El ser en el vacío.

   Seguramente todos nos hemos topado con ese momento en la vida en el cual estamos cansados, si, cansados. Cansados de nuestra misma existencia la cual parece un desgaste innecesario de oxígeno, y, genera un vacío particular en nuestro corazón. Algunos siguen adelante con ese vacío, otros simplemente se rinden. El suicidio para algunos es la salida “fácil” a todos esos problemas, pero requiere de la misma fuerza mental de esos dispuestos a continuar.

   Una vez escuché la frase: “el único pecado que Dios no perdona es la blasfemia contra el espíritu santo” y me causó curiosidad a partir de ese momento pensando en ¿Cómo un ser divino de cualidades perfectas podría caer en algo tan egocentrista? por así decirlo. Y es que, piensen un poco, como humanos que somos, somos brillantes en muchos aspectos que nos llevaron al tope de la cadena evolutiva, se analizó la gravedad, se implementaron nuevos sistemas de transporte, se llegó al espacio exterior, se pisó la luna y elaboramos sistemas de comunicación tan eficaces que con un toque de dedo tenemos cualquier información. Creamos y hacemos como queremos. Todo lo anterior nos lleva a la deducción de que la humanidad cree en lo que ve y es demostrado. Nos es difícil creer en lo que no vemos, y, precisamente por esto, ¿no debería saber eso el mismísimo ser de la creación? ¿Cómo es imperdonable algo que se nos da por naturaleza? Incluso, es hasta temible cuando lees: “dios creó al hombre a su imagen y semejanza.” ¿dobles morales con carácter divino?

Esto, más que ser una historia de humanos “blasfemos” en general, es un pequeño escrito, una carta de amor y de valor a la vida, cuyas palabras han sido materializadas por un ser que estuvo en un gran abismo.

   Estando al borde de ese gran abismo, vi la luz a mis espaldas y recordé las palabras del gran poeta y filósofo Friedrich Nietzsche el cual advertía: “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.” Tal vez era yo en mi ignorancia mal interpretando su mensaje, pero si, ahí estaba, contemplando el fin de todo, aquel agujero de infinito negro devorando todo y al mismo tiempo mirando en lo más profundo de mí. Mis decisiones me trajeron acá pensé y por un segundo lamenté haber tenido que llegar a ese punto para conseguir mis respuestas, Y es que muchas veces, nuestras acciones son el motivo de nuestros peores lamentos.

   En ese interminable vacío, llamaba a Dios esperando algún tipo de respuesta o alguna manifestación de su existencia. ¡Yo solo quería respuestas! Las he buscado durante todo eso a lo que alguna vez llamé vida, pero solo el vacío respondía, con un sonido como de viento en altamar. Mientras más lo veía, más quería saltar hacia él, hasta el punto de que se sentía como una necesidad, algo que se anheló desde siempre.

   Parte de mí tenía la certeza de que, en el interior de ese agujero, no había nada, excepto una paz profunda, la paz que tanto anhelé en los momentos en los que todo se iba de mis manos, en esos momentos en los que lleno de terror entendía que la mayoría de individuos que te cruzas a lo largo de tu existencia están por mera conveniencia y que jamás harían lo que tu harías por ellos.

   Es ahí cuando entiendes que los buenos de corazón no serán y jamás fueron tratados de forma especial por ser “buenos.” A fin de cuentas, la humanidad sigue siendo una raza animal y cada individuo vela por su supervivencia y bienestar ¡cueste lo que cueste! ̶ Que mundo triste ̶ dije mientras caía a la obscuridad definitiva, cuando una profunda voz respondió con una entonación perfecta y educada: “podemos charlar lo que gustes, antes de que llegues al final del vacío.” ¡Mi impresión era evidente!

̶ ¿Dios?̶ Pregunté.

̶̶̶̶̶ Puedo ser lo que quieras que sea ̶ dijo con voz muy serena.

̶ ¿Qué pasa cuando llegue al fondo del agujero?̶ pregunté muy inquieto.

̶ Es una experiencia distinta para cada uno, el agujero representa una posibilidad de terminar todo o comenzar de nuevo, pero nunca de continuar con tu actual ser ̶ sonaban a palabras de alguien que sabía todo.

̶ ¿Eres un ser todo poderoso? ̶ pregunté tajante.

̶ En este momento soy capaz de responder todo, adoptar cualquier forma que gustes, o quedarme como una voz, pero, este espacio en donde estamos no lo controlo, fuera de acá, soy nada ̶ me dijo con voz firme.

̶ Entonces no existe un Dios ̶ dije a medida que caía con mayor velocidad.

̶ Suenas aliviado de que no exista ̶ dijo con voz inquisitiva.

̶ Realmente no me hubiera gustado toparme con Dios y ver que era real, principalmente por el desencanto de saber que algo tan poderoso existía y aun así la humanidad está en caos. No consigo lógico que existiendo tal ser, exista tanta miseria ̶ comenté con una cara inmutable.

̶ Pues no existe tal entidad capaz de controlar todo y hacer el bien por todos, después de todo, el bien y el mal son márgenes que la humanidad inventó. Pregúntale a un tigre si está bien matar a un venado para comer y este no sabrá de que hablas. Cada locación, cada persona y cada vida están sujetas a distintos tipos de parámetros que afectan drásticamente su existencia, pero la humanidad es experta en dramatizar el bien y el mal. Si en cualquier país del mundo hay guerra, hambruna y muerte, es más fácil culpar a un Dios o un Demonio que a los humanos. Simplemente el hombre no acepta que las decisiones pequeñas o grandes, afectan de una u otra forma a su entorno. El individualismo jamás dejará en paz a la humanidad. Pocos son los que realmente empatizan con su entorno. Tú te cansaste de empatizar, y valorar a las personas por lo que son, y acá estás. Ahora bien, el mundo tiene suficientes personas dispuestas a pisar a otro para su beneficio, en esta caída al abismo, estás dejando de aportar algo constructivo por un individualismo, no estarías siendo muy distinto de esos que reprochas si niegas tu esencia a los demás ̶ dijo de forma muy asertiva.

  ̶ Si salgo de este espacio, ¿podré salir con todo lo que ya sé? ̶ pregunté con cierta culpa.

  ̶ Salir de acá ya es imposible, te atreviste a lanzarte sin miramientos, el vacío es un punto sin retorno. El entorno que conociste, se verá afectado por tu ausencia, las personas, las plantas, tu perro, todo aquello que alguna vez se familiarizó contigo notará que ya no estás. Aunque, eso no quiere decir que sus vidas no sigan adelante. Incluso, algunos se alegrarán de que no estarás más, a ciertas personas no les agradan los de gran corazón, pero, eso ya lo sabes, por eso estás acá. Sin embargo, así pasa con todos, no es personal ̶ dijo en voz alentadora.   ̶ Me dijiste que era distinto en el vacío para cada uno, terminar todo o comenzar de nuevo, ¿Cómo elijo la opción que deseo? ̶ pregunté nervioso.

  ̶ Lamentablemente, tú no tienes el poder de elegir terminar o comenzar de nuevo. Verás, la vida actúa como un ciclo, y todo lo que alguna vez se relacionó contigo incluyendo plantas y animales, tiene el poder de hacer que desaparezcas por siempre, o que vuelvas a ver la luz. Si vives, jamás recordarás nada de esto ni de tu actual y ya tenue vida, y nacerás en un entorno completamente al azar, ya sea como humano, animal o planta, en definitiva, todas las vidas son iguales. Y si desapareces no habrá absolutamente nada, no sentirás nada. Ya estas llegando a lo más profundo, tu existencia como la conoces acaba ahora. ¡Suerte! ̶ dijo la voz en tono de despedida.

   Ahí estaba yo, en un estado de conciencia plena, al tanto de que mi existencia como la conocía, irremediablemente desaparecería, pensando en todo lo bueno y malo que pasé y hasta arrepentido, recordando las palabras de Haruki Murakami: ¿“acaso existe un anhelo humano más triste que desear una segunda oportunidad en algo”? que sabias palabras, las sentía como propias, deseando una segunda oportunidad con mi culminante forma existencial. Después de todo, los humanos son contradictorios y tienen esa tendencia de apegarse incluso a lo que no se ama. Anhelamos lo que no podemos poseer e ignoramos lo que tenemos. Un llanto inevitable y desolado.

   Escribí esto mientras caía a las profundidades de lo desconocido, si sienten que no pueden más, recuerden que no están obligados a luchar, pero las mejores victorias vienen de las batallas más sufridas. Están leyendo las palabras de lo que ahora podría ser cualquier ser vivo o la mismísima nada.

Autor: Josephgard nieves.

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