Han pasado los años y con la soledad he aprendido a querer me,
Después de tanto tiempo y tras tu partida, he hallado un lugar dentro de mi ser donde encontré mi consuelo, justo debajo de todo ese dolor que conmigo dejaste.
Auque se que con todo ese letardo mi dolor se ha desvanecido, sigo viendo las cicatrices que tu creaste.
No me ha sido fácil pues tuve que lamerme las heridas en soledad y sin pronunciar tu nombre o maldición alguna.
No obstante, hora estoy mejor y disfruto de mi tiempo como regalo divino, sin preocuparme de lo que me tendrá preparado el destino y consentrarme tan solo en vivir cada momento.
Ya no me preocupa estar solo, pues tiene su lado bueno, nadie podrá volver a dañarme como tu lo hiciste, ni tendré que volver a preguntarme si estas feliz o trizte.
Además, puedo realizar cada uno de mis sueños sin dañar a nadie, porque nadie me acompaña para criticar por el camino, ni desear mi posible fracaso al intentarlo.
Ando en estado de Feng shui,
Sólo me dejo fluir por la vida al igual que el viento o el agua, con el único objetivo de disfrutar por el camino cada instante porque sé, que cada minuto será único e irrepetible, fruto del presente que culmina en el pasado, pero que brinda mil oportunidades para mí futuro inminente.
Habrá quien critique mí forma de ver o hacer las cosas, pero siendo honesto, para mí no es más que un concepto irreversible, pues cada cual es libre de qué límites imponerse o quitar, para seguir sus sueños o negarlos hasta el final, pero siempre habrá alguien que sin apenas conocer a una persona critique sin pudor alguno el pasado o futuro y juzgando tan sólo por un fugaz instante del presente.
Por ello yo he elegido estar en soledad, porque ella nunca defrauda, nunca podrá criticar mis decisiones, ni pondrá en tela de juicio creencias, costumbres o manías, porque ella no abandona porque no está, no exige porque no espera nada de nadie, ni pedirá tiempo extra porque siempre aparece cuando hay tiempo libre, no sabe lo que se piensa y sobre todo lo que se siente.
Siempre puedo acudir a ella para reflexionar, no es molesta porque no habla, no hace daño porque nunca juzga.
además soy consciente que en esa soledad y sea cual sea mí estado anímico solo importó yo y eso siempre reconforta.
Por ello he decidido hacer de esta vida una fábrica de sueños por realizar, sin esperar nada de nadie y el único costo a pagar es el valorar mí precioso tiempo en soledad.
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