Ella desplaza sus pies sobre la arena, acompañada por un olor sutil que caracteriza a la costa en cada esquina del mundo. Este olor, la acompaña en su recorrido por cada playa en distintas épocas de su vida con un solo objetivo: seleccionar conchas marinas.
Mueve la arena y mira a cada una de manera cuidadosa, ambos ojos centrados en la gran variedad de conchas exhibidas frente a ella. No puede escuchar, ni oler, ni sentir, solo observa este gran espectáculo. Hasta que elige una, por sus colores; colores con brillo y contraste. Elige otra, por su forma peculiar que le llama la atención y finalmente, elige una tercera, por lo suave y reconfortante que se siente al tacto.
Cada una de estas conchas tiene su propia historia, han recorrido bahías a lo largo del mundo, han vivido sumergidas en lo más profundo del océano y han fluido con el ir y venir de las olas. A pesar de que vivieron separadas por tanto tiempo, a kilómetros de distancia y en bahías que no se conocen entre sí, hoy se encuentran en un solo lugar y son parte de una misma colección; su colección marina.

OPINIONES Y COMENTARIOS