Recordando la historia anterior en donde viví un primer intento de adopción el cual fallo, sigo contándoles lo que sucedió.
Y así fue, como después de haber vivido una tremenda desilusión caí en una tremenda depresión por la pérdida de un hijo al cual no pude adoptar, simplemente por la determinación de una mujer que jamás quiso sentir ese maravilloso amor que cualquier mujer puede tener por un hijo, ya que ni siquiera se quedó con él sino que lo vendió.
Exactamente casi 8 meses la señorita “Depresión” fue mi compañía, una de mis amigas de vida y que hoy no me gustaría volver a tener, por que sentí el dolor y la angustia, el deseo de la muerte y aunque tenía detrás de mí un tremendo grupo e doctores, psicólogos y psiquiatras velando por mi recuperación, no tenía ningún interés en recuperarme, y saben por qué??… Simplemente porque no quería salir adelante! Así es….yo no quería superar lo sucedido, por lo tanto; y aunque estaba en un tratamiento constante en donde consumía a diario alrededor de 12 medicamentos distintos, que para dormir, para levantarme, para no llorar, para reír, para comer, para ir al baño, etc., etc.…. mientras yo no quisiera superarlo, no saldría adelante…..
Fue así como una mañana me desperté, me levanté, me bañe, (después de días sin haberlo hecho), me vestí con lo primero que encontré, porque en ese minuto jamás dije… “No tengo que ponerme”, nooo ni siquiera me preocupe de que los colores combinaran, solo tome un suéter y un pantalón y me abrigue. Caminé con paso lento pero seguro hasta el templo de Maipú, ahí conocí al padre que realizaba las misas del día domingo, me senté a su lado y le conté toda la historia, cada detalle, sin olvidar ni lo más mínimo, le conté de aquella vez en que quise atentar contra mi vida y de cuando quisieron internarme en un hospital psiquiátrico porque mi depresión me tenía al borde de la locura… yo puedo decirles que peiné la muñeca, así, literalmente lo hacía… Cuando a veces me encuentro con una amiga del alma que aún tengo, ella me recuerda que muchas veces me fue a ver y yo me paseaba por la casa con una muñeca a quien le presentaba como mi hijo….. Es increíble como hay cosas que uno hace estando en ese estado y no lo recuerda ni lo asimila.
Después de haber conversado con este padre del templo y ver que le prestó atención a cada una de mis palabras y mis relatos, solo me dijo una cosa la que hizo ruido inmediato a mis oídos.. “Si tú no quieres salir de este estado, nadie lo hará por ti”… puedes estar en tratamiento con un gran equipo médico, pero eres tú y solo tú quien puede avanzar si lo desea de lo contrario seguirás así y solo te destruirás..
Solo basto eso para que tomará una gran decisión!
Esa sería la última vez que me sintiera así de agobiada, nunca más dejaría entrar a mi vida a esa pésima amiga llamada Depresión que solo me destruyo de a poco.
Me puse en campaña y comencé a buscar trabajo nuevamente y me puse de pié y volví a sonreír, volví a querer tener esperanzas en mi vida y me prometí que de ahí en adelante nada me destrozaría a tal punto de perderme en ese mundo tan doloroso, no solo para mí, sino también para quienes rodeaban mi vida.
Al cabo de un tiempo estando ya en mi nuevo trabajo en donde tuve la suerte de conocer a dos grandes personas, volví a sentir esperanzas.
Marcela, mi compañera de trabajo, una mujer muy alta, de cara bondadosa y muy inteligente me comenta que hay una paciente que era Asistente Social, le contaría mi caso de infertilidad para ver si así podría ayudarme a encontrar un hijo para mí.
Cuando ella me lo comentó, siendo ya tan desconfiada de todo, solo le asentí con la cabeza y ni siquiera esperé a conocerla por que solo sabía que en ese minuto el único encarado en otorgarme esa posibilidad sería Dios, así es, recuerden que en ese minuto yo cría mucho en él…
Un día jueves 10 de diciembre del año 1998 llega a la consulta en donde yo trabajaba una mujer, bajita, joven, vistiendo ropa muy sencilla y de palabras muy precisas. María Luisa, la Asistente Social y encargada desde ese día en adelante para mi, de darnos la felicidad que tanto anhelábamos.
Ingresamos a una sala en donde yo debía hacerle un examen de rutina antes que la viera la doctora, por lo que tuvimos alrededor de 10 minutos para conversar. Una conversación distendida, en donde dentro de todo lo que me preguntó una de las cosas más importante fue:
-Tienes Familia?, eres casada?, hijos?….. Hijos…… la palabra precisa que quería escuchar!
-Sí, soy casada, tengo una gran familia y no, no tengo hijos, soy infértil y no podré tenerlos.
– No has pensado en adoptar?
– La verdad es que si, lo pensé pero no funcionó, hoy ya no creo en la adopción.
(Debo aclarar que en el año 1995 me inscribí en varias fundaciones para la adopción, fundaciones que hasta el día de hoy 2018, jamás me han llamado)
Mira, me dijo ella, yo trabajo con niños en situación de abandono, si algo se te avisaré inmediatamente…..
Me avisará?? Me pregunté… bueno, que sea lo que Dios quiera.
Terminé de atenderla y pasó a la oficina de la doctora, Marcela me preguntó si habíamos conversado del tema, le respondí que sí pero que no me haría ninguna expectativa, ya había escuchado tanto eso antes, que para mí no era nuevo, solo había que esperar.
Al día siguiente, viernes 11 de diciembre me llama por teléfono María Luisa, a eso de las 19 horas y me informa lo siguiente:
– Hola Evelyn, soy María Luisa, ayer conversamos sobre el hijo que tanto anhelas, bueno, debo contarte que existe una gran posibilidad de que ese sueño se logre. Hay un niño, en un hospital que se encuentra en situación de abandono, tiene cuatro meses y puedes ir el día lunes próximo a conversar con el Asistente Social de ese hospital….
Me volví loca de emoción, pero de esa emoción de felicidad, la que hace que se te erice la piel….
-Si, si, si, siiiiiii, iré… por supuesto que lo haré…. Ella me interrumpió y me dice, – Evelyn, hay algo muy importante que debes saber antes, este niño no está bien, está muy enfermo, tiene cero posibilidad de vida, está tan enfermo que no sé si podrás hacerte cargo de él o si lo vas a querer.
Qué?, de que me estaba hablando?…. por supuesto que no me importaba eso, si Dios nos había cruzado a Marcela, María Luisa, Lukitas y yo, por algo era…
-Por supuesto que iré, no me importa si está enfermo, no me importa si es rubio o moreno, si tiene uno o 5 años, no me importa si está sano o muy enfermo, por algo has sido la conexión para que nos encontremos…
Fue un fin de semana de mucha impaciencia, pensando en su carita, en lo que vería, como estaría y que sucedería. Conversé esta situación con el esposo que tenía en ese minuto y por supuesto que él no lo entendía, según él no quería que yo volviera a sufrir por nada y si no resultaba la adopción yo me pondría mal nuevamente… pero algo me decía que él era para mí y yo para él, por lo que mi respuesta fue corta y directa…
– Te subes al mismo vuelo conmigo y hacemos este viaje juntos o lo haré sola…
Llegó el tan anhelado día lunes, 14 de diciembre de 1998, 5:30 am y yo ya estaba fuera del hospital esperando poder entrar. A las 7:30 de la mañana llegó Mauricio, el Asistente Social del hospital donde se encontraba Lukitas, golpeé la puerta, abrí, entre y me presenté…. Mauricio era un lolito, creo que hace poco se había recibido, tenía una cara dulce y mirada muy penetrante, conversamos largo rato, exactamente 3 horas, me contó absolutamente todo del niño.
“Nació de 27 semanas, tiene un síndrome convulsivo, apnea del sueño, epilepsia, derrame interventricular en el costado derecho de su cerebro, lo que le provocó un retraso motor y neurológico en el lado izquierdo de su cuerpo, osteopenia, enterocolitis necrotizante operada dos veces, hace repetidas septicemias, hidrocefalia, problemas al corazón, pulmones y estómago, sus posibilidades de vida son absolutamente nulas, si llega a vivir solo será un mes o dos, ya lo han desahuciado dos veces y lo peor de todo es que tú eres solo una niña que no se si se podrá hacer cargo de él”…. (Yo tenía 25 años de edad)
– Solo le diré una cosa, no tengo la posibilidad de ser madre de vientre, tuve una pérdida de una posible adopción, deje de creer en Dios y me reencontré con él nuevamente, si estoy aquí hoy es por algo, y repetí lo mismo que a María Luisa, No me importa si es rubio o moreno, no me importa si es recién nacido o más crecido, no me importa si está enfermo o sano, solo sé que él es mi hijo y por algo estoy aquí, y si debe morir prefiero que lo haga teniendo una madre que de seguro lo llenará de amor a que este solo como ahora y nadie quien pueda ofrecerle una vida mejor.
– Me miro detenidamente y me dijo….. – Vamos chiquilla, está claro que ese hijo es para ti y tu como madre eres para él!
No podía creerlo, pronto conocería a mi hijo, por fin nos veríamos por primera vez, por fin tendríamos esa tan esperada cita junto a mi primer amor.
Caminamos por largos pasillos del hospital, hasta llegar a una sala, en ella habían 8 cunitas con un bebé en cada una de ellas, me recibe el doctor de esa sala y me hace acercarme a un lavado para asear mis manos, mientras estoy en eso, giro mi cabeza y comienzo a mirar las cunas, sin querer me detengo en una de ellas, observo al niño que estaba ahí, estaba enyesado y mirando hacia la nada….
Se acerca el Asistente social y le digo… -Que bello es él, apuntando esta cuna que me había dejado sin habla….. “Él es tu hijo Evelyn, él es a quien viniste a conocer”……wuouuuuu, no podía creerlo, él? él era mi hijo? ese pequeño que robo mi atención, sin saberlo y sin pensarlo, era mi hijo, mi primer hijo, el primer amor de mi vida y dueño de un pedacito de mi corazón….
Sentí una tremenda emoción, ganas de gritarle al mundo entero que ya era mamá, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez eran lágrimas de alegría y máxima felicidad.
Me acerque a su cunita, lo miré, lo tomé en mis brazos y al oído le dije en voz baja….
“Hola, dios me ha llamado y me dijo que tú estarías aquí, esperando por mi…. Esperé mucho tu llegada, desde hoy te amaré, te cuidaré y te entregaré todo lo que mereces para ser feliz…. Mi nombre es Mamá y aquí estaré para ti mi amado Lukitas……
Te amaré por siempre hijo mio…
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