El precio de ser un Monstruo.

Mi nombre es Stella Panteón, soy una famosa psicóloga, me han buscado de todos los mundos, para ayudarlos en asuntos pendientes, conflictos sin resolver o poder entender el por que de su situación.   

Una de las tantas noches que me encontraba sentada en el sillón del despacho viendo como la lluvia caía sobre la ciudad, tocaron la puerta la cuál me saco de mi divagación habitual de los viernes. Con asombro y agitación di paso a la persona que se encontraba al otro lado.

Era un tipo alto muy delgado y blanco como la nieve sus ojos eran color rojo sangre y una sonrisa encantadora de la cuál sobresalía unos delicados y finos colmillos, se disculpo por el susto.

Drácula se sentó en el Diván contándome que lo traía a mi oficina.

Su primer desahogó fue el por que no le gustaba ser un vampiro, no puedo dormir, no puedo salir al sol, no puedo enamorarme sin querer probar la sangre de quién me da su cariño, ligado a este venia su tormento de no sentir el latido de su corazón al ver llegar esa persona especial, que duda muchas veces de si era amor o desesperación por la sed a sangre.

Confeso que su fama no solo le hizo aislarse en su castillo, también su freno de ya no querer sangre humana ha hecho que sus días pasen solitarios.

Él solo quería amar, quería sentir calor y quería sobre todas las cosas dejar de matar a sus amantes.