MARTINA EN EL PAÍS DE LA ILUSIÓN
Era un día cualquiera, un día como muchos, quizás un poco apagado. Martina y su hermana se preguntaban ¿Qué podemos hacer?, se empezaban a aburrir y eso no podía ser.
Estaban en el parque y ya se habían cansado de jugar, pero,….. de pronto, algo saltó a su lado repentinamente y empezó a trepar por aquel árbol tan alto, era una preciosa ardilla marrón, con una gran cola, una ardilla trepadora y muy peludita, una ardilla muy traviesa y avispada.
Martina no se lo pensó dos veces, estaba aburrida y quería divertirse, así que corrió tras ella, que iba saltando muy rápido, de árbol en árbol, y así hasta llegar a un frondoso bosque de robles muy altos, llenos de gnomos, pequeños y regordetes, que eran los habitantes de aquella zona y vivían en aquellos árboles. La ardilla también vivía allí con toda su familia.
Comenzó a buscar bellotas, porque eso es lo que les gusta comer a las ardillas, para ellas son un manjar.
La ardilla, con su frondosa cola, corría, saltaba y buscaba una a una las bellotas que iba enterrando en el suelo, para hacer así su dispensa.
Y así fue como los gnomos conocieron a Martina y se hicieron sus amigos, le contaron que les gustaba mucho ese bosque, y que la ardilla era muy buena, que ella se encargaba de repoblarlo, porque iba enterrando las bellotas y no se las comía todas, siempre dejaba algunas para que luego fueran naciendo robles nuevos, que poco a poco se iban haciendo grandes y frondosos, dando ese aspecto majestuoso y dorado a su bosque.
La ardilla tenía su casita en uno de aquellos árboles, y allí estaban sus ardillitas, pero,…… de pronto se escucharon gritos.
_ ¡Lunitaaaaaaaaa! ¿Dónde estás?_ gritaban.
_¡Dios mío! Puede haberse perdido_ decía la mamá ardilla.
Lunita era su ardilla más pequeñita.
_Vamos a buscarla, dijeron los gnomos
-¿Habéis visto a Lunita?_ preguntaron a los ratoncitos que dormían plácidamente sobre las hojas.
_No, no la hemos visto ¿Se ha perdido?
_¿Habéis visto a Lunita? Preguntaban una y otra vez a todos los habitantes del bosque, pero nadie la había visto.
Todos estaban muy tristes, faltaba Lunita.
Pero…… de pronto, cuando todos estaban calladitos y pensando en donde podría estar, se escuchó algo.
Ras, ras, ras, ras……
Ese ruido venía de un agujero enorme que había entre las rocas.
_¡Lunita estás ahí?
Si, allí estaba Lunita, se había quedado atrapada entre las rocas y no podía sacar su patita.
Todos intentaban ayudarle, pero la roca era demasiado grande.
Martina no lo dudó, bajó rápidamente al agujero y empujó con todas sus fuerzas aquella roca.
Lunita dio un salto y se puso muy contenta, ya estaba libre.
Allí estaban todos los habitantes del bosque, los gnomos, las mariquitas, las mariposas, los ratoncitos, los pajaritos,……. y sonó un aplauso muy fuerte para Martina, que de pronto volvió a su mundo, si, porque durante un tiempo había estado en otro país, el país de la ilusión.
Abuela Elena
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