El sendero solitario

El sendero solitario

Karely Zárate

23/11/2021

Maldigo esta cultura de represión. Es horrendo reprimir mis emociones. Desde pequeño me habían dicho que no podía llorar. No debía sentir, un hombre no hacia eso, “son cosas de niña” me gritaban. Toda mi vida ha sido una represión constante de mis emociones. No puedo sentir miedo, porque eso es solo para mujeres. No debo mostrar debilidad “ni que fuera vieja”, lo único que se me permitía era la ira, esa si es permitida para un macho.

Yo quise llorar cuándo mi madre murió por aquel terrible cáncer, pero mi padre no me dejó, tenía que mantenerme fuerte por mis hermanas, pues estaban destrozadas, pero ¿y yo que? ¿yo no puedo gritar y llorar? Este camino miserable de la vida sin mi madre, ya no es el mismo y ni una pinche lagrima pude derramar, solo podía golpear cosas y maldecir a Dios. Eso si era “bien visto” pero si salía una gota de mis ojos viendo el ataúd de la mujer que me trajo al mundo me convertía en un hombre débil. A veces envidio a las mujeres, ellas si pueden soltar lo que sienten, en cambio yo, solo puedo sentir enojo.

Mi vida transcurre con sentimientos perdidos y encerrados dentro de mi ser. Ahora puedo confesar en mi soledad cuantas veces temblaba de miedo al ver a mi padre, temor a sus gritos o golpes según él me estaba reprendiendo. Cualquier expresión en mi rostro que reflejara debilidad ameritaba un grito o golpe, me decía “acaso eres joto” o “aguantase como los machos”. Aguantarme como los machos ¿para qué chingados? Por culpa de esas malditas frases mi amigo Luis se mató por no saber sacar sus sentimientos. El muy cabrón había discutido con su novia por una idiotez. Según ella me contó, antes de irse como loco en el carro le dijo “me voy a matar si no me das otra oportunidad” Ella como es debido solo contestó “estás loco Luis”. El muy macho decidió irse a madres por la carretera. ¿Qué quedó? Un hombre muerto, por ser todo un hombre.

¡cuántas veces maldigo ser hombre! Ya no conozco de otras emociones más que el enojo y la ira. Cada situación que pasa por mi vida solo se responderla a gritos y violencia. ¡ya no quiero ser asi! Este maldito comportamiento me hizo perder a mi gran amor. O amada mía, cuanto me dolió perderte, por esta maldita jaula que tengo dentro de mí. Cada día que pasa me lamento el haberte perdido, te perdí por mi falta de comprensión, el no haberte escuchado ni haberme puesto en tus zapatos. Pero amada mia, desde niño me dijeron que el hombre solo busca satisfacerse a él, que no puede ni debe escuchar a los demás, mucho menos a una vieja. Me replicaron que la mujer solo fue hecha para servirnos ¡que pendejo fui!, ¿Cómo pude creerme tales estupideces? Yo quise llorar, pero solo pude desatar furia. En la cantina me peleé con un güey solo porque choco conmigo accidentalmente, todo porque me sentí miserable sin ti, yo quise llorar, yo aún quiero llorar. Los pendejos de mis amigos solo dijeron que había más viejas, al cabo nomás para eso sirven para complacernos, que equivocados estaban.

Solo quería recuperarte y decirte cuánto te amo, demostrarte que soy capaz de sentir y amar. Ahora soy un hombre solitario, encarcelado en su propia represión. Yo solo quise llorar, pero nunca me dejaron, ahora ya no sé cómo hacerlo, todo esto se hubiera prevenido si me hubieran dejado sentir. Maldigo esa absurda frase de que los hombres no lloran. Yo solo quise llorar. Yo solo quiero llorar.

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