Rescatado es este bello vestigio familiar,
Su nombre es Josephine March;
De ultramar llegó, a una vetusta realidad
Al cobijo familiar, hace más de cien años atrás;
Nos ha hecho parte de una identidad,
Por cuatro generaciones nos ha dado unidad,
nos ha llenado de dicha, anacronismo y complicidad.
Este inherte ser, siendo su emblema la puerilidad,
nos puede brindar en momentos de tristeza y soledad,
tantos sueños y recuerdos de otrora, de otra verdad,
trayéndonos nuevamente serenidad y jovialidad.
Su mortecina composición, su misteriosa beldad
Nos hace sentir una vez más la suavidad
de la hogareña reunión y su acogedora simplicidad,
contemplar el desfile del pasado fantasmal con su severidad,
su espectral majestuosidad y su solemnidad.
¡Oh, venerable pedacito de historia y creatividad!
¡Tú no estás hecha para la mortalidad!
Por siempre nos acompañarás,
Pues tu deber has cumplido ya:
a las distantes almas darles unidad,
Guardando en tu cuerpecito los pedazos irrealidad,
¡Y las generaciones que faltan por traerles felicidad!
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