tu sonrisa como una odisea y tu mirada como una fantasía.

Cada vez que estábamos juntos y solos los minutos se pasaban volando y el tiempo a mí me quedaba corto.

A tu lado pensé en hijos, en amor, en matrimonio, llegue hasta soñar con una familia grande. También pensaba mucho superarme.

Aquella noche, todo cambió en nosotros, esto lo escribo en honor a los buenos momentos que tuvimos y porque se lo quiero contar a nuestra hija.

No sé qué edad tendrá ella al leerlo, espero que la suficiente como para entender que la deseábamos, que la planeamos y la buscamos. Pero que también éramos muy jóvenes.

La vida nos puso a prueba cuando recién comenzamos a vivirla. No nos culpo por los grandes errores, al final los dos estamos donde debemos estar.

Solo que nos hemos lastimado tanto como para no recordar lo mucho que nos amábamos.

Ni vivir ni morir es fácil, pero creo que peor que eso es sobrevivir. Sobrevivir es estar muerto estando vivo.

Sobrevivir no siempre funciona, ya lo sé.

La meningoencefalitis herpética me atacó a mí y a nuestra familia. De ella todos fuimos víctimas.

Por mucho tiempo mis sentimientos fueron canciones, canciones con las que te imaginaba, en las que nos buscaba, en las que buscaba letras para poder expresar lo que me hacías sentir.

La juventud no nos permitió tener todo bajo control.

Con distintos personajes te volví en mis historias la musa dentro de mí.

Algunos buscaban ser ejemplos para que al leerlos, asumieras que eso necesitaba.

Debo admitir, que solo unas pocas veces funcionó.

De todos modos, elegí escribir un libro.

Aún pienso que estábamos acomodándonos.

No se deja de amar en un día, y si pudiera cambiar dos cosas de esta historia:

Una sería la salud y la segunda irnos a vivir a Córdoba, como deseábamos hacerlo antes del Arrebato de la vida.

Fue una historia particular, muchas veces la inocencia con la que yo cargaba me volvió un ser muy alegre y eres mi único héroe. Existieron dos ocasiones que me lastimaron mucho, mi corazón y mi salud, esos días en realidad necesitaban armonía.

Yo no me quedaba quieta, había algo en mi cabeza que me lo decía, pero no hice caso y quizás pensaste que era buena oportunidad para vos, para tener motivos pero en realidad yo necesitaba paz y me sentí avergonzada.

Conozco lo horrible que eso te hace sentir.

El dolor y las dudas no me dejaban en paz, aún mi destino no tenía mucho sentido y tanto eso como tus amigos me tomaron por sorpresa.

Tenía muchos motivos para pensar en vos, en tu aroma, en enderezar las cosas, sin embargo estos sucesos me abrumaron.

Hicimos todo mal.

Miraba tus ojos y tu sonrisa, muchas veces no tenía la habilidad para elegir una porque se quedaban arraigadas a mis pensamientos y me hacían soñar.

Tu presencia siempre perdura, pero el daño que me hiciste opacó la ilusión.

Hija: El día de mañana no permitas que nadie te haga sentir sola, que nadie te haga llorar y si alguien quiere estar a tu lado tenés que fijarte que sea buena compañía, que quiera sostener tu mano, que te permita sentirte tranquila.

Me costó, pero lo mejor siempre es realizar las denuncias. Eso me liberó, me provocó un gran sentimiento.

Quiero que sepas, que sobre sexualidad siempre podremos hablar y que si esto te ocurriera a ti, tanto yo como tus personas de confianza te ayudaremos.

Siempre es importante defender nuestros derechos.

No es No, No se es No, mmm… es No, voy a pensarlo es No, solo Sí es Sí.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS