Sentimientos de soledad

Las palabras con promesas inalcanzables no eran suficientes para calmar el dolor de su ya profundamente enterrada alma. Los gritos de auxilio se volvían mudos ante la irradiante sombra de silencio. La desesperación se adueño de él cual garrapata succionando sangre. Los radiantes ojos que lo caracterizaban se volvieron vacíos y sombríos. Sin señales de vida, su cuerpo, desolado y lleno de amargura se desplomó en el suelo. 

¿Era ésta la sensación de la muerte? ¿Acaso la tan afamada pacífica y apacible muerte era en realidad el saber que, vida tras vida no fue más que otro ser en el montón y que todo el sufrimiento y el dolor son lo único permanente en la inútil vida? ¿Era acaso la melodía de un alma perdida que desesperada por salir de su prisión provoca dolor y sufrimiento hasta el punto de la locura? ¿Era simplemente la maldición de ser perseguido por otra alma en son de venganza que lo atormenta solo por el placer de ver sus ojos vacíos y su cuerpo inmóvil cubierto de amargura?

Pero no, la muerte no estaba presente en ese momento. Era la soledad, la triste y cruel soledad golpeando su cabeza en busca de algo más que ella misma.

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