La noche está llegando a su fin, se atenúa la oscuridad y la luz está por inundar cada rincon. Con los ojos entreabiertos miro la neblina disiparse y oigo que me llamas. La claridad ilumina nuestros rostros, penetrando las pesadas cortinas. Te oigo, cariño.
El alba descubre tu silueta desnuda y el día nos llena por completo, magnífica fortuna despertar a tu lado. La oscuridad se a deslizado entre los dedos de la noche. He visto pasar días enteros esperándote cariño, con nuestros cuerpos entrelazados al llegar el amanecer.
Aquí, bajo los tonos del día que inicia te siento bajo las sábanas, aquí, como muchas otras veces te miro y me sé de ti ingenuamente enamorada.
Poco antes del inicio de la noche he temblado con el roce de tus labios, intimidada por el anhelo en tu mirada. Tu fuego me quema y ardo con gusto en este instante que solo vivido en mis mejores sueños. He esperado noches enteras para estar a tu lado, unidas, al llegar el amanecer.
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